Una localidad italiana ha generado revuelo al decidir reservar plazas de aparcamiento para las mujeres embarazadas o con bebés, con la condición de que vivan en pareja con un hombre y sean ciudadanas de la Unión Europea, suscitando una ola de indignación que ha obligado a su alcalde a dar marcha atrás. El propósito del reglamento de Pontida, un pueblo de 3.000 habitantes situado cerca de Bérgamo (en Lombardía, al Norte del país), era mejorar el bienestar de las mujeres embarazadas o las madres de bebés. Pero un artículo del texto precisa que las tarjetas de gratuidad que permiten estacionar en esas plazas solo se concederán a las mujeres «que pertenezcan a un núcleo familiar natural, de nacionalidad italiana o ciudadanas de un país miembro de la Unión Europea». Unos criterios que excluyen por tanto a las mujeres solteras, homosexuales u originarias de países extracomunitarios, y que han suscitado mucha indignación en Italia.