Fútbol en era Trump
Ser sin fútbol es la nada y lo más parecido a un contradiós. Ser sin fútbol contraviene las más elementales normas de civismo y convivencia y hasta de decencia. Un domingo sin transistor y sin bengalas es un domingo perdido. Podíamos hacer de los domingos sin fútbol una magdalena proustiana, y recordar y recordarnos en ese domingo sin fútbol donde echamos a perder el matrimonio por empezar a hablar del Romanticismo alemán. A la clase media sólo nos queda embravarnos con unas siglas que no son siglas, sino rayas: rayas en la elástica, en el césped, en el agua. El fútbol y Pepe Domingo existen para mantener en el domingo esa conciencia de lunes que diría el poeta Gil de Biedma. Me decía el otro día el gran Manuel Alcántara que el boxeo es el único deporte al que no se juega: yo le respondí que a quien se evade del fútbol, todo lo humano le viene siendo ajeno.