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'Final Fantasy XVI', el videojuego estrella del verano: más acción y menos rol

Esta vez disfrutamos de una ambientación medieval en las tierras de Valisthea. No hay dos juegos iguales en esta saga

‘Final Fantasy XVI’, el videojuego estrella del verano: más acción y menos rol

Imagen del videojuego 'Final Fantasy'.

Si hay una franquicia favorita para las legiones de fans del manga y de los juegos de rol, esa es Final Fantasy. El juego empezó siendo un ejemplo de lo que era gestionar objetos, conseguir pociones de todas las clases y enfrentarse en grupo a temibles enemigos en batallas por turnos. Las primeras entregas con vista cenital nos presentaban personajes cabezones, todo empezó en 1987 y se ha convertido en la tercera franquicia más larga de la historia.

Esa es la razón por la que los fans tienen sus entregas preferidas guardadas en la memoria y cada lanzamiento lo viven como si no hubiera un mañana. Unos se enamoraron de la jugabilidad rolera que ofrecía, otros de los ricos y largos argumentos, y también hay quien quedó prendado de los intensos combates por turnos y de las gestiones que debíamos hacer con el grupo de personajes en la batalla.

Horas y horas de jugabilidad que han convertido a Final Fantasy en un juego en constante evolución. La última entrega nos ofrecía un argumento calcado al resto, lucha de reinos por la supervivencia con un grupo de héroes y sus propias historias. Pero la ambientación nos trasladaba a una época moderna en donde los personajes conducían un coche descapotable.

Esta vez disfrutamos de una ambientación medieval en las tierras de Valisthea. Y es que no hay dos juegos iguales de Final Fantasy. Recuerdo que cuando probé mi favorito, el número 10, llegué a pensar que solo le faltaba que las batallas fuesen en tiempo real para darle un poco más de acción a la jugabilidad y no tener que estar esperando por turnos el desenlace ante el enemigo. Ahora que llega la acción a la superficie, la mitad de los fans se quejan. Para gustos los colores.

Poco a poco ha ido modernizándose con los tiempos, en primer lugar, gráficamente. Porque de lo que no hay duda es de que sus cinemáticas a lo largo de los años han sido lo mejor que la industria nos ha podido ofrecer. Esos grandiosos escenarios, los efectos especiales, los diseños de los personajes y hasta el movimiento de sus cabellos nos dejaron con la boca abierta en multitud de ocasiones. También los diseños para la ropa de los personajes y sus armas.

Pues bien, para esta última entrega, la 16, el productor Naoki Yoshida invitó a su equipo a que antes de ponerse manos a la obra con el desarrollo del juego se empapasen bien de la popular serie Juego de tronos. El resultado se nota en una trama llena de luchas de poder y de clases.  Y, por supuesto, destila emoción a raudales con giros inesperados en un guión digno, como ya hemos dicho, de Juego de tronos, con hasta momentos eróticos.

La tierra de Valisthea está enfrentada, la magia es fundamental para la supervivencia y los cristales madre escasean. Los diversos reinos están en lucha por sus poderes mágicos y cada uno de ellos posee un Eikon. Algunos personajes tienen la capacidad de invocar poderes de grandes bestias y titanes denominados Eikons. Otros personajes denominados «dominantes» son capaces de invocarles directamente.

Por ejemplo, Joshua, hermano pequeño del protagonista, Clive, es dominante ni más ni menos que del Fénix. Se viven curiosas batallas aéreas con él con una mira para disparar en el momento justo. Los dos son hijos del archiduque Elwin. Pero la aventura gira en torno a Clive en tres momentos diferentes de su vida. Además de ser ayudado en algunas contiendas por otros luchadores expertos con la espada, es acompañado por un fiel perro lobo llamado «Torgal».

Momentos épicos llenos de efectos especiales

A medida que la aventura avanza, Clive va adquiriendo habilidades de los Eikons que podremos ir eligiendo para enfrentarnos a los más temibles enemigos. Y ahí es donde está la polémica, porque la acción es superlativa y nos traslada a momentos épicos llenos de efectos especiales y lucha frenética enriquecida por una banda sonora mayúscula. Más cerca de los mitológicos enfrentamientos de Kratos o de los demoniacos combates de Devil May Cry, de hecho, participa Riota Suzuki, el creador de los combates de DMC5. Y, si a ello le sumamos la importancia que tiene la esquiva en el momento justo para no ser dañados, las referencias a los juegos de acción y supervivencia están justificadas.

Otra cosa es que los fans se quejen de esto. Hay diversidad de opiniones, algunos incluso dicen que la franquicia se ha convertido en un machaca botones por la intensidad de las batallas dejando de lado el rol. No olvidemos que muchos de esos seguidores de la franquicia son amantes de los combates por turnos. Pero por lo que no paso es que sigan incluyendo las cifras de puntuación de daño en cada golpe; se comprende en un combate por turnos, pero en uno en tiempo real solo sirven para restar visibilidad. 

De lo que no cabe duda es de que Final Fantasy XVI es un juegazo para pasar largas horas buceando en su argumento y echándonos en cara algunos jefes finales conocidos como el Molbol (que recuerda a la planta carnívora de la tienda de los horrores) u otros verdaderamente cansinos. Nos podemos decantar por el modo acción sin ayudas y el modo historia, para más adelante encontrarnos con dos modos más para disfrutar de determinadas partes del juego, el modo desafío y el modo fase dependiendo de si queremos usar todas las habilidades adquiridas o sufrir limitaciones.

El juego es exclusivo de PlayStation 5 y sin ninguna duda será uno de los candidatos al Gotty por parte de Sony. Ha cosechado tres millones de ventas en la primera semana.

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