'Alan Wake 2': un videojuego de terror psicológico para celebrar el Día de los Difuntos
El juego se torna imprescindible para los amantes de los ‘survival horror’ y es un firme candidato a juego del año
Más de 12 años es un tiempo suficientemente amplio como para que el resultado sea todo lo bueno que los aficionados esperaban. Y, sin duda alguna, la segunda parte del videojuego Alan Wake tiene el regusto de una misteriosa y enorme historia que deja a la primera como mero aperitivo.
Sus creadores, el estudio finlandés Remedy, han ido a lo seguro y ya lo creo que lo han conseguido. Un estudio que cuenta entre sus trabajos con un legendario Max Payne que dejó en 2001 su impronta en la industria con innovaciones como el denominado ‘tiempo bala’, la ralentización del movimiento para ver en cámara lenta cómo la bala disparada con nuestra arma impactaba en el enemigo.
Sí, estamos hartos de verlo en juegos como Sniper Elite, entre otros, pero fue el agente Payne el primero en ofrecernos esa habilidad visual. Por cierto, el rostro de Max Payne lo volveremos a ver en esta segunda parte encarnando al detective del FBI Alex Casey, y es que el director creativo de Remedy Sam Lake se camea como Stan Lee en las películas.
Ya descubrimos en la primera parte de esta historia la aventura del escritor buscando a su esposa Alice, desaparecida en extrañas circunstancias. Se trata de una aventura en tercera persona, que nos trasladaba al bosque siniestro de Bright Falls para investigar el paradero de nuestra pareja, armados simplemente con una linterna que al final se convertía en el arma imprescindible para luchar con los espectros de la zona oscura.
Lo misterioso de la historia es cómo Alan ha de escribirla conforme se van sucediendo los acontecimientos que va inventando. Lo que no tiene claro es cómo podrá escapar él mismo del siniestro paradero. Se revela como un mal sueño, sucesos inexplicables que deberíamos entender conforme vamos investigando. Se produce un desdoblamiento entre la dimensión real y otra relacionada directamente con el Averno, algo que se escapa a nuestro entendimiento.
En Carretera perdida, David Lynch juega con la protagonista, situando a un misterioso personaje de la trama en su habitación mientras duerme, para luego mandarle un vídeo demostrativo del momento. Es una trama que indiscutiblemente nos atrapa por lo misterioso e inexplicable. Eso es lo que encontramos en Alan Wake 2, desdoblando las dimensiones gracias a la incursión en el juego del otro personaje protagonista, la detective Saga Anderson, cuya aventura también disfrutaremos a golpe de botón cuando deseemos. Mientras Saga investiga en Bright Falls, Alan se rebana la cabeza en Nueva York.
El principio del juego nos pone en la piel de un desnudo individuo que intenta escapar de un lago situado en el misterioso bosque denominado Cauldron lake, que tiene una curiosa forma de caldero y un terrorífico enigma sobre su construcción: «El lago que no es un lago». El individuo es perseguido por una banda de asesinos que no paran hasta darle caza, anclarle a una mesa de madera y efectuar un macabro ritual sangriento sacándole el corazón. La historia empieza como si se tratase de una película, con el plantel de créditos protagonizando las primeras imágenes.
Vamos abriendo boca y situando a la detective protagonista y a su compañero en medio de la investigación. ¿Cómo? Recopilando pruebas, interrogando y recorriendo el lugar del crimen. El trabajo de recreación de los escenarios tanto en interiores como al aire libre es excelente, de película. A medida que vayamos encontrando pruebas, las plasmaremos en un mural, una especie de tablero de investigación para analizar las pistas. Cada uno de los dos protagonistas dispone de uno en sus residencias respectivas y podrá acceder a él en cualquier momento de la aventura, teniendo en cuenta que los momentos de peligro no se interrumpen si queremos consultar el mural durante la acción.
En esta segunda parte, los enemigos no son nada fáciles de derrotar y hay variedad: poseídos, bestiajos con motosierra, asesinos con careta de cerdo y cuernos de ciervo e incluso pájaros nos atacarán en cualquier momento. Gracias a la linterna y a su luz, podremos debilitar el poder del contrincante y facilitar su remate con la escopeta, la pistola o la ballesta dependiendo del arma que poseamos.
Algo fundamental para salir airoso de los combates, sobre todo en la oscuridad de la noche, neoyorquina en el caso de Alan, es hacer acopio de munición y batería para la linterna gestionando muy bien su uso, tener buen pulso para rematar de un tiro en la cabeza al enemigo, que no cae fácilmente y tiene munición infinita, y tener los arrestos suficientes para efectuar esquivas ante los ataques. Unas esquivas, por cierto, muy bien implementadas en los movimientos de los personajes.
No faltan puzzles, como las combinaciones para abrir los candados que cierran algunas cajas de herramientas desperdigadas por los escenarios y en cuyo interior podremos encontrar armas y munición. Además, con suerte hallaremos algunos manuscritos estratégicamente escondidos que al coleccionarse nos facilitarán mejoras para las armas: disparo automático, aumento de la capacidad del cargador o posibilidad de duplicar los tiros a la cabeza del enemigo.
Sin duda, puede ser el survival horror más variado de los últimos años, con momentos tan exóticos como la comparecencia del famoso escritor Alan Wake en el late night show del momento. Hay momentos de tensión, terror y otros para la reflexión y la investigación, con dos protagonistas en atmósferas diferentes pero unidos misteriosamente por sucesos incomprensibles. Es un juego que se torna imprescindible para los amantes de los survival horror y se convierte por mérito propio en un firme candidato a juego del año, teniendo en cuenta la dificultad que va a tener enfrentándose a la gran cantidad de buenos títulos que 2023 nos está ofreciendo.
Alan Wake 2 está disponible para Xbox series, PlayStation 5 y PC.