Relacionan el desarrollo de cáncer con este alimento típico en los desayunos de los hoteles
Los bufets libres de los hoteles ofrecen una gran variedad de alimentos, pero no todos ellos son saludables
Hay muchas rutinas en las comidas que, aunque se cree que son beneficiosas y saludables, la realidad es todo lo contrario. Un ejemplo de esto es el zumo de naranja como bebida en los desayunos: lo único que guarda en común con la fruta entera es el sabor y, además, es una bomba de azúcar. Pero hay otro fallo que suele ocurrir en los desayunos: el bacon.
Este alimento es común no solo en los desayunos en casa, sino también en los bufets de los hoteles. Es normal que el desayuno sea una comida contundente, después de siete u ocho horas sin haber comido nada. Algunos de los clásicos son el café o el té para despertarse, acompañado de algo sólido como una tostada o unos huevos revueltos.
De hecho, este último tipo de desayuno es muy común en el resto de Europa, aunque en muchas ocasiones el bacon suele sustituirse por otro tipo de embutido. Sin embargo, sigue siendo una carne procesada y, por tanto, es de todo menos saludable.
Los riesgos de comer carne procesada
Consumir alimentos o carnes ultraprocesadas, como destaca un nuevo estudio analizado por El Español, está vinculado a un riesgo mayor de padecer cáncer de colon. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que la carne procesada tenía «evidencia suficiente» para poder asociarse con el cáncer en los seres humanos. Además, otras organizaciones como el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer recomiendan comer poca o ningún tipo de carne procesada, así como limitar el consumo de carne roja a tres porciones semanales.
Los científicos actuales son contundentes en este aspecto: consumir carne procesada aumenta el riesgo de padecer cáncer colorrectal, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en general. Así lo destaca el presidente del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, Frank Hu, en The New York Times.
En ese mismo artículo, la directora científica principal de Investigación Epidemiológica de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, Marji McCullough, señala que el principal problema con esta comida parece ser el procesamiento de este tipo de alimento. Al conservarlo o curarlo con nitratos y nitritos pueden aparecer sustancias químicas cancerígenas en los alimentos, contribuyendo de esta forma al riesgo de padecer cáncer.
Otra posible variable es la relacionada con la cocción a altas temperaturas. Esto puede provocar la formación de carcinógenos adicionales, como ocurre en la parrilla o la sartén. Además, este tipo de carne suele tener un alto contenido de sodio, que a su vez está vinculado con la aparición de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Entre las carnes procesadas están los embutidos, las salchichas, el tocino y el bacon. Este último alimento lleva años en el punto de mira y ha sido protagonista de múltiples investigaciones para intentar conocer los efectos de su consumo en el largo plazo.
Concretamente, un estudio liderado por la Universidad de Oxford y que ha respaldado la organización Cancer Research UK (CRUK) reveló que la carne procesada supone un mayor riesgo para la salud que la carne roja. Este mismo estudio vincula el consumo de este alimento con un aumento de las probabilidades de sufrir cáncer colorrectal de hasta un 20% por cada 25 gramos de carne procesada al día, y de un 19% por cada 50 gramos de carne roja.
Eliminar el bacon en el desayuno
Aparte de los ya mencionados, el bacon presenta otra serie de problemas. Uno de ellos es que hasta un 40% de su composición son grasas saturadas, las cuales están vinculadas a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiacas. Por ejemplo, algunos estudios como el que han llevado a cabo los científicos de la Universidad de California, EE. UU., han mostrado de forma detallada que las dietas ricas en grasas saturadas pueden llegar a provocar una cascada molecular de eventos que deriven en cáncer intestinal y de colon.
Concretamente, conforme los alimentos se descomponen y atraviesan el intestino, estos interactúan con las células madre intestinales (ISC) que están alojados en los órganos. Los científicos creen que estas células son la vía de entrada que coordina la formación de tumores intestinales cuando se adaptan a dietas ricas en grasas, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer.
Esto es porque las células son capaces de detectar el alto contenido en grasas de los alimentos, en un proceso que todavía es objeto de estudio. Por ello, como explica la nutricionista-dietista Rosa López, hay que eliminar estos alimentos de la primera comida del día: «Lo primero que les digo a mis pacientes es que se olviden de desayunar bacon o salchichas y que lo cambien por piezas de fruta. Que se sacien con ellas, ya que como además de cifra, tienen un alto contenido en agua, son saciantes».