THE OBJECTIVE
Cultura

Hergé, mucho más que el creador de Tintín

Una gran exposición en Madrid permite conocer a fondo a Georges Remi, padre del cómic europeo y figura clave de la publicidad y las artes plásticas

Hergé, mucho más que el creador de Tintín

Material gráfico de la exposición de Hergé en Madrid. | Cedida.

Puede que como periodista no brillara demasiado: viajó por diferentes partes del mundo pero apenas le hemos visto redactando una noticia o escribiendo un reportaje. Sin embargo, Tintín se ha ganado el cariño de varias generaciones de lectores desde que sus aventuras desembarcaron en España. Aunque la llegada del aventurero de tupé pelirrojo fuera tímida en sus inicios, su popularidad ha trascendido las viñetas y se ha colado en el mercado con cifras de ventas que rozan los tres millones de euros, como es el caso de la portada original de El loto azul.

Aquellos primeros lectores de Tintín comparten ahora afición y lectura con sus hijos e incluso con sus nietos. No cabe duda de que los 24 volúmenes de los que se compone la serie Las aventuras de Tintín, cuyas ventas superan los 250 millones de ejemplares en más de 128 idiomas, es su gran obra maestra, pero Georges Remi, su nombre real, considerado el padre del cómic europeo, es mucho más que el autor de este reportero. Precisamente a esa otra obra se consagra Hergé. The Exhibition, exposición que reúne en el Círculo de Bellas Artes más de 300 objetos entre páginas originales, dibujos, pruebas de impresión, maquetas y obras de arte contemporáneo que él mismo coleccionó o incluso pintó. 

Sin duda, todas las generaciones de tintinófilos tienen una cita en las plantas baja y primera del edificio hasta el próximo 19 de febrero. De hecho, una pintura en la escalinata del Círculo que reproduce la entrada a la casa del entrañable Capitán Haddock, da la bienvenida al visitante.

La exposición sobre Hergé y Tintín.

Georges Remi, un artista total

Hergè no solo fue un dibujante de cómic, sino una figura fundamental en la publicidad, la prensa, la producción y las artes plásticas. Además, cuenta con una faceta coleccionista y otra cinéfila. Sin embargo, muchos aún desconocen estas otras caras del autor que dio vida a personajes como Milú, el citado Capitán Haddock, el profesor Tornasol o Bianca Castafiore. Aunque el grueso lo componen objetos relacionados con Tintín, esta muestra nos permite conocer a un autor autodidacta a través de otros personajes que creó o de sus incursiones en el mundo de la moda y la publicidad.

Entre todas las piezas procedentes del Musée Hergé, el único en toda Europa dedicado a un autor de cómic, destacan ilustraciones, planchas, primeras ediciones, bocetos, estudios y croquis preparatorios, maquetas, cartelería publicitaria, fotografías, esculturas, correspondencia y una selección de material audiovisual. En palabras del escritor y tintinólogo Joan Carlos Soldevilla, «Hergè es menos conocido que su gran personaje pero detrás de una gran obra siempre hay un gran artista y este es el gran descubrimiento de la exposición». 

«La exposición recoge también las influencias cinematográficas que marcaron al autor»

A lo largo del recorrido, dividido en ocho secciones, se muestra su trabajo en el estudio, su rigor, su metodología. Asistimos al proceso de creación de sus álbumes y viajamos al interior de sus viñetas para entender cómo cada una de ellas «es una declaración de principios y cada plano fruto de una larga reflexión», asegura Soldevilla. Por supuesto, la exposición no deja de lado las influencias cinematográficas que marcaron al autor en su niñez, cuando empezó creando obras en blanco y negro con una estética cercana a la gran pantalla, o su diálogo con el arte contemporáneo, del que fue tanto creador como consumidor. 

«Hergé tiene un gran talento no solo como dibujante sino como grafista innovador y como publicista moderno. Descubrimos que era autodidacta y cómo las aventuras de Tintín, publicadas por primera vez en 1929, tienen ecos, por ejemplo, del arte de Miró», destaca Soldevilla. En su personaje existe «una pulsión casi infantil y pura como en el pintor catalán: su rostro es un óvalo con dos círculos que son sus ojos y una nariz». Precisamente fue esa fascinación la que le llevó en los años 60 a pintar cuadros con marcada influencia de artistas como Modigliani, el propio Miró o Klee. 

La otra cara de la moneda, la coleccionista, llega con algunas obras de creadores como Lichtenstein, Fontana o Dalí, de quien se conserva un telegrama en el que el pintor surrealista celebraba los 50 años de Tintín, en una clara demostración de cómo Hergé fue permeable a vanguardias del siglo XX como la abstracción, el minimalismo o el pop art, cuyo máximo exponente, Warhol, llegó a retratarle. 

Tintín, un referente para varias generaciones

Tintín nace el 10 de enero de 1929 cuando el reportero y su fiel Milú toman un tren hacia el país de los Soviets. Le Petit Vingtième, el suplemento infantil y juvenil del diario Le Vingtième Siécle, fue donde se publicaron sus primeros ocho volúmenes que le llevaron por América, China o el Congo (historieta que recientemente le ha costado la etiqueta de racista). Después, sus aventuras empezaron a verse en Le Soir hasta que poco a poco se convirtieron en una tira diaria. 

En todas sus etapas Tintín encarna valores universales como el compañerismo, algo que Hergé aprendió siendo boy scout trasladó a su aventurero. Pero Tintín es más que un corazón puro: es un referente cultural a punto de cumplir los 100 años de vida que refleja temas universales con los que aún nos podemos sentir identificados.

La exposición sobre Hergé en Madrid.

Tintín y España

¡

Aunque en los años 30 en nuestro país se publicaron algunas ilustraciones y una plancha de Quick et Flupke, el trabajo de Hergé llega a España con continuidad a partir de 1958, aunque lo hace en un contexto complicado. «En los años 50 y 60 la valoración del lenguaje del cómic en nuestro país era escaso, era tratado como un mero entretenimiento para niños sin valor añadido. Además, su distribución se hacía en cuadernillos que costaban una peseta y Tintín llegó a las librerías en volúmenes de tapa dura a un precio de 60 pesetas. Era una propuesta arriesgada», indica Soldevilla.

Pero el mundo francófono entonces tenía una gran influencia en nuestro país y poco a poco va calando en el imaginario español hasta alcanzar un éxito notable. En 1964  sus viñetas se empiezan a traducir al catalán y «comienza a haber una expansión lenta pero irreversible del fenómeno Tintín». Ese proceso, asegura Soldevilla, «empieza a dar frutos en los años 80 -la época de mayor expansión del fenómeno- cuando los niños y niñas que lo habían leído empiezan a ser adultos. Esa generación de los 80 vive los años de la agitación tintinófila: se editan revistas y publicaciones, aparecen los primeros conatos de exposiciones y se inaugura, en 1984, una exposición en la Fundación Miró titulada El Museu imaginari de Tintín», recuerda el experto en el personaje. 

De hecho, «es en estos años cuando toda una generación de lectores se convierte en novelistas, artistas plásticos y cineastas en los que se aprecia su influencia. Por supuesto, la década de los 90 suponen los años de la consolidación de Tintín en nuestro país, cuando empieza la expansión con la aparición de asociaciones como Milú o  Mil Rayos», añade Soldevilla. El propio autor tenía claro que el cómic acabaría teniendo categoría de arte. Así lo expresaba nada menos que en una entrevista en 1969: «¿El cómic en el año 2000? Creo, espero, que (¡al fin!) habrá sido totalmente reconocido… que se convertirá en un medio de expresión en toda regla, como la literatura o el cine». Sin duda, Hergé tenía razón. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D