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'Aftersun': la revelación del año nos descubre a una directora indispensable, Charlotte Wells

La creadora de la película ‘indie’ de la que habla todo el mundo pertenece a una generación, la de Carla Simón, que no tiene miedo a visitar sus propios traumas

‘Aftersun’: la revelación del año nos descubre a una directora indispensable, Charlotte Wells

Detalle del cartel de 'Aftersun'. | Mubi

Charlotte Wells (Edimburgo, 1987) es todo un descubrimiento. Es la guionista y directora de Aftersun, la película indie de la que habla todo el mundo. Una cinta muy personal con tintes autobiográficos que ha recogido todo tipo de reconocimientos. Su ópera prima deslumbró en la pasada Semana de la Crítica del Festival de Cannes, donde se hizo con el French Touch Prize del Jurado, un premio de reciente creación, respaldado por una organización francesa dedicada a promover las industrias creativas y culturales. Aftersun es una película pequeñita que crece orgánicamente. Tanto es así, que ya es una de las grandes favoritas de cara a los próximos premios BAFTA del cine británico, en los que está en las prelistas de nominadas a Mejor película, Película británica destacada, Mejor debut o Mejor dirección, entre otros galardones. Ahí es nada.

Antes de entrar en quién es este descubrimiento del cine europeo, debemos admirar esta película en todo su esplendor. ¿De qué nos habla exactamente Aftersun? La película nos mete de lleno en unas vacaciones mediterráneas –puede ser Torremolinos, puede ser Turquía, que para el caso da igual– en las que un padre escocés, interpretado por Paul Mescal, y su hija de 11 años comparten tiempo juntos. Estamos en plena década de los 90, aunque realmente lo que vemos es un recuerdo. Quien recuerda es la hija, Sophie (Francesca Corio / Celia Rowlson-Hall como la Sophie adulta), que 20 años después de esas vacaciones rememora cada detalle del tiempo compartido con su padre y de aquel verano: desde cómo se untaban el uno al otro crema solar y aftersun hasta su primer beso con un chico que conoce en su destino vacacional.

Es difícil escribir una sinopsis y captar toda la esencia y la trascendencia de una película, pero más difícil es hacerlo con esta. No hay palabras suficientes para describir con exactitud lo que es Aftersun. Podría ser una película pequeñita, de emociones maniatadas, pero al final resulta ser una obra enorme. La cinta refleja una madurez inusual en un debut, algo que nos hace preguntarnos: ¿quién diablos es Charlotte Wells y por qué no sabíamos nada de ella hasta ahora?

La sorprendente mirada de Charlotte Wells

La mirada nostálgica de Sophie en Aftersun es la mirada de Charlotte Wells. Ella es esa niña que encarna de manera brillante otro gran descubrimiento que nos deja esta película, la actriz Francesca Corio (Livingston, Escocia, 2010). Cada detalle que, sin esfuerzo aparente, describe Wells en cada plano es como un viaje por nuestra propia memoria. Su mirada está llena de verdad.

Charlotte Wells recibe el premio a la Mejor Ópera Prima por ‘Aftersun’ en la gala de los National Board of Review Awards en Nueva York. | Foto: Reuters

Charlotte Wells no es una cineasta al uso. Aunque su interés por el cine y por contar historias despertó temprano, cuando apenas era una adolescente –al igual que Sophie, que a lo largo de la película va interesándose más y más por el uso de una pequeña videocámara casera–, su vida no parecía que estaba destinada a escribir y dirigir películas. No al principio. Se graduó en Artes Clásicas en el King’s College de Londres y luego hizo un Máster en Artes en la Universidad de Oxford. Sin embargo, terminó recalando en el mundo de las finanzas. Siempre con el cine merodeando por su cabeza, se postuló para el programa conjunto de posgrado en negocios y cine de la Universidad de Nueva York con la intención de convertirse en productora. Empezó en el mundo del corto y después llegó Aftersun. El resto de la historia está por escribirse.

Wells era una completa desconocida no solo para el gran público, sino también en el circuito indie. Su aparición en la Semana de la Crítica en Cannes fue como un tornado que pasa dejando todo descolocado a su alrededor. La crítica descubría entonces a una creadora que, con unos cuantos cortos y un largo pequeñito en su haber, ya era la voz indiscutible de una generación de jóvenes cineastas británicos. Nadie la vio venir, pero llegó con su Aftersun y dejó prendados a todos. «La película de Wells ondula y brilla como una piscina de misterio; la forma en que Wells captura el estado de ánimo y el momento, sin esforzarse nunca ni forzar el ritmo, me recordó a una joven Lucrecia Martel», llegó a escribir el reputado crítico de cine de The Guardian, Peter Bradshaw.

Aunque Aftersun tenga mucho de autobiográfico y haya tantas vivencias de la propia directora plasmadas en la película, también hay otro tanto de ficción en ella. Esa delgada línea que separa ambos mundos, la realidad y la ficción, no importa. No lo hace porque la película de Charlotte Wells es auténtica en todas sus formas. La confusión entre memoria y presente es palpable durante todo el metraje. Es desgarradora porque la vida lo es. Este drama paternofilial se queda impregnado en el espectador durante días, y eso no es nada fácil de conseguir. En la hora y media que dura la película no vemos nada más, no sentimos nada más. Como ya hizo una de las nuestras, Carla Simón, en Verano 1993 –Simón es solo un año mayor que Wells–, Aftersun logra atraparnos en la nostalgia de una década, la de los 90, y en el trauma, el de la infancia perdida. Una película imprescindible y una directora prometedora. Bienvenidos al mundo de Charlotte Wells.

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