'Las combatientes': Netflix destaca el papel de las mujeres en la Primera Guerra Mundial
Esta miniserie franco-belga está teniendo un éxito inesperado a nivel global en la plataforma de ‘streaming’
Imagen promocional de 'Las combatientes'. | Netflix
Las combatientes (en francés, Les combattantes) es la nueva miniserie de Netflix que tienes que ver. Esta coproducción franco-belga apareció primero en sus países de origen en septiembre de 2022, pero ahora empieza a ser todo un fenómeno global gracias a la difusión de la plataforma de streaming.
Esta ficción, creada por Camille Treiner y Cécile Lorne, nos mete de lleno en el año 1914, en la Francia rural, en pleno frente de la Gran Guerra. Los alemanes acechan, y los hombres franceses acuden a defender la República. Mientras tanto, las mujeres ocupan su lugar en fábricas, hospitales y en los hogares. Cuatro de esas mujeres son las elegidas para representar a todas aquellas ciudadanas anónimas que combatieron, a su manera, contra el enemigo.
Por un lado, tenemos a Suzanne Faure (Camille Lou), una joven enfermera que practica abortos clandestinos en el hospital de la Salpêtrière en París. Su último aborto termina mal y la policía la persigue, por lo que Suzanne intenta escapar hacia Suiza con la ayuda de la contrabandista Jeanne Charrier. Por diversas circunstancias que no destriparemos aquí, Suzanne termina en el convento de Saint-Paulin, requisado y transformado en hospital militar por el Ejército francés, donde sus dotes como enfermera son de vital importancia. Su personaje es ambicioso: ella desearía dedicarse a la medicina, pero por el tiempo que le ha tocado vivir, no puede ir más allá de la enfermería.
Por otro, en ese mismo convento están la Madre Agnès (Julie de Bona) y sus religiosas, que ayudan al médico militar Joseph Duvernet (Tom Leeb) y tratan de curar o, al menos, aliviar a los soldados heridos en combate. Salvar vidas es el único fin de estas mujeres cuya vida como monjas se ha visto trastocada completamente.
Tenemos también a Marguerite de Lancastel (Audrey Fleurot), una prostituta parisina que llega a Saint-Paulin y se busca un hueco en el burdel del pueblo. Su papel, más allá de lo que pueda parecer, terminará siendo fundamental para salvar las vidas de los soldados que están en el frente.
Para terminar, está Caroline Dewitt (Sofia Essaïdi), la esposa del propietario de una fábrica de camiones que tiene que irse a luchar al frente. Cuando su marido se marcha, Caroline toma las riendas de la fábrica, consiguiendo sacarla adelante y utilizarla para ayudar al Ejército francés sin pasarse a fabricar munición.
‘Las combatientes’ y el boom de las series de época europeas
Una buena ración de épica y drama histórico siempre tiene su espacio, también en las plataformas. En los últimos años hemos visto cómo proliferan las ficciones históricas en Netflix, un lugar en el que da igual de dónde venga un título en concreto para colocarse en tendencia. En el caso de Las combatientes, es más que recomendable verla en versión original. Esto siempre, pero en este caso todavía más.
Quien acuda a verla, que no espere de esta serie un título de autor. Tiene mucho de telenovela, las actrices están bien pero por momentos no terminan de convencer. Es una serie que engancha y cumple con lo que promete. Además, la recreación histórica es más que notable. Su valor diferencial reside, precisamente, en que esa épica no tiene nada que ver con el frente de batalla, o por lo menos, no con el frente como lo conocíamos hasta ahora. Estas mujeres ocupan un lugar insospechado para ellas y su labor es primordial para ganar al enemigo. El heroísmo de trinchera no es cosa solo de hombres.
Las combatientes se ve rápido, cuenta con ocho episodios de unos 50 minutos de duración cada uno. Se agradece, además, salir del bucle de los actores de siempre, y ver una serie que no sea en inglés o en castellano. Un soplo de aire fresco que se ve en unos pocos días. La serie termina de forma que parece que no habrá continuación, aunque dado el inesperado éxito que está teniendo internacionalmente, sus creadoras han dicho que les encantaría seguir contando la historia de estas cuatro mujeres que combatieron en el frente sin necesidad de empuñar un fusil.
