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Cultura

La resurrección de J. G. Ballard

El inquietante mundo perverso que profetizó J. G.Ballard y todas las y catástrofes que escribió en sus novelas se parece bastante a nuestro presente (da mucho miedo)

La resurrección de J. G. Ballard

Beatríz García y Andreu Navarra. | Diana Rangel.

«El capitalismo tiene muchos recursos y es elástico, puede amoldarse a las circunstancias con admirable resistencia. Pero, ¿tenemos los seres humanos los mismos recursos? ¿Somos tan resistentes como el sistema? Yo creo que no, de ninguna manera», declaraba en 2005 J. G. Ballard al suplemento argentino Radar, de Página 12. Por eso, en su narrativa, que bordea el siempre problemático umbral de la ciencia ficción, los personajes no viajan hacia ningún lugar, sino que realizan viajes interiores, a partir de los cuales se despliega la catástrofe, vista desde los postulados de un surrealismo tardío. Nos cuenta Eduardo Hurtado, de H&O Editores, que el análisis de Ballard «de la deriva de la sociedad de consumo es tan desoladora como acertada y su diagnóstico de la vida moderna como esencialmente insustancial es intachable». Por su parte, el crítico cultural y escritor Jorge Carrión opina que «Ballard fue un gran escritor realista, es decir, que habló de la sociedad, la ciencia y la tecnología de su época. Lo hizo a través de una ficción especulativa que se reveló como visionaria. Conectó con su presente y con el nuestro». A ello se le ha de sumar el hecho de la influencia que la televisión ha tenido en una mejor recepción de su obra. Nos cuenta Jorge Carrión que «con la tercera edad de oro de la televisión la ciencia ficción y la fantasía se han vuelto mainstream. De modo que el contexto ha normalizado ciertas estéticas especulativas».

Y es ese mismo contexto el que ha propiciado que David Cronenberg, hijo del realizador de la adaptación de la novela de Ballard Crash en 1996, se haya animado ahora a adaptar ahora Super-Cannes (2000) a la pequeña pantalla, la novela ballardiana sobre la ciudad-estado virtual Edén-Olympia, en las colinas de Cannes, donde se está produciendo un experimento de poder y brutalidad. En suma, que nuestro presente se puede leer perfectamente bajo el prisma de la obra de J. G. Ballard, donde tiene cabida desde la ficción climática hasta el pseudo-acontecimiento, la amenaza tecnológica, la posverdad y las neurosis colectivas o el fetichismo virtual. Nos cuenta Antonio Torrubia, librero de la mítica librería Gigamesh de Barcelona, que «Ballard es un referente para popes del cine como Cronenberg o Lynch, y una figura clave en la literatura inglesa del siglo XX». Para Torrubia, la constatación de su importancia y consagración tiene que ver con el hecho de que «se use en todos los ámbitos literarios y cinematográficos el adjetivo ballardiano, lo que ya debería hacernos ver que es uno de los puntales en estas cosas de escribir (y del leer)». No en vano, el adjetivo ballardiano ya ha llegado a los diccionarios.  Y el hecho de que Ballard no solo profetizó un futuro que es un constante presente re-actualizado, sino que él mismo sufrió los síntomas de esa sociedad decrépita y ahíta, se ilustra con una anécdota que cuenta Rob Wilkins en Terry Pratchett: Una vida con notas al pie (Mai Més Llibres, 2022), la biografía de Pratchett co-escrita junto al propio autor y que se publicó estas pasadas navidades. Como nos dice Antonio Torrubia, «Terry Pratchett contaba que empezó a ir saraos de fans por Reino Unido en los 60’s. Allí se encontró con muchísimos autores célebres como Brian Aldiss (el hombre tras la película Inteligencia artificial, basada en su libro Los superjuguetes duran todo el verano) o con un J. G. Ballard ya consagrado, al que ir a la convención y ver las charlas, los concursos de disfraces y la gente alcoholizándose y haciendo cosas decadentes, le causaron un bloque en su escritura que duró un par de años». 

Por el momento, Alianza editorial está recuperando la obra de J. G. Ballard, que estaba descatalogada; así, tras la publicación de la premiada (y autobiográfica) El imperio del sol (2017), llevaba al cine por Steven Spielberg  en 1987 y donde cuenta su infancia recluido en un campo de prisioneros, en Shangai, salió a la venta Rascacielos (2018), la historia de un rascacielos a las afueras de Londres en el que sus vecinos (más de dos mil inquilinos) se retiran del mundo exterior y se entregan a una orgía de destrucción. En los últimos meses ha sacado también Alianza al mercado la primera parte de sus relatos completos: Relatos 1, que se completará con la segunda edición el próximo año. También Alianza editorial publicará en breve Hola América. El año pasado Pablo Capanna publicó una edición ampliada y revisada de El tiempo desolado (Alamut), uno de los primeros libros escritos en castellano sobe Ballard (hace ya más de veinte años). Por su parte, la editorial Irrecuperables publicó en 2021 Guía del usuario para el nuevo milenio, donde se reúnen gran cantidad de artículos breves de Ballard (ensayos, reseñas y reflexiones) y Caja Negra editó en 2018 el libro de entrevistas Para una autopsia de la vida cotidiana. Además, la adaptación de una de sus obras más icónicas, Crash, publicada originalmente en 1973, donde el autor nos alerta sobre el oprimente paisaje tecnológico que nos circunda, en la que el accidente de coche se convierte en una metáfora sexual, realizada por el director David Cronenberg en 1996 y que provocó un auténtico revuelo, por su clímax siniestro y por sus perturbadoras imágenes, se reestrenó el pasado mes de enero de 2021 en cines, coincidiendo con su 25 aniversario, en una versión restaurada en 4k. Para aumentar su circulación, el mes pasado la cinta se subió a la plataforma de Amazon Prime y está ya disponible online. En los últimos días se suma al rescate ballardiano Ballard Reloaded (H&O Editores, 2023), de Beatriz García Guirado y Andreu Navarra. 

Un autor peligroso

«Ballard es un heterodoxo, un hereje y además es un escritor peligroso que dice que uno de sus libros predilectos es América, de Jean Baudrillard. Ahí está hablando de política, de una política incomoda. Es un autor que no da alternativas, que relaciona el antropoceno con el aceleracionismo… Todo esto es inmoral. Es peligroso como Sade o los surrealistas revolucionaros», nos cuenta Andreu Navarra. A lo que Beatriz García Guirado, ambos autores de Ballard Reloaded, añade que «si lo lees como reflejo de los tiempos actuales, Ballard vuelve a ser muy peligroso. Habla de cosas que son eminentemente actuales, como por ejemplo que el mundo no tardará en convertirse en un plató de televisión; todo el mundo estará exhibiéndose todo el rato… bueno, pues eso es Internet. Es la dictadura de la apariencia: somos lo que parecemos ser. Y tenemos que estar todo el rato emitiendo nuestras vidas en directo». Así, no es solo que las profecías ballardianas estén sucediendo hoy, sino que están perfectamente asentadas. De ahí su amenaza, la de ser reflejo de nuestra contemporaneidad. De seguir hoy vivo «lo pasaría fatal -nos dice Beatriz García-, porque le cancelarían mucho, pero no se callaría tampoco nada. Seguro se lo tomaría a pitorreo». Y concluye: «Sería un trol, seguro». Por su parte, añade Andreu Navarra que Ballard era «un hombre escéptico, descreído, que se reía de todo. Era inclasificable y, sobre todo, no era fácilmente instrumentalizable. Esa es la gran aportación de Ballard, que era irreductible en su propio estilo, y se reía de todos los políticos». 

Sobre las profecías de nuestro presente, muchas de las cuales están recogidas en Ballard Reloaded (desde el 11S pasando por el confinamiento o la fiebre de la cirugía estética de las celebrities) se ha de decir que los autores han acuñado el feliz término de #ballardamus (como si fuera una etiqueta de twitter; invención de Beatriz García). Con ella crean durante todo el libro una suerte de hipertexto vivo con todas aquellas profecías que se han venido cumpliendo (y son unas cuantas). Al hilo de lo cual, nos cuenta el editor Eduardo Hurtado que «Ballard podría ser el profeta de todos los últimos tiempos, las últimas décadas y las próximas».  Para Beatriz García, Ballard «era un genio y un visionario. Un Verne del siglo XX, encerrado en su casa de Shepperton, en los suburbios de Londres, mirando por la ventana y pergeñando todas esas teorías sobre nuestro mundo». 

La exhibición de atrocidades

Para la estructura de su libro, García & Navarra se fijaron en el libro de Ballard La exhibición de atrocidades, publicado en 1970. Una novela experimental o colección de relatos que nos hablan de la violencia irracional y que el autor escribió después de que muriera su mujer trágicamente durante unas vacaciones en familia, en Alicante (en 1963). Los autores se fijaron en cómo Ballard iba allí introduciendo sus filias y sus fobias y la utilizaron como base. Su voluntad era la de cubrir el agujero editorial que existe en torno a la recepción crítica del autor inglés en castellano, ya que es un autor que parece que en España no hemos acabado de entender bien, que parece que está, pero que a la vez no está; del que nos dicen los autores que nunca se ha acabado de leer correctamente el trasfondo de caos que él quería transmitir. «Teníamos claro lo que no queríamos, no íbamos a hacer una biografía ni un tratado teórico de ciencia ficción, porque pensábamos que no era adecuado para la obra de un escritor raro, tan enigmático como Ballard», nos cuenta Andreu Navarra.  Se impusieron el uso de un estilo cero, muy factual y, a partir de ahí, se repartieron las lecturas y los ejes temáticos, que posteriormente fueron engarzando. El incruste de las diferentes piezas nos confiesan que surgió un poco por azar, de manera bastante venturosa y por mor de la propia creación literaria, pues es que incluso adentro del libro los autores discuten, se hablan, enmendan y dialogan sobra la materia narrativa, creando, a su vez, una doble experiencia metanarrativa.

Así, en el fondo, y no como nos comenta Navarra, «es un libro sobre experiencias ballardianas. No queríamos hacer un libro aburrido o académico, quisimos hacer un libro explorativo, que incluyera nuestra propia narrativa que habría de surgir de los motivos ballardianos. Así hemos hecho un libro de creación, hibrido de narrativa y ensayo ficción». En palabras del editor, Eduardo Hurtado, «se trata de un texto muy alejado de una biografía al uso, en el que se combina la mirada más weird de Beatriz y la más racional de Andreu». Resumiendo: un libro inclasificable para un autor inclasificable, ideal tanto para el fan acérrimo del autor inglés como para todo aquel que busque un pórtico de entrada a la catastrofista y visionaria narrativa ballardiana, ideal para (des)codificar nuestro tiempo actual.

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