Édouard Louis, la rebeldía de un joven desclasado
El escritor francés publica su último libro, ‘Cambiar: método’, un retorno al mito fundacional de su infancia, cuando era marginado por su homosexualidad
Édouard Louis. | Cedida
Eddy Bellegueule, un joven chico gay marginado en un entorno rural pobre, se mató a sí mismo figuradamente en 2011 para renacer, después de un cambio de nombre y operaciones estéticas, como el prometedor Édouard Louis. Aquello le sirvió para intentar dejar atrás la herencia familiar y actuar como un joven universitario de izquierdas y, más tarde, en 2014, para publicar un libro titulado Para acabar con Eddy Bellegueule que generaría controversia entre la clase trabajadora francesa.
La controversia se debía al hecho de recordar que existe un mundo trabajador de clase media muy lejos de los principios de corrección política de la élite de izquierdas francesa, y asimismo, mundo rural contra el que también arremetía el autor por considerarlo racista, misógino y homófobo. Esa crítica en dos direcciones lo convirtió en uno de los intelectuales jóvenes más prometedores, que luego también se convertiría en autor en adaptarse a sí mismo en forma de obra de teatro.
Casi una década más tarde, Édouard Louis vuelve a su mito fundacional en Cambiar: método. La autoficción gay por la que se le conocía ha mutado y se ve atravesada ahora por otros géneros como el cuento breve, la fotografía o la entrevista. Retornamos con el autor al pueblo de Hallencourt, de mil habitantes, con un chaval marginado por su condición de homosexual y que más tarde deberá buscar ingresos en la prostitución para dejar aquel mundo atrás.
Cambiar: método remite a la autoficción de Didier Eribon y Annie Ernaux en la que podemos ver al autor atravesado por el desclasamiento al comparar su vida laboral con la de sus padres. También hay una importante apuesta por la amistad como herramienta revolucionaria, que resulta todavía más curiosa mientras en las calles conviven los disturbios por la reforma de las pensiones de Macron. Es la amistad de Elena, quien en el texto le revela al autor la diferencia de clases sociales de su familia y le hace avergonzarse de sus orígenes:
«De repente ya no soportaba las cosas que me habían gustado antes de entrar en el liceo, las cosas que compartía con mi madre y contigo a pesar de lo que nos separaba, las horas pasadas delante de la televisión todas las tardes, siete u ocho horas antes de acostarme, o los días jugando a un juego de consola, o las bromas sobre las mujeres que hacías a la hora del aperitivo cuando los que llamabas tus ‘amigotes’ venían a beber pastís contigo, esas bromas que a Elena le parecían vulgares y violentas, o las tardes en la plaza del pueblo cuando había feria y venta de artículos de segunda mano, que antes me encantaban; las pocas cosas que aún nos unían se volvieron imposibles».
Una trayectoria
¿Qué ha hecho Louis durante estos años que lo ha convertido en un referente de la izquierda? Pues siguió explorando los mitos de la clase obrera analizando al resto de su familia. En Quién mató a mi padre encontramos la vida de un señor alcohólico sin trabajo, mantenido por el sistema de ayudas del Gobierno; una dura crítica a las subvenciones y lo que generan. En Lucha y metamorfosis de una mujer analizaba la trayectoria amorosa de su madre, que pasó por varias relaciones paupérrimas antes de terminar con su padre, también sin proyección.
«El papel de mi madre era quedarse en casa, cuidar de los niños, hacer las tareas domésticas y esperar a mi padre cuando iba al bar», dice Louis. «Esa espera es a menudo el núcleo de la dominación masculina. Mi padre cogía una rabieta si no le esperábamos. No sólo salía, sino que teníamos que esperar a que llegara a casa para cenar, porque no podía comer solo. Se trataba de caer en el ritmo del tiempo marcado por un hombre».
En el tercer libro publicado durante estos años, Historia de la violencia, retornaba a la autoficción gay para narrarnos su trauma tras un asalto sexual por parte de un argelino, también la violencia del propio asalto. Sobre esto ha declarado el autor en varios métodos que su lucha por entender la violencia es su método para declararle la guerra.
