Nadal Suau: «El tatuaje supone asumir el equilibrio vital que se produce entre memoria y transformación»

Los entrevistados coinciden en que el primer tatuaje suele estar cargado de sentido, cayendo en el simbolismo u orientalismo, mientras que el décimo responde a razones tan arbitrarias como que simplemente molaba. Esta poco estudiada evolución individual se enmarca en un terreno más grande que es el de la conquista y masificación de los tatuajes entre todas las clases sociales. Dicha conquista no es pareja a la literatura que hay al respecto: los tatuadores son como los magos, celosos de sus trucos. 

Por ese motivo sorprende que Nadal Suau haya ganado el 51º premio Anagrama de ensayo con Curar la piel: ensayo en torno al tatuaje (2023), en el que aborda las cuestiones mencionadas como los cambios personales de las personas tatuadas y las distintas lecturas sociológicas. 

Ya en las primeras páginas desentraña por qué nos tatuamos (puede ser por ritual, cuando celebramos un éxito o lloramos un fracaso, por protección o sanación, por cuestiones identitarias, constantes en tribus urbanas y subculturas juveniles y finalmente por una función decorativa muy vinculada a la moda) para pasar a consideraciones que más tienen que ver con la crónica personal y para articular el texto en función de cinco de sus tatuajes de los que hace autocrítica cultural:
«El libro podría calificarse de crónica literaria o, a ratos, casi de dietario, puesto que lo he escrito en una época convulsa de mi vida cuyas circunstancias se han empeñado en colonizar la escritura cada vez con menos pudor […], una noche me fotografié desnudo y observé con detenimiento los iconos que he incorporado, sus traducciones vitales, los ecos que generan, los primeros efectos del tiempo sobre ellos… Mirándolos comprendí que no son solo míos, porque engarzan con procesos, estéticas y deseos colectivos».

«¿Será verdad que nos tatuamos contra los padres, que escribimos contra ellos?»

Nadal Suau (Palma, 1980) es critico cultural y profesor, doctor en Literatura Contemporánea. Es editor de H&O (que tiene en su catálogo a William T. Vollmann, Yaiza Berrocal o Clemens J. Setz) y autor de los libros Parapetos. Crítica literaria y cultural (2004-2008), Temporada alta, El matrimonio anarquista —coescrito con Begoña Méndez—, San Francisco —en colaboración con el ilustrador Pere Joan— y también el libro-entrevista José Carlos Llop: una conversación —coescrito con Daniel Capó. 

Autocrítica cultural

Una llamada nos permite saltar la distancia del mediterráneo y empezamos charlando de la génesis del proyecto tan ligada a su trayectoria personal: «Aunque no recuerdo exactamente cómo empezó a surgir la idea en realidad no resulta tan extraño: empecé a tatuarme de manera relativamente tardía, a los 32 años, digo relativamente porque hoy en día te encuentras de todo, gente que empieza en los 80. Empecé ahí y para mi fue un giro vital muy llamativo, diez años antes no lo hubiera creído, entonces al mismo tiempo que lo hacía y lo disfrutaba mi lado de crítico cultural no dejaba de preguntarse por qué de pronto aquella práctica me estaba apelando tanto. Esa es la pregunta importante: ¿por qué nos apela tanto y se ha puesto tanto de moda en 20 años el tatuaje? Vida, literatura y tatuaje son cosas que se mezclan constantemente, por lo tanto resulta muy natural que una cosa haya llevado a la otra».

«Así que, a cualquier edad, si os tatuáis por el gusto puro de veros sexis o hermosos o en movimiento, ¡bien por vosotros y suerte!»

Añade: «Esas dos intuiciones, que el libro debía servir para comprender por qué nos tatuamos hoy en día, y que el punto de partida de cada capítulo debía ser uno de los tatuajes que yo llevo, para pasar de lo propio a lo colectivo, en cuanto tuve claro eso el libro tomó forma. Me costó cerrarlo por muchas razones, una parte del proceso de mi padre coincidió con la muerte de mi padre, con una separación, los asuntos personales se terminan colando». 

Preguntado sobre porqué optó por un ensayo tan similar a la teoría ficción pero en clave de autocrítica responde lo siguiente: «Para mi crítica y autocrítica son sinónimos, es decir, la clave del pensamiento crítico es que incluya a quien lo emite, no hay cosa que moleste más que los sermoneadores, que parece que ellos jamás han cometido errores o caído en contradicciones, o cuando hacen crítica cultural no se dan cuenta que forman parte del paisaje».

Tatuaje y memoria

Finalmente me explica lo siguiente: «El tatuaje supone asumir el equilibrio vital que se produce entre memoria y transformación. Con el tatuaje transformas tu aspecto pero a menudo lo haces para guardar memoria de algo, aunque no siempre, pero hay algo que tiene que ver con el guardarlo para siempre. Pero ese guardarlo para siempre no es cierto, el tatuaje va a transformarse lo mismo que tu cuerpo se transforma, la piel se arruga y los tatuajes sufren alteraciones con el paso del tiempo. Entonces hay un juego entre continuidad y transformación que creo que tatuarse es una forma de hacerlo salir a la luz».