Ensayos desde la cima de la poesía
‘Ensayos reunidos’ abarca la prosa escrita entre 1996 y 2023 del más famoso de los poetas chilenos vivos
Raúl Zurita. | Europa Press
«Somos hijos de la muerte y del poema» escribe Raúl Zurita, y añade: «Hay un día inmemorial, perdido en el fondo de nosotros mismos, en que alzando las manos del suelo un ser tembloroso vio la súbita inmovilidad de otro ser que corría, gruñía, hacía rechinar los dientes a su lado, y comprendió que aquello que acababa de sucederle a ese otro le sucedería también a él. Es el instante en que nace la muerte y la primera respuesta frente a ese hecho absolutamente inconmensurable, incomprensible, aterrorizante, es el poema. En ese momento comienza lo humano. El lenguaje es antes que nada el conjuro que levantan los hombres frente a la muerte».
«Porque efectivamente los muertos viven en nosotros; mejor dicho, vuelven a vivir en nosotros»
Así escribe Raúl Zurita desde la cima de la poesía unos ensayos de altura en que indaga sobre la génesis del poema, a todas luces algo sagrado para el prestigioso autor chileno. El texto forma parte de las prosas seleccionadas para Ensayos reunidos (Random House, 2023) que abarcan desde 1996 hasta 2023. El libro nos revela a un poeta interesado por la vida interna del poema, estudioso de las resonancias bíblicas tanto como de la trilogía de Esquilo, la Ilíada, la Odisea o el Mahabharata indio. Pero también construye sus tesis, porque agarra un verso y con él salta al vacío en el ensayo, a partir de las palabras de Dante, Walt Whitman, Neruda y Borges, porque la suya es una visión vitalista y holística de la literatura, totalmente trascendente.
Para algunos el mejor poeta chileno vivo, merecedor de un Nobel de Literatura, Raúl Zurita alcanzó un mayor reconocimiento a partir de 2016 que ganó el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, al año siguiente el José Donoso y finalmente el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de 2020. Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) es autor, entre otros libros, de Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982), Canto a su amor desaparecido (1985), El día más blanco (1999), INRI (2003), Zurita (2011) y Son importantes las estrellas (2018). Cuando Anteparaíso se publicó originalmente en 1982 supuso el arribo a cimas y el descenso a abismos impensados para la poesía en lengua castellana. Tras una primera aparición en versión reducida en 1994, en 2018 ve la luz la edición final de La Vida Nueva. Zurita obtuvo las becas Guggenheim (1984) y DAAD de Alemania (2002) y, entre otros, los premios Nacional de Literatura de Chile (2000), José Lezama Lima de Cuba (2006) e Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (2022).
Muerte y trascendencia
La muerte y el origen de las palabras permean los distintos ensayos breves: «Cada ser humano es el mar donde desemboca un río inmemorial de difuntos, y en cada palabra que con decimos, aquellos que nos antecedieron vuelven a tomarse la voz. La historia de una lengua es la historia de las infinidades de seres que yacen en cada sonido que hablamos».
Como mencionábamos al inicio hay una visión trascendente de la poesía que se aprecia en afirmaciones como que «un poeta no es más que una disposición, un estar disponible para que la poesía toma la voz y ocupe en concreto un cuerpo, un tono, unas palabras» o que «en un mundo más benigno, el arte probablemente dejaría de ser necesario, ya que la vida, cada partícula, cada emoción humana, sería en sí misma un poema, la más vasta de las sinfonías, un mural hecho con los cielos, las cordilleras, el Pacífico, las orillas de las playas y los desiertos».
«No existen los poemas malos, lo único que existe es esa arrobadora, incomprensible, demencial compasión por los actos y sucesos humanos que se denomina el poema»
Conforme avanzan los ensayos brota su faceta más humana con el peso del paso de los años y las dudas con el proceso de escritura. Finalmente, los de la literatura comparada también podrán disfrutar del desfile de nombres que acompañan a Zurita, quien visita el estudio del pintor surrealista chileno Roberto Matta, las fotografías de Luis Poirot y Paz Errázuriz o las pinturas de Francis Bacon. También está en sus páginas Violeta Parra que afirma «es nuestro Shakespeare» o la poesía de Pablo de Rokha. En definitiva, un desfile de personajes acorde a la cima de la poesía por la que se mueve Zurita.
