Niños y adolescentes, los grandes lectores

«Hay un boom de literatura infantil y juvenil» asegura Rafael Salmerón, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2023 a THE OBJECTIVE. Con su última obra, La rama seca del cerezo, une la Hiroshima de la bomba nuclear con la actual a través de la joven Sakura. Lo cierto es que, según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de 2022, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), los niños y adolescentes son la franja de población que más lee. Los porcentajes de lectura más elevados se dan entre los menores de 18 años, fundamentalmente, entre 10 a 14 años. El 85,6% de estos lee en su tiempo libre de forma frecuente y ocasional, a diferencia del 64,8% de los adultos. Por su parte, el 85,3% de los niños y niñas de entre 6 y 9 años leen libros, sin contar los de texto, y el tiempo que le dedican a la lectura semanal se ha incrementado respecto al año precedente.

Isabel Carril, que ha sido responsable durante muchos años de las publicaciones de la editorial Bruño, y actual vicepresidenta del Consejo Nacional del Libro Infantil y Juvenil, explica a este medio que el auge de este tipo de literatura no empieza ahora ni en la última década, sino a finales de los 70 y principios de los 80. «Hasta entonces había muy poca literatura infantil en España. Noguer era una editorial importante. Se hacían algunas traducciones, más bien de los clásicos, pero no tenían gran importancia. No se publicaban autores importantes, ni había colecciones». A partir de ese momento surgen especialistas que se preocupan por la divulgación y de introducir la literatura infantil en los colegios. 

Carril destaca que la lectura en los libros de texto cambia por completo en aquel momento y eso marca un antes y un después. «De ser lecturas muy clásicas, como puede ser el Lazarillo, se pasa a la propia literatura dirigida a esas edades, muchísimo más motivadora para los niños». Empiezan a aparecer colecciones. La primera colección célebre que todos recuerdan es El Barco de Vapor, de la editorial SM. También aparece una escuela de ilustradores magistral. «Hemos tenido un lujo, tanto de autores como de ilustradores. Todo eso sigue en alza. El momento más alto se produce entre el 2008 y 2012. Y luego, a partir del 2012 cae por la crisis económica. No solamente caen las ventas de la literatura infantil, sino de todos los productos. Desde entonces no se han vuelto a recuperar las cifras de esos años. Sin embargo, sigue siendo un porcentaje importante para las editoriales». 

La facturación en 2022 por venta de libros en el mercado interior ha sido de 2.718,52 millones de euros, un 5,5% más que en 2021. Y de estos, 469,56 millones de euros equivalen a los libros impresos de literatura infantil y juvenil. 

La literatura infantil ha alcanzado un nivel importante y goza de muy buena salud.  «Hay muchos autores muy buenos en la actualidad: por citar algunos nombres, David Fernández Sifres, Santiago García-Clairac o Ana Alcolea. Yo miro para atrás y veo lo que hay hoy y me parece una maravilla», nos explica Francisco Valladares, un escritor consagrado, ganador de importantes premios como el XXV Premio Edebé de Literatura Infantil y Juvenil 2017, por su obra Tras la sombra del brujo.

Además, ha aparecido una nueva modalidad dentro de la literatura juvenil, que es la novela crossover. Valladares cuenta que se trata de «una especie de novela intermedia, donde se encontraría el límite de la literatura juvenil y la de adulto». Es ese espacio que satisface a los lectores que ya tienen un alto índice como lector. «Este tipo de novela está teniendo mucha importancia y lectores en la actualidad».

La familia, la base de la lectura

Los niños absorben prácticamente todo a lo que están expuestos en su entorno, por eso es tan esencial incorporar a diario la hora de lectura. Según el informe de FGEE, nombrado anteriormente, el 75,9% de los encuestados afirma que ellos o su familia leen a los menores de 6 años. Así lo asegura a este medio la médico de atención primaria, Ana Arnaiz Kompanietz, que en 2022 fundó la Editorial Pampiliana. La historia va mucho más allá que publicar libros para niños. Los volúmenes son firmados por un tal Sergio Luz, que no es el seudónimo de uno, sino de cinco personas. Ana, su marido y sus tres hijos. «Empezamos a escribir cuando los chicos eran pequeños. El menor de los tres tenía ocho años y nos pidió que escribiéramos cuentos. Y la verdad es que son muy divertidos y muy bonitos. Tienen la energía de los cinco».

Los cinco se inventaron el mundo de la Bruja Pamplinas y años después –los hijos ya tienen alrededor de 30 años– Ana decidió embarcarse en esta aventura pues guardaba esos tesoros bajo llave. «Es complicado salir adelante. Al final, compites con editoriales grandísimas, con todas las vías ya hechas y establecidas, pero no es imposible». La Bruja Pamplinas ya forma parte de las lecturas de algún que otro colegio, «más pequeño», y alguna biblioteca. «Es un plan en familia maravilloso. También hicimos un canal de la Bruja Pamplinas en Youtube, Instagram y TikTok, con vídeos cortos y con marionetas. En realidad, los cuentos los inventaba cada uno y después lo comentábamos entre todos. Es muy divertido». 

La escuela tiene un papel fundamental

Aunque la familia sea el primer pilar, los colegios son la otra base para que el niño desarrolle ese hábito de lectura. «En la lectura influye mucho el maestro de ceremonia», asegura Valladares, quien conoce de cerca este ámbito pues se recorre el país para dar charlas en colegios. 

Para Carril los profesores son los más importantes. Sin embargo, sostiene que falta una formación clave en libros infantiles para que estos puedan guiar al niño en su aprendizaje. «A menudo damos cursos a las escuelas, a las facultades de Formación del Profesorado y vemos que hay lagunas». También entiende que los maestros se sienten abrumados por tanta novedad. Salmerón está preocupado porque «el exceso de publicación es un problema muy serio». 

Según el Estudio de Comercio Interior del libro, que cada año edita la Federación de Gremios de Editores de España, en 2022 se editaron un total de 83.091 títulos, que supone un incremento del 4,7% respecto a 2021. De estos, 57.125 son en papel, entre los cuales 9.150 son de literatura infantil y juvenil. Dicho de otro modo, los profesores tienen que elegir entre casi 9.000 libros. La oferta es abrumadora. «Muchas veces no se conocen los libros o no se sabe muy bien cómo elegir, porque hay una falta de preparación al respecto por parte del profesorado. Hay que tener en cuenta que el libro de lectura es una herramienta estupenda para sacar temas transversales». 

Aunque los libros para niños están influidos por las ideas y los ideales de su época, sus héroes son inmortales. «Entonces creo que habría que incidir en que las facultades de educación hicieran más trabajo en este aspecto, que se conozca más, que se propicie más», dice Salmerón. Porque los clásicos de la literatura infantil tienen algo en común: apuntan más allá de su tiempo y reflejan los miedos, sueños y anhelos de los niños de siglos pasados y futuros.