Cultura

Los bárbaros ya están aquí

Los bárbaros ya están aquí

El título de este artículo procede de un poema de Elvira Daudet. El verso en cuestión reza: «Mas no temas, los bárbaros no vienen / ya están aquí, sois vosotros». Lo descubrí al leer Paraíso imperfecto, la tercera novela de Juan Laborda Barceló, en cuyo frontis figura. No dejé de darle vueltas. Cuando, meses después, leí el gran ensayo de Laborda En guerra con los berberiscos, abrigué la intuición de que estos, los berberiscos, que vivían extramuros de los límites fronterizos del imperio español, representaban el mismo papel que aquellos que en la antigua Roma habrían recibido el nombre de bárbaros.

Lo inimaginable

Lo inimaginable

Convertimos las escenas típicas del cine en las únicas posibles porque no somos capaces de imaginar aquello que no hemos sufrido en carne propia

Dave Eggers y Ray Loriga: dos estrellas, dos universos

Dave Eggers y Ray Loriga: dos estrellas, dos universos

Ray Loriga tiene el carisma necesario para levantar un teatro. Cuando el moderador Jordi Nopca quiso rebajar los ánimos, era demasiado tarde. Tampoco importa. El encuentro virtual entre Ray Loriga y Dave Eggers ha sido lo más asombroso y genial del Kosmopolis, a fecha de sábado.

El sobrino del suicida

El sobrino del suicida

El libro de Sergio González Ausina Última carta. Un suicidio en mi familia (Deliberar) me recordó que el asunto más crucial del que debe ocuparse un escritor suele estar bien a mano. Yo sé que ha de llegar el día en que me ponga a la tarea, y que todo lo que he ido publicando hasta ahora es una antología del disimulo. También sé que cuando me enfrente a ello tendré más mimbres, y que acaso el tiempo haya depurado la memoria de indeseables truculencias. Un recuerdo alisado. Pero no me engaño: si postergo el encuentro es por cobardía. Y Sergio es un valiente, un periodista de fuste que en lugar de vadear torpemente la cuestión, resolvió batirse con ella. La cuestión, por ir iluminando su hazaña, es su familia. La familia muerta y la familia viva, que es el único vehículo para llegar a la primera y la peor de las compañías para hacerlo.

Nostalgia y superpoderes

Nostalgia y superpoderes

Fui a ver Capitana Marvel sin prejuicios ni grandes expectativas. Tenía palomitas, regaliz y una niña de casi cinco años a mi lado que estaba deseando descubrir por qué tenía rayos en las manos la chica rubia del cartel que veíamos cada tarde al volver del cole.

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