¿De dónde viene la expresión «somos lo que comemos»?
Es una idea presente en las reflexiones filosóficas de Feuerbach y en los sistemas médicos de Oriente y Occidente
Mesa con comida. | Renee Brock, Europa Press
La frase «somos lo que comemos» se ha convertido en una expresión muy utilizada en nuestro día a día. De hecho, es probable que tú mismo te hayas visto pronunciándola en algún momento. Normalmente, solemos emplear esta frase hecha cuando estamos hablando sobre la importancia de llevar unos hábitos alimenticios sanos y equilibrados.
Aunque, como se trata de una forma de hablar cotidiana acostumbramos a decirla sin preguntarnos de dónde viene esta expresión. Sin embargo, a pesar de que todos la utilicemos, la frase popular «somos lo que comemos» debe su origen a una curiosa historia que conecta la alimentación no solo con el bienestar físico, sino también con la filosofía y la identidad humana.
Una expresión de origen filosófico
La primera vez que esta expresión se usó en un contexto reconocible fue en el siglo XIX, gracias al filósofo Ludwig Feuerbach. Y es que para este pensador alemán, el ser humano no debía ser visto como una entidad dividida entre alma y cuerpo, sino como una unidad donde la nutrición jugaba un papel fundamental.
En su ensayo titulado Enseñanza sobre la alimentación (Die Lehre vom Essen), publicado en 1862, Feuerbach afirmaba que la calidad y el tipo de alimentos que consumimos influye directamente en nuestra salud física y mental. Para él, no era posible alcanzar un desarrollo intelectual óptimo sin una dieta adecuada. Su famosa frase, «Der Mensch ist, was er ißt», traducida como «El hombre es lo que come», resumía esta idea: la comida es fundamental no solo para el cuerpo, sino también para la mente.
El contexto en el que Feuerbach formuló esta frase estaba vinculado a su crítica hacia la religión. Puesto que, el filósofo creía que muchas preocupaciones espirituales podían ser mejor comprendidas si se ponía más atención en las condiciones materiales de la vida, incluida la alimentación. Para Feuerbach, una sociedad que se alimentara bien estaría mejor equipada para pensar y, en consecuencia, para vivir de manera plena y libre.
Raíces en la medicina antigua
Aunque Feuerbach popularizó la expresión, el concepto de «somos lo que comemos» para hacer énfasis en que la alimentación es fundamental para el ser humano no surgió con él. De hecho, sus raíces se encuentran en la medicina antigua, tanto en Oriente como en Occidente.
Ya que, en la medicina antigua, tanto en Grecia como en China, se creía que la comida era crucial para el equilibrio entre el cuerpo y la salud. Hipócrates, el padre de la medicina, también sostenía la idea de que los alimentos juegan un papel central en la salud y el bienestar general, aunque no lo formuló de la misma manera.
En la antigua Grecia, Hipócrates, considerado el padre de la medicina, ya defendía la importancia de la alimentación para la salud. Se le atribuye la famosa frase «Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina», lo que indica la creencia de que los alimentos juegan un papel crucial en el bienestar general del cuerpo y en la prevención de enfermedades.
A su vez, también en la medicina tradicional china y en la ayurvédica de la India, la comida no solo era un sustento físico, sino que también estaba vinculada a la energía vital (conocida como «chi» en China y «prana» en India), y se creía que los alimentos adecuados podían mejorar no solo la salud física, sino también el estado emocional, espiritual e intelectual.
Una expresión aprobada por la ciencia
En la actualidad, esta verdad ha sido confirmada por la ciencia demostrando que lo que comemos tiene un impacto profundo no solo en nuestra salud física, sino también en nuestro bienestar mental y emocional. Por ejemplo, gracias a las investigaciones sobre la microbiota intestinal, se ha demostrado que la composición de bacterias en nuestro intestino puede influir en la salud del cerebro y en el desarrollo de trastornos como la depresión o la ansiedad.
Además, debido al trabajo de los endocrinos y nutricionistas, todos somos conscientes de que una dieta rica en frutas, verduras y proteínas de alta calidad puede mejorar nuestro estado mental, mientras que el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares y grasas saturadas puede tener efectos negativos, tanto en nuestra salud física como mental.
Por tanto, la frase «somos lo que comemos» no solo sigue siendo relevante, sino que ha tomado un significado más profundo gracias a los avances científicos. Ya no se trata solo de una afirmación filosófica o o de la antigua medicina popular, sino de una verdad respaldada por la ciencia.
