Moncloa se plantea apartar a Pérez Tornero de TVE y dar más peso a su director de contenidos
El presidente de la corporación de radio y televisión pública ha perdido completamente el apoyo del consejo de administración
El Gobierno ya no oculta su descontento con la marcha de la Corporación de Radio y Televisión Española (RTVE) y para ello el equipo de Pedro Sánchez busca soluciones urgentes. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, una de las opciones que está sobre la mesa es apartar a su presidente, José Manuel Pérez Tornero, de la primera línea y dar más peso en la gestión de la cadena y en la toma de decisiones al director de Contenidos Generales, José Pablo López, un directivo cercano a los asesores del presidente de Gobierno que fue fichado en abril de este año.
Las fuentes consultadas por este diario indican que en el último año la relación entre Tornero, el equipo de Sánchez y los asesores del presidente se ha vuelto insostenible. Del mismo modo, en las últimas semanas el directivo ha perdido el apoyo de los miembros del consejo de administración de la cadena pública, muchos de los cuales -como los representantes de Podemos Roberto Lakidain y José Manuel Martín Medem- le critican abiertamente acusándolo de colocar a tertulianos de derechas en los programas de la cadena.
En este sentido, la irrupción de José Pablo López es vista como una solución rápida para enmendar la precampaña electoral que ya ha comenzado y que tendrá dos citas destacadas en las municipales de mayo y las generales de diciembre. Y es que -como ya ha advertido este diario- en el Gobierno el estado de alerta es máximo ya que consideran que el peso mediático del presidente se difumina y que no tiene suficientes apoyos televisivos para lograr la ansiada reelección.
Bajas audiencias
En el caso de RTVE, las críticas van por partida triple. En primer lugar, se acusa a Pérez Tornero de ser demasiado blando con el Partido Popular, de no recoger fielmente las opiniones y anuncios del Gobierno y de no ser lo suficientemente claro para poner en valor la figura del presidente de Gobierno.
En segundo término, se le culpa de no asumir los consejos de Moncloa y de los asesores del presidente, Miguel Barroso y José Miguel Contreras, que ejercen de correa transmisora de las peticiones monclovitas. Y en tercer lugar, se critican las bajas audiencias. Este diario ya contó la semana pasada que para el Gobierno carecía de sentido intentar controlar una televisión que tenía cada vez menos peso, como quedó demostrado en la mínima audiencia de la última entrevista de Pedro Sánchez en la cadena pública.
Los datos de agosto dejan a La 1 con un share del 8,9%, en línea con sus peores resultados históricos y muy lejos del 13,1% de share que registraron ese mismo mes Antena 3 y Telecinco. En los informativos la diferencia es similar con un millón de espectadores de media para la pública, por debajo de los 1,9 millones de Antena 3 y de los 1,4 millones de Telecinco. El agravante es que ya perdieron el tercer lugar en los informativos de sobremesa de lunes a viernes a manos de La Sexta.
Renuncias en RTVE
El viernes, El Confidencial publicó que Tornero fue llamado esta semana a consultas por el Gobierno para transmitirle su pérdida de confianza. Un encuentro en el que se le volvió a dar un toque de atención -como ha venido ocurriendo en los últimos meses- para que enmendara el rumbo. Las fuentes consultadas por este diario indican que estamos en la antesala de un ‘golpe de Estado’ contra Pérez Tornero y que solo falta definir la forma en que se materializaría su salida de la Corporación.
Indican que la mejor manera de conseguir apartarle, sin generar revuelo mediático ni parlamentario, es forzar su cese. Recordemos que Pérez-Tornero fue nombrado por el Parlamento luego de un acuerdo del PSOE con el PP y, por tanto, sólo corresponde al propio Congreso de los Diputados destituirlo.
En este sentido, Moncloa quiere que Pérez Tornero siga el camino de Leopoldo González-Echenique, que en 2014 renunció a la presidencia de RTVE por discrepancias con labor entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría; y de Alberto Oliart que en junio de 2011 renunció ante las presiones de los dos principales grupos políticos.
Críticas de Podemos
Si Pérez Tornero renuncia, RTVE quedaría en una situación de interinidad que se prevé suplir con José Pablo López. López es actualmente el responsable de toda el área de programas, pero el Gobierno quiere que también asuma responsabilidad en los informativos. El directivo tiene una estrecha relación con José Miguel Contreras desde que fuese el director financiero de La Sexta, cadena fundada por el exdueño de Globomedia y de la que fue consejero delegado.
Se sabe que el nombramiento parlamentario de un nuevo presidente de RTVE no será rápido, en especial considerando los problemas de los principales partidos para ponerse de acuerdo en renovar los órganos del Poder Judicial. Es por ello que Moncloa quiere que López sea su hombre fuerte, independientemente de quien sustituya a Pérez Tornero.
En contra de Tornero también juega la pérdida de la confianza de su consejo de administración, directivos nombrados directamente por los partidos políticos que están descontentos con su gestión. Roberto Lakidain y José Manuel Martín, de Podemos, ya le pusieron en la diana publicando un informe en el que denunciaban que RTVE escoge a periodistas afines “a la derecha, ultraderecha y centro derecha”.
Consejo de administración
Pero no son los únicos. Este diario ha sabido que la ruptura es total con todos los consejeros. Ramón Colom, Elena Sánchez y Concepción Cascajosa (propuestos por el PSOE) no comulgan con las decisiones de Tornero en la línea de las críticas del Gobierno, mientras que Carmen Sastre, Jenaro Castro y Consuelo Aparicio (propuestos por el PP) consideran que se ha politizado demasiado la cadena en favor del Ejecutivo de Sánchez. Por su parte, Juan José Baños (propuesto por el PNV) tampoco apoya al presidente.
En este contexto, la situación parece insostenible de cara a los próximos meses en los que en plena precampaña electoral de las municipales de 2023, el Gobierno quiere tener una RTVE domesticada, fiel y sobre todo, pacificada. Creen que es la única manera de poder mejorar sus audiencias y que se apoye mediáticamente al Gobierno en la recta final de la legislatura.