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Economía

Prisa estudia emitir un bono convertible de 150 millones que sustituya la ampliación de capital

Esta fórmula de financiación, que se plantea a cinco años y con interés del 1%, permitiría eludir las trabas de Moncloa a inversores extranjeros como Vivendi

Prisa estudia emitir un bono convertible de 150 millones que sustituya la ampliación de capital

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, durante la celebración de la Junta General de Accionistas de este año. | Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

El presidente del grupo Prisa, Joseph Oughourlian, propuso a la comisión delegada de la compañía, celebrada esta semana, la emisión de un bono convertible por valor de 150 millones de euros, canjeable en cinco años y con una rentabilidad del 1%, según ha podido confirmar THE OBJECTIVE con fuentes cercanas al consejo de administración del editor de El País y Cadena Ser. La propuesta será debatida en los próximos días, pero la actual situación del grupo aconseja que la decisión definitiva se tome antes de que finalice este año 2022.

El también representante del fondo Amber Capital, principal accionista de Prisa, planteó esta operación como alternativa al proyecto de ampliar capital, lastrado por la dificultad para encontrar inversores externos y las condiciones que estableció Moncloa para la entrada de empresas extranjeras como Mediaset. Prisa tiene una deuda de 915 millones de euros y con un interés variable que puede hacerse insostenible durante 2023 y muy complejo de solventar con la caja que genera el grupo.

El editor tiene sus vencimientos más inmediatos a partir del año 2025 y 2026, pero en los primeros seis meses del año se pagaron 2,8 millones de ajustes por inflación y otros 32,3 millones por intereses de deuda. Y eso que los tipos de interés todavía no comenzaban a subir para esas fechas. Es por eso por lo que Oughourlian lleva semanas buscando fórmulas para apuntalar su financiación y se planteó la entrada de socios industriales o la mencionada ampliación de capital, dos proyectos que no se han podido consolidar en los términos esperados por Amber.

Acción de oro del Gobierno

Por esta razón, el presidente de Prisa ha propuesto una tercera vía: la emisión de un bono convertible por un valor de 150 millones aproximadamente, el mismo montante que se esperaba recaudar en la ampliación de capital y con el que espera alcanzar el respiro financiero necesario para mantenerse a flote sin estrecheces. La idea es poder capear la subida de los tipos de interés, la caída de la publicidad en medios de comunicación y mantener un nivel inversor necesario para sacar adelante su plan estratégico presentado en marzo de este año.

Este instrumento permite además la entrada de un inversor externo, industrial o financiero, sorteando los vetos del Gobierno con su acción de oro. El bono podría canjearse en cinco años, es decir que a partir de esta fecha los compradores podrán canjearlos por acciones. Considerando que Prisa vale actualmente en bolsa unos 273 millones de euros, el comprador o los compradores del bono podrían hacerse con más del 50% y el control de la empresa.

El bono tendría además un interés del 1% anual y una prima de descuento que todavía no está definida, pero que será «atractiva» para que los interesados realicen una suscripción relativamente rápida. De esta manera, si Vivendi o Mediaset quisiesen entrar en el capital de Prisa, esta sería la manera más rápida de hacerlo sin tener que pedir autorización al actual Gobierno. El bono tiene cinco años de duración coincidiendo con las eventuales Elecciones Generales de 2027, cuando es poco probable que Sánchez pueda renovar otro mandato.

Accionistas de Prisa

Fuentes financieras consultadas por este diario indican que este instrumento financiero es una buena manera de lograr financiación y ofrece unas condiciones mucho mejores para un eventual inversor que una ampliación de capital. Es una opción a mediano plazo, pero un valor seguro que en este caso garantiza -a quienes lo adquieran- un papel protagónico en el futuro y además alejado de ruidos políticos coyunturales.

En definitiva, una operación netamente financiera que -si hay un descuento atractivo- podría ser un buen negocio para los interesados y dar una liquidez rápida al grupo Prisa. Incluso si no entra un gran inversor como Vivendi o Mediaset, se abre la puerta a fondos de inversión e incluso a sus principales acreedores como Deutsche Bank, Pimco o Angelo Gordon.

Este diario ya advirtió que ante las dudas de inversores industriales, el Banco Santander se ofreció a suscribir parte de esta ampliación con el condicionante de que querían volver a tener una participación destacada en la gobernanza de la compañía. Una operación que encajaba con los intereses del Gobierno de tener inversores españoles en la operación que compartiesen protagonismo con empresas foráneas como Mediaset. Moncloa no veta al grupo italiano, pero sí aboga porque no tenga un peso protagónico y de control en el editor de Cadena Ser y El País.

Venta de activos

El mayor accionista de Prisa es Amber Capital con un 29,9%, seguido por Vivendi con un 9,9%, los Polanco con el 7,6% y Global Alconaba con un 7,1%. También tienen una participación relevante Roberto Alcántara (con un 5%), Carlos Fernández (con otro 5%) -estos dos últimos y los Polanco con el apoyo financiero del Banco Santander- y Carlos Slim con más de un 6%. El resto de inversores relevantes son el jeque catarí Al-Thani con 4,9% y el Santander con un 4,2%.

Sin embargo, en las últimas semanas no se pudo llegar a un acuerdo y pese a que Amber, Vivendi y Global Alconaba (los inversores cercanos a José Miguel Contreras y el consejero Miguel Barroso) apoyaron la ampliación de capital, el resto de accionistas no se mostraron por la labor de desembolsar más dinero. En cualquier caso, la ampliación de capital no está descartada completamente, pero ante su ralentización Oughourlian ha optado por poner sobre la mesa un nuevo instrumento que permita obtener de manera más rápida los recursos necesarios.

Si ninguna de estas propuestas sale adelante, a Prisa solo le quedaría seguir adelante con la venta de activos con sus negocios en Latinoamérica en el punto de mira. Históricamente, Santillana ha sido el negocio de mejor comportamiento en el continente, aunque en los últimos meses han cobrado un valor estratégico las radios que tienen en países como Chile, México o Colombia. Antes de la pandemia, la compañía estuvo cerca de cerrar la venta de su negocio editorial e incluso se llegó a cerrar un precio, sin embargo el patrón económico de la Covid paralizó la operación.

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