La paradoja de Melilla: sus coches eléctricos se recargan gracias a una central térmica de fueloil
Algunas asociaciones locales y partidos políticos reclaman la creación de un cable submarino que los conecte con la energía renovable de España
Coches eléctricos o un proyecto para crear una almendra central cero emisiones en el centro de la ciudad. Aunque la ciudad autónoma de Melilla da pequeños pasos para ajustarse al nuevo modelo de urbe verde, una central térmica de fueloil, encargada del suministro energético en la ciudad, convierte toda la hoja de ruta renovable en papel mojado. Un escenario que permite a uno de los combustibles fósiles más contaminantes monopolizar la generación eléctrica de la ciudad. Pero esta situación, que apenas despierta interés en Madrid, genera hastío entre los vecinos de la ciudad, mientras su lucha se ha reducido a una asociación local y a unos pocos grupos políticos.
Melilla es el único territorio, exceptuando las Islas Canarias, que no tiene ningún tipo de interconexión eléctrica -o proyecto a medio plazo- con la península. Un contexto que deja a la ciudad autónoma sin la posibilidad de conectarse a la red eléctrica española y, por consiguiente, a las energías renovables que se generan en España. En los últimos años, el Gobierno central ha tratado de incentivar la movilidad eléctrica en Melilla con la aprobación del programa ‘Plan Moves III’ (se enmarca en el Plan de Recuperación). Un plan que concede ayudas directas para fomentar la movilidad eléctrica. Según la plataforma ElectroMaps, existen hoy en Melilla hasta siete puntos de recarga de vehículos eléctricos.
«La central se encuentra en pleno centro de la ciudad, a cien metros del Ayuntamiento, justo donde van a poner una zona de bajas emisiones para promocionar el coche eléctrico. Pero el aire está igual de contaminado porque está la central, además de que el coche eléctrico está conectado a la electricidad de la propia central. Muchas veces vemos unas humaredas terribles cuando encienden los motores, también está el olor y el hollín que se queda en los balcones o en la ropa tendida del edificio que tiene delante. Es muy preocupante», dice un miembro de la Asociación Melilla en Verde, que apuesta por la construcción de un cable submarino que les suministre electricidad verde desde España.
La central de fueloil, que pertenece a Endesa y cuyo terreno cedido se ha ampliado 25 años más, ha estado durante varios años en el foco de los grupos ambientalistas. Así, Ecologistas en Acción aseguró en 2016 que era la séptima instalación más contaminante de toda Europa. Un argumento que basó en un informe de la Agencia Europea de Energía, llamado Revealing the costs of air pollution from industrial facilities in Europe.
Podemos y Vox contra la contaminación
El candidato a la presidencia de Melilla por Vox, José Miguel Tasende, es hasta ahora el único rostro político de la ciudad que ha alzado la voz estos días para rescatar de nuevo la vieja aspiración de los melillenses de conectarse a la península. «En España tenemos desde los años 90 varios cables submarinos entre Tarifa y Marruecos, otros tantos entre las Islas Baleares y España y ahora hay otro proyecto para unir Vizcaya con Francia. Pero aquí no tenemos ninguna novedad para este proyecto. El fueloil es muy contaminante, al final, todo se reduce a sentido común», sentencia Tasende, que añade la energía térmica como otra opción futura para sustituir el fueloil.
Fuentes de Unidas Podemos en el Congreso recuerdan que presentaron, allá por 2018, una propuesta para levantar un cable submarino que uniera Melilla con el resto de la península. Pero su iniciativa no salió adelante: recibió un ‘no’ por respuesta pero sin ningún tipo de explicación. No obstante, confirman a este periódico que volverán a estudiar esta medida, que había quedado bajo un cajón, para presentarla de nuevo en la Cámara Baja.
En 2021, Enagas y Endesa acordaron un plan para ir sustituyendo el fueloil por gas natural. Las tres líneas maestras que esboza la compañía propiedad de la italiana Enel son: la construcción de una regasificadora (que en principio estará lista en el año 2030), la remotorización de diesel a gas de la propia central y el aumento de la capacidad de nuevas tecnologías en la central. Una medida, esta última, que no se dará hasta el año 2026.
La desidia por parte de los diferentes gobiernos para instalar un cable que una la ciudad autónoma con el resto de España genera todo tipo de hipótesis y, entre estas, el fantasma de Marruecos siempre surge. Así, algunos estudios han apuntado que entre los obstáculos para desarrollar este proyecto se encuentra el recelo que al reino alauita le genera cualquier tipo de lazo en común entre las dos ciudades autónomas con España. Una suposición que ha ido perdiendo fuerza tras el anuncio que hizo el pasado año Red Eléctrica para instalar a medio plazo un cable eléctrico entre la península y la ciudad autónoma de Ceuta.