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Economía

Los bancos ponen fin al 'boom' del 'robo' de hipotecas por la escalada del euríbor

El traspaso de créditos para la vivienda de una entidad a otra se hunde un 36% en 2022, tras haberse más que duplicado durante el ejercicio anterior

Los bancos ponen fin al ‘boom’ del ‘robo’ de hipotecas por la escalada del euríbor

Cálculo de una hipoteca. | Europa Press

Los bancos han pisado el freno en su estrategia de ‘robarse’ hipotecas ya constituidas. Este fenómeno, que se disparó tras la pandemia, ha dejado de estar en el centro de la política comercial de las entidades por la subida meteórica del euríbor desde hace un año, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, con el fin de quitarse clientes y negocio a través de la denominada subrogación (que permite a los titulares del crédito cambiar de acreedor con mejores condiciones).

Según los datos recabados por THE OBJECTIVE en el INE, el ‘robo’ de préstamos para la adquisición de la vivienda se desplomó en 2022 un 36,3%, una cifra que contrasta radicalmente con el aumento de este tipo de operaciones tanto en 2020 como en 2021, cuando crecieron un 30,5 y un 129,1%.

En algunos momentos de los ejercicios anteriores, la escalada de las subrogaciones llegó incluso a avanzar más, al registrar ritmos de más del 150%, o incluso a triplicarse en tasas interanuales. Sin embargo, la remontada de los tipos oficiales por parte del BCE para poner coto a la inflación y la consecuente subida abrupta del euríbor han cambiado las tornas de manera radical.

Las mejores condiciones para el cambio de banco de las hipotecas desaparecen

Los bancos ya no están dispuestos a ofrecer unas condiciones mucho más ventajosas a clientes con hipotecas en la competencia por los riesgos que entraña. Se espera que con el encarecimiento de las cuotas la morosidad vaya a elevarse en los próximos meses, ya que las familias no podrán asumir los compromisos adquiridos, en un momento en que el gasto de la cesta de compra sigue descontrolado por el IPC.

Hay que tener en cuenta que las hipotecas variables, debido a que el euríbor ha pasado de estar en negativo a superar la barrera del 3,5% en tan solo doce meses, están pegando un fuerte bocado a los bolsillos de los hogares. El coste mensual se ha incrementado un 40% y sobrepasa ya los 1.000 euros.

Las previsiones indican que el escenario será aún peor según vaya avanzando 2023. El mercado apunta a que el euríbor superará el 4% ante los mensajes del BCE de que procederá a nuevas subidas de los tipos de interés oficiales en marzo y a lo largo de la primavera.

Este panorama, radicalmente distinto al que había hace uno o dos años, ha modificado por completo los planes de los bancos, que estaban incentivando el ‘robo’ de las hipotecas para captar usuarios y negocio. Sobre todo de préstamos de clientes con una mayor estabilidad laboral y con una cierta antigüedad, de algo más de cuatro o cinco años.

En 2022, según las cifras, las transacciones de subrogación del acreedor cayeron hasta un total de 21.304. Es decir, que de media cada mes los clientes pudieron traspasar a otra entidad unos 1.700 de contratos de hipotecas.

Hace cuatro años, el sector vaticinaba que el ‘robo’ de hipotecas iba a aumentar sustancialmente a raíz de la reforma hipotecaria, que dejaba a estos préstamos como un producto más, al impedir la exigencia de vinculaciones de nómina, seguros o fondos de inversión. Además, se esperaba un incremento relevante por el hecho de que la población joven es cada vez menor y, por tanto, las nuevas previsiones iban a tender a la baja.

Sin embargo, estas previsiones solo sirven a medio y largo plazo con el nuevo contexto de tipos de interés, y tras el auge experimentado durante los peores ejercicios de la pandemia, porque hace menos atractivo para un banco llevarse una hipoteca constituida en otra entidad hace tiempo.

Distintos cálculos apuntan a que con la subrogación el cliente puede llegar a ahorrarse hasta 1.200 anuales en cuotas y hasta unos 40.000 euros en total, partiendo de préstamos medios de 100.000 euros de deuda pendiente por pagar, a pesar de que en principio tenga que desembolsar un mínimo de unos 2.500 euros.

El banco que quiere ‘robar’ puede ofrecer un tipo o unas condiciones menos onerosas para el usuario, pero en la actualidad las entidades se resisten a hacerlo. Para sellar una operación de este estilo, los bancos asumen una serie de gastos, como los de gestoríanotaría y registro, así como el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), pero por lo general el cliente tiene que hacer frente a la tasación, los aranceles notariales y las posibles penalizaciones por amortización anticipada del contrato.

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