La reforma de las pensiones dejará un déficit de 22.000 millones de euros solo en 2023
El Instituto de Estudios Económicos revela los efectos negativos del actual sistema de la Seguridad Social y su insostenibilidad
José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social. | Europa Press
La reciente reforma de pensiones del ministro José Luis Escrivá dejará un déficit público de hasta 22.000 millones de euros a las arcas públicas, solo en 2023, con su consiguientes efectos negativos sobre el empleo, el crecimiento y la competitividad de la economía española. Así lo recoge el último informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), elaborado con estudios propios y con la colaboración de economistas de gran prestigio como Ángel de la Fuente, José Emilio Boscá Mares, Rafael Doménech Vilariño, Javier Ferri Carreres, José Enrique Devesa Carpio y, Robert Meneu Gaya.
Bajo el título La subida de las cotizaciones sociales. Análisis y consecuencias de la economía española, el trabajo aborda la situación actual de nuestro sistema de pensiones e incluye un análisis crítico de la reforma de 2023, con un punto de partida: el déficit del sistema.
Y es que, en contraposición con el ministro José Luis Escrivá -quien ayer defendió la sostenibilidad de su reforma, manteniendo que los ingresos que recibe la Seguridad Social crecen y por lo tanto garantizan el sistema-, el IEE y sus expertos señalan que, ya en 2023, las pensiones de la Seguridad Social pueden finalizar con un déficit del 0,7% del PIB. Este dato aumentará al 0,9% si se excluyen los ingresos obtenidos por la nueva cotización asociada al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que de forma lógica -sostiene el informe-, «no deberían ser tomados como ingresos corrientes en este ejercicio al dirigirse a un Fondo de Reserva a gastar a partir de 2032″.
Según destaca el estudio, el gasto previsto en pensiones del Régimen de las clases pasivas, en 2023, ascenderá a 1,5 puntos del PIB, considerando unos ingresos propios del 0,5% del PIB, por lo que obtendría un saldo negativo del 0,9%.
No obstante, y de esta forma, el déficit del sistema público de pensiones, en 2023, podría llegar a ascender a 1,8 puntos del PIB, después de haber inyectado ingresos por valor de 1,4 puntos del PIB mediante una transferencia del Estado dirigida a los denominados gastos impropios, en donde se agrupan conceptos muy diversos.
De cumplirse este resultado, el 1,8 del PIB de déficit (22.000 millones de euros), las pensiones públicas españolas supondrían más del déficit estructural del conjunto de las Administraciones Públicas, y prácticamente el 90% si se tienen en cuenta los gastos impropios mencionados. Además, el informe señala que la reforma de pensiones acabará afectando al empleo con una pérdida de puestos de trabajo que oscilará entre 100.000 y 190.000. Asimismo, el PIB se resentirá en un 0,6%, y el consumo y la inversión privada un 0,5% y un 0,2% respectivamente.
El gasto en pensiones
En contra de estos análisis, y también del informe de la Airef relativo a la última reforma de las pensiones, el ministro de Seguridad Social ponderó ayer, tras el Consejo de Ministros, «el extraordinario comportamiento del empleo, así como la subida del salario mínimo interprofesional y el resto de sueldos», destacando que «han contribuido a que en los cuatro primeros meses del año los ingresos por cotizaciones sociales hayan crecido un 8,9%».
«A veces, se habla mucho del gasto en pensiones -dijo Escrivá-, pero nunca se habla de los ingresos que recibe la Seguridad Social, que crecen a ritmos comparables en este momento y hacen que la sostenibilidad del sistema esté completamente afianzada y garantizada», subrayó.
Esto supone que, respecto al PIB, el nivel de cotizaciones haya aumentado más de un punto y se sitúe en máximos del 10,8%. En ese sentido, añadió que «no hacemos más que reforzar el sistema con ingresos y eso fundamentalmente se deriva del buen funcionamiento de la economía».
En cuanto al déficit de la Seguridad Social, el ministro recordó que en el año 2017 se situaba en el 1,6%, mientras que ahora llega al medio punto. «En 2023 y con el esfuerzo que supone la revalorización de las pensiones al 8,5%, vamos a repetir el déficit con algo menos de inflación», aseguró el titular de la cartera de la Seguridad Social.
Menos ingresos que gastos
Pero la opinión del IEE, presidido por Íñigo Fernández de Mesa y dirigido por Gregorio Izquierdo, es diametralmente opuesta a la de Escrivá. Tanto es así que la valoración de los expertos, en este caso, como muchos otros, es que las diferentes estimaciones que nutren el estudio «apuntan a que la reforma generará un aumento de ingresos de entre 1,2 y 1,3 puntos de PIB, mientras que el incremento de los gastos corrientes oscilará entre 2,1 y 4,7% del PIB, por lo que el déficit y la deuda existentes, «lejos de corregirse, aumentarán sensiblemente». Por cierto, añaden-, «una reforma que ya contempla un incremento de las cotizaciones sociales, equivalentes a 2,7 puntos, según estimaciones de la Airef, incluyendo el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que llegará a 1,2 puntos, y a 1,5 puntos adicionales derivados del aumento de la base máxima y de la cuota de solidaridad».
Así, y con este aumento del gasto que recae básicamente en las cotizaciones sociales a las que contribuyen empresas y trabajadores -destaca el informe del IEE-, dichas cotizaciones se sitúan en ratios muy elevados, por lo que el Instituto de Estudios Económicos y sus expertos no descartan la necesidad de adoptar medidas por el lado del gasto.
Subrayan que, además de este aumento del gasto, el Gobierno no ha tenido en cuenta en su reforma, que el desarrollo de la misma tendrá lugar en un contexto donde la Comisión Europea ya ha indicado que volverán a aplicarse las reglas fiscales con el foco centrado en el gasto público, para reducir el peso de la deuda frente al PIB, y donde el nivel de deuda pública de nuestro país (113% del PIB) casi dobla la mitad del nivel de referencia establecido en el Plan de Estabilidad y Crecimiento (60% del PIB).
De la falacia a la bomba de relojería de Escrivá
En contra de la opinión optimista de Escrivá sobre la sostenibilidad de su reforma de pensiones se manifiesta para THE OBJECTIVE el economista Lorenzo Bernardo de Quirós. Para el presidente y socio de la consultora Freemarket, las cuentas de ingresos de Escrivá «son una falacia; porque los gastos crecen a mayor velocidad que los ingresos y la cuantía de las nuevas pensiones es superior al salario medio».
Daniel Lacalle, economista y jefe de Inversiones de Tressis, sostiene que el argumento de ingresos que defiende José Luis Escrivá es una falacia, «porque durante su mandato ha triplicado hasta 100.000 millones de euros el agujero de la Seguridad Social y, aunque esta tenga ingresos -porque nos han aumentado a todos masivamente las cotizaciones sociales y, porque no se deflactan los impuestos a la inflación, y por lo tanto se beneficia de mayor recaudación-, a pesar de ello, la Seguridad Social sigue teniendo que recibir una inyección del Estado que lo hace vía deuda». Así pues, insiste Lacalle, «es falso. Además, el tema de los ingresos también es falso, porque en realidad viene por un aumento de los impuestos y por no deflactar esos impuestos a la inflación. Pero además, esos ingresos demuestran la falacia de su tan cacareado récord de empleo, porque cuando uno lee esos ingresos de la Seguridad Social para 20,1 millones de afiliados, de lo que te das cuenta de es que, si ajustas el aumento de cotizaciones por afiliado, se recauda menos de lo que se recaudaría si no se hubiesen subido los impuestos».
Por lo tanto, remata Escrivá, «falta a la verdad para no variar. Primero, porque los ingresos no cubren el agujero de las pensiones. Segundo, porque las estimaciones de ingresos son ficticias; por eso ha introducido la bomba de relojería de acuerdo con Bruselas por el que, al cabo de tres años se revisa entero y nos van a volver a subir las cotizaciones. Y, tercero -concluye-, porque ese agujero que ha triplicado durante el mandato de Sánchez sigue necesitando el apoyo de los Presupuestos Generales del Estado».
Para Antonio Méndez Baiges, abogado de Mercer y miembro de Ocopen (Organización de Consultores de Pensiones), la reforma de pensiones de José Luis Escrivá tiene una serie de inconsistencias que merman el relato de la sostenibilidad de la que presume el ministro de Seguridad Social. Sostiene Méndez a THE OBJECTIVE que esa quimera de ingresos que plantea Escrivá no es tal, desde el momento en el que los salarios suben menos que las pensiones y los trabajadores son los que pagan las pensiones. Por otra parte, tampoco resulta sostenible proponer que los pensionistas pueden elegir para el cálculo de sus prestaciones entre 25 años de cotización a la Seguridad Social -como hasta ahora- o 29 años (menos los peores 24 meses), porque finalmente todo el mundo, o gran parte de los futuros pensionistas acabarán eligiendo esta opción, que a la postre se hizo para reducir gasto, y paradójicamente «conlleva más».
Para el economista Javier Santacruz, los cálculos sobre los ingresos de Escrivá estarían «muy bien si no existiera previamente el volumen de déficit y deuda existentes en la Seguridad Social». Por tanto, apunta, «ese discurso habría estado muy bien hace 15 años».
José María Rotellar, economista y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, es contundente al respecto. Sentencia que los cálculos de ingresos de Escrivá no son ciertos. El sistema de pensiones del ministro no está garantizado. Y apostilla, «hay un gasto estructural creciente, incrementado con su reforma, sobre la base de unos ingresos por cotizaciones que no están asegurados, puestos en riesgo con la subida de los tipos en las cotizaciones».
José Luis Fernández Santillana, director del Gabinete de Estudios de la Unión Sindical Obrera, subraya un detalle sobre el optimismo de Escrivá con respecto al aumento de ingresos a la Seguridad Social y despeja que «este incremento no se debe a que hay más gente y también más horas trabajadas, sino que haya la misma gente pagando más cotizaciones».
