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Economía

La mitad de las explotaciones de apicultura de España está en quiebra técnica

Desde COAG afirman que estas explotaciones no han cerrado, pero aguantarán poco tiempo en funcionamiento si la situación no mejora o no reciben ayudas

La mitad de las explotaciones de apicultura de España está en quiebra técnica

Trabajadores de colmenares en Navalafuente, Madrid. | Rafael Bastante (Europa Press)

La apicultura española está pidiendo ayuda para evitar el cierre de aún más explotaciones debido a la sequía, pero también a la venta de miel por debajo de los costes de producción y la importación de productos etiquetados como miel que contienen otros componentes y que denuncian como competencia desleal. 

Todas estos factores, agravados en los últimos años, han llevado al 50% de las explotaciones del sector a una situación de quiebra técnica, según los datos publicados por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).

Explotaciones que no han cerrado, pero que aguantarán poco tiempo en funcionamiento si la situación no mejora o no reciben ayudas, afirma en una conversación con THE OBJECTIVE Pedro Loscertales, responsable del sector apícola de COAG. «Por el momento seguramente este año no cerrarán, pero hay que pagar facturas, autónomos, la alimentación y se produce cero», apunta.

Por eso, piden al Gobierno más ayudas para el sector, pues consideran que la cantidad anunciada como parte del real decreto de la sequía es «absolutamente insuficiente». «Se reparte miseria, 800 euros para un apicultor con la que está cayendo es casi insultante. Solo el coste de alimentación suplementaria de las abejas supone entre 8.000 y 10.000 euros al mes en una explotación media (400 colmenas)», dice Loscertales.

«Lo que nos han dado es una ayuda por los sobrecostes del gasoil, lo que pasa es que el Ministerio lo ha disfrazado de ayuda a la sequía», afirma el responsable del sector apícola de la organización, que considera «un insulto» la respuesta del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a las demandas del sector

La alimentación de las abejas eleva los costes un 100%

El principal problema de los apicultores es el precio de la alimentación de las abejas. Ya en 2022 solicitaban ayudas por este motivo, pero la sequía de este año ha empeorado aún más la situación y la falta de floración ha hecho que alimentar a una colmena durante un mes cueste alrededor de 20 euros. 

Y es que para mantener las colmenas en condiciones adecuadas, explica Loscertales, hay que darles un aporte de azúcar de alimentación animal y agua, una especie de almíbar, más un aporte de proteína para sustituir al polen creado a base de harinas. 

«Hemos calculado el coste más o menos y ponemos 18 euros por colmena o más. Si la quieres mantener en condiciones óptimas, necesitas casi 20 euros al mes por colmena. Si lo quieres hacer en condiciones pues unos 10 euros y bueno, si las quieres dejar al abandono y sálvese el que pueda, que no es lo más óptimo, pues en esas está la mitad, todo depende de las condiciones que quieras tener», explica el apicultor. 

Fraudes en el etiquetado de la miel 

Los elevados costes no son el único problema contra el que luchan los apicultores en las últimas temporadas. En las últimas investigaciones de la Comisión Europea, el 46% de las muestras de miel analizadas fueron consideradas sospechosas de ser adulteradas, un 51% en el caso de España.

Por este motivo, los apicultores piden una normativa que establezca un etiquetado claro de la miel en el que se especifique no solo la procedencia de la misma, sino los porcentajes que vienen de cada país. Además, exigen más controles a los productos importados para evitar que se comercialice como miel algo que en realidad está adulterado con otro tipo de componentes.

Sin embargo, la reciente propuesta modificación de la directiva de la miel presentada por la Comisión Europea no supone un cambio significativo, según las principales organizaciones del sector, que se mostraron decepcionadas con la misma por considerar que no aporta una solución al problema. 

Tras su presentación a finales de abril, Loscertales afirmó que es «un texto absolutamente decepcionante en el que no se contempla nada más allá de la obligación de mencionar en las etiquetas el país o los países de origen en los que la miel ha sido recolectada, algo que ya es obligatorio en España desde 2020 y que no ha solucionado ni los problemas de importaciones masivas de siropes y sucedáneos de miel a nuestro mercado ni la existencia de mezclas sin orígenes comprobables en los lineales de las grandes superficies». 

Un problema también para los ecosistemas

Además de un problema económico para el sector, el cierre de explotaciones de apicultura supondría probablemente también un daño para los ecosistemas a los que pertenecen sus abejas

Así, Loscertales destaca «la labor que hace la abeja en el mantenimiento de los ecosistemas, de esa biodiversidad que necesita a las abejas como polinizadores para que se regenere la producción de semillas de distintas plantas, distintas flores». 

«Yo solo sé que cuando empecé en esto hace unos 30 años, a nosotros los agricultores prácticamente no nos llamaban, y hoy todos los técnicos, todos los ingenieros agrónomos y agricultores te buscan cuando tienen un cultivo que necesitan polinizar», explica Loscertales, que apunta a tres motivos principales: más producción de semillas, mejor peso específico, más producción de semillas y mejor poder germinal.

Una labor que se puede perder en muchos lugares de España si las explotaciones del sector siguen en esta situación económica, que ya ha llevado a muchos, según apuntan desde COAG, a buscar otra ocupación laboral. 

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