España solo cosechará el 13% de los cereales de invierno necesarios para cubrir el consumo
Asaja prevé que la cosecha no supere los cinco millones de toneladas, un 65% menos que en 2022 y lejos de los 36 millones que se necesitarían para no importar
La cosecha de cereal de invierno en España sufrirá una reducción del 65% respecto a la del año anterior, según las previsiones de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), hechas a partir de los datos recogidos una vez iniciada la recolección.
Esto supone una pérdida de 9,4 millones de toneladas respecto a la de 2022, con una cosecha que rondará los cinco millones de toneladas entre todos los cereales, según los cálculos de Asaja.
Una cantidad que solo cubre algo más del 13% del total necesario para el consumo humano y animal en España, según advierte la organización, que manda un mensaje a las autoridades nacionales y europeas: «España necesita anualmente más de 36 millones de toneladas de cereales para atender nuestras necesidades de consumo (humano y animal) y, por tanto, es necesaria una apuesta decidida, y con dotación económica suficiente, para rebajar nuestra dependencia exterior de grano y evitar posibles desabastecimientos, máxime si tenemos en cuenta la situación de inestabilidad de los mercados internacionales en estos momentos».
España ya es habitualmente un país deficitario en grano, con lo que esta situación incrementa aún más la dependencia de las importaciones, en un momento en el que la guerra en Ucrania, del que España es el segundo receptor de su exportación de cereales, puede generar dudas sobre su inestabilidad.
Si se miran las cifras concretas por cultivos, se espera una producción de 2,12 millones de toneladas en trigo blando, 216.000 toneladas en trigo duro, 2,41 millones de toneladas en cebada, 123.000 toneladas de avena, 31.000 toneladas de centeno y 103.000 toneladas de triticale.
Las pérdidas varían de una zona a otra del país, con el sur con cosechas casi residuales de algunos cereales, según explica en una conversación con THE OBJECTIVE Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja. «Cuanto más al sur, más daño ha habido», apunta.
La sequía y los costes de producción ahogan al sector
La falta de lluvias ha causado serios estragos en muchas zonas de España, especialmente en el sur, así como las elevadas temperaturas, una combinación de factores que ha hecho que la cosecha vaya a ser mucho menor de lo esperado en el momento de la siembra, que se lleva a cabo alrededor del mes de septiembre.
«En Extremadura, donde hicimos una inversión para la cosecha de unos 700 euros por hectárea de media, ahora se han visto truncadas todas las ilusiones y no vamos a recoger absolutamente nada», lamenta Metidieri, que habla de una situación que ocurre también en muchas zonas de Andalucía.
La sequía ha llegado después de un aumento durante un largo periodo de 2022 de los costes de producción, debido al aumento de los precios de la energía, los abonos y los productos fitosanitarios, señalan desde Asaja y recuerdan que todas las compras para esta siembra se hicieron entre verano y otoño de 2022, cuando los precios estaban a niveles muy elevados.
Preguntado por la respuesta de los seguros a esta situación, Metidieri muestra poca confianza en que estos cubran las grandes pérdidas de esta temporada. «Queda de manifiesto que los seguros no sirven para nada», asegura, en base a experiencias de años anteriores, cuando asegura que en situaciones similares, como cosechas estropeadas por las altas temperaturas, no recibieron la indemnización suficiente para paliar los daños.
Por todos estos motivos, agricultores de toda España afectados por la sequía y la subida de los costes de producción han pedido en reiteradas ocasiones que el Gobierno amplíe las ayudas al sector y a las comunidades autónomas que dediquen también recursos para garantizar la supervivencia de las explotaciones agrarias dedicadas al cereal.
«Sin ayudas directas y préstamos para inyectar liquidez, difícilmente se va a afrontar con cierta garantía una próxima campaña cuando llegue la hora de siembra», dice Metidieri, que advierte de que muchos agricultores pueden decidir no sembrar en la próxima campaña si la situación no mejora, lo que agravaría aún más la falta de cereales para la alimentación humana y animal.
Una subida de precio de los alimentos
Los precios de la alimentación ya han subido notablemente desde que comenzó la guerra de Ucrania, y la escasa cosecha de cereal amenaza con incrementarlos aún más. Y es que no solo afecta al cereal y los productos elaborados con el mismo, sino que de estas cosechas también depende el alimento del ganado, por lo que también repercutirá en los precios de todos los productos procedentes de la ganadería.
El precio de la paja se ha casi triplicado, cuenta Metidieri, por lo que asume que inevitablemente esto se verá reflejado en el precio que paga el consumidor final.
Además, «la paja tiene difícil movilidad», añade, por lo que se dificulta también su importación, por lo que su escasez complicaría la alimentación del ganado seriamente. Por el momento, confían en que en el norte de Castilla y León, en la zona de Burgos, la lluvia dé un respiro a los cultivos y permita la cosecha de algo más que en el sur, por lo que se pueda trasladar a las zonas más perjudicadas. También está la posibilidad de traer algo de Francia, «pero evidentemente eso lleva un encarecimiento grande».