Portugal crece casi al triple que la economía de España y su tasa de paro es la mitad
El país luso ha creado un régimen de residentes no habituales que tributa a un tipo fijo del 20% sólo por el IRPF generado
Pedro Sánchez con el presidente de Portugal, Antonio Costa. | Europa Press
La política del gobierno portugués de Antonio Costa ha sorprendido en este último trimestre del año con un crecimiento económico que triplica al de la economía española. Concretamente, nuestro país vecino ha crecido un 1,6% frente al 0,6% revisado por el INE hace apenas unas semanas.
Con datos de Eurostat, Portugal y su gobierno progresista han logrado también que su país tenga una tasa de paro casi la mitad de la española (6,8% frente al 12,7% de tasa paro nacional) y, además, y en cuanto al paro juvenil, las políticas socialdemócratas lusas nos distancia en 10 puntos menos: es decir, un 18,3% frente al 28,4%.
Pero la distancia no se queda ahí. Desde el momento anterior a la pandemia, y siempre con datos de la agencia de estadística europea, Portugal ha visto como su PIB per cápita en términos reales ha crecido un 3,32% entre 2019 y 2002, mientras que España ha retrocedido un 2,38% en ese mismo periodo, tal y como recoge el Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria en el informe trimestral que alude a las perspectivas económicas del verano.
Dirigido por el economista y profesor universitario, José María Rotellar, el documento de la UFV pone énfasis en el resultado que sobre la economía tienen las diferentes recetas de aplicar políticas, pese a que, a priori, los dos países están gobernados hasta ahora por partidos de izquierda.
La política socialista de Portugal
En este contexto, el informe analizado por THE OBJECTIVE, señala la contraposición y sus consecuencias de aplicar gasto creciente, impuestos altos y proteccionismo -como es el caso de España-, frente a apuestas por gasto eficiente, pero limitado, impuestos más bajos y apertura al exterior como hasta ahora está aplicando el socialista Antonio Costa a la política lusa.
De este modo, remarca el Observatorio de la UFV, si nos fijamos en la evolución del PIB en términos reales, basado en los índices de volumen encadenados, observamos cómo estamos por debajo de Alemania y Francia en el crecimiento acumulado, así como, además, ellos están ya por encima del PIB real de 2019, y España acaba de lograrlo, una vez revisada al alza la estadística del INE.
Por otra parte, el PIB per cápita español en términos corrientes se ha incrementado menos que el alemán y que el francés entre 2019. Y, si nos referimos al incremento del PIB per cápita en términos de paridad de poder de compra -sostiene el Observatorio de la UFV-, también es inferior e España en términos reales porcentuales entre 2019 y 2022.
En definitiva, pondera el documento, todo esto ha hecho que España haya perdido posiciones en cuanto al PIB per cápita en paridad del poder de compra respecto al resto de países europeos, ya que descendiende en el porcentaje que supone el PIB per cápita español en paridad del poder compra sobre el PIB per cápita de la UE en paridad de poder de compra, pasando del 90,9% al 85,2%; es decir, pierde 5,7 puntos entre 2019 y 2022.
El atractivo fiscal de Portugal
Las conclusiones del trabajo del Observatorio de la Universidad Francisco de Vitoria han servido para que el catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Santiago de Compostela, César García Novoa, analice para THE OBJECTIVE las razones por las que la economía portuguesa está experimentando un crecimiento económico de tal vigor frente a la economía española.
En su opinión, «Portugal ha sabido mantener en los últimos años un modelo fiscal diferenciado en Europa, calificable como business friendly y orientado a atraer inversiones y contribuyentes de alto nivel económico. En especial en las áreas tecnológicas. Y ello con un gobierno de izquierdas, tanto en la actualidad como en la etapa anterior a las últimas elecciones, en la que gobernó una coalición Partido Socialista-Bloco».
Portugal -explica García Novoa- «dispone desde 2009, de un muy atractivo régimen para captar residentes de alto poder adquisitivo, que invierten, generan riqueza y consumen en Portugal. Se trata del llamado régimen de residentes no habituales -con una guía fiscal y legal para vivir en Portugal-, mucho mejor que nuestro régimen de impatriados o ley Beckham. Es un sistema especialmente atractivo para nómadas digitales y trabajadores en sectores de alto valor añadido que deciden teletrabajar y que han proliferado tras la pandemia. Estos trabajadores -observa el catedrático- si optan por este régimen de residentes no habituales, tributan a un tipo fijo del 20% y sólo por las rentas de trabajo generadas en Portugal. Además, la Administración fiscal portuguesa es especialmente favorable a reconocer este régimen y a emitir certificados de residencia en los términos del convenio de doble imposición con España. Lo que contrasta -señala- con la postura de la Agencia Tributaria española que, en los últimos tiempos, se ha dedicado a fiscalizar sistemáticamente a quienes deciden desde España acogerse a este régimen. Por ejemplo, rechazando los certificados emitidos por la Administración portuguesa, a pesar de que el Tribunal Supremo acaba de pronunciarse en contra de este modo de actuar», puntualiza.
En todos estos años -añade- «tampoco se planteó Portugal adoptar un impuesto sobre el Patrimonio, incluso en un ambiente como el poscovid, donde muchos países sucumbieron a la tentación de proponer impuestos sobre la riqueza. También mantuvo la inexistencia de impuesto de sucesiones en transmisiones de padres a hijos».
«Tiene también Portugal un régimen favorable para quien obtiene beneficios derivados de criptomonedas -aclara-. Portugal sólo grava los beneficios derivados de operaciones con criptomonedas si quien las realiza puede considerarse empresario que de manera habitual lleva a cabo actividades de minado o trading. Las ganancias ocasionales por la transmisión de criptomonedas no se gravan».
Y además, concluye a propósito de las diferencias fiscales con Portugal, éste «tiene un sistema normativo con un buen estándar de respeto a la seguridad jurídica, transparente y que favorece la rápida resolución de los conflictos con la Administración Tributaria, en donde destaca el mecanismo de arbitraje tributario, que ha servido para desatascar la justicia tributaria ordinaria y que garantiza una solución a las controversias con la Hacienda Pública rápida y muy sencilla.
