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Economía

La mayoría de los europeos rechaza pagar la luz un 2% más cara para reducir las emisiones

En un informe de la consultora Bain, se advierte de esta actitud, que podría afectar a la inversión de las compañías

La mayoría de los europeos rechaza pagar la luz un 2% más cara para reducir las emisiones

El reto del cambio climático. | Alejandra Svriz (TO)

Hay preocupación por el cambio climático, pero no hay quorum sobre cómo atajarlo. Este es el escenario hoy que se observa tanto en Europa como en Estados Unidos tras un estudio que ha llevado a cabo la prestigiosa consultora norteamericana Bain. Una situación que preocupa a los inversores, conscientes del rechazo que genera entre los consumidores de Occidente un esfuerzo ‘extra’ en el pago de las facturas de la luz a cambio de la apuesta por la tecnología verde.

El informe de Bain concluye que «el problema es que, aunque los consumidores están preocupados por el cambio climático, los datos sugieren que pueden no estar dispuestos a pagar facturas más altas para ayudar a combatirlo. Según encuestas recientes de Bain, menos de la mitad de los consumidores de EEUU y la Unión Europea están dispuestos a pagar incluso un pequeño aumento de la factura eléctrica o del precio del combustible para reducir las emisiones».

En el documento de la consultora —que hace un repaso sobre la energía y los recursos naturales en 2023 y que fue publicado hace unos días— se aprecia en las últimas páginas una encuesta que hace a los consumidores de Estados Unidos y de Europa. La muestra, que recoge la opinión de 2.496 norteamericanos y 12.585 europeos, señala que más del 50% de estos rechaza que se les aumente un 2% el precio mensual de las facturas eléctricas de sus hogares para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un porcentaje que va aumentando aún más conforme se preguntan otras cuestiones, como un hipotético incremento del 10% o del 50% en el recibo de la luz para luchar contra el cambio climático. Por otro lado, esta misma oposición se traslada cuando el esfuerzo va destinado a incrementar los precios del combustible. Así, de nuevo menos del 50% se niega a pagar entre 10 céntimos y 25 céntimos por litro de más para reducir los gases contaminantes.

En rojo el apoyo y en gris el rechazo // Fuente: Bain.

En el gráfico se puede observar que tanto los europeos como los norteamericanos piden en su lugar aumentar los impuestos a las personas ricas para hacer efectivo la lucha contra el cambio climático. Porcentajes que reciben un apoyo de más del 60% por parte de los encuestados. Desde Bain apuntan que este resultado demuestra que los consumidores están sugiriendo a los gobiernos «intervenir para bajar los precios de las nuevas tecnologías».

Este contexto impacta de lleno en las inversiones por este tipo de carburantes verdes. «Las industrias de la energía y los recursos naturales son excepcionalmente intensivas en capital, como bien saben sus ejecutivos e inversores. Para muchos proyectos de baja emisión de carbono, el mayor coste es el capital. En pocas palabras, para construir un proyecto, los proveedores de capital deben plantearse y responder a las preguntas de quién pagará, durante cuánto tiempo y si es suficiente. La mayoría de los prestadores de capital dudarán en invertir antes de que haya señales claras de que habrá demanda y se obtendrán beneficios», apunta el informe.

Así, y según se desprende del documento, «para los proyectos con bajas emisiones de carbono que sirven a clientes empresariales —como el combustible de aviación sostenible (SAF) o los productos químicos— para generar ingresos es necesario encontrar una contraparte dispuesta a pagar una prima por encima del coste de los productos tradicionales y a ofrecer seguridad de ingresos a largo plazo por encima del coste de los productos tradicionales». Además, señalan que «para la aviación comercial, la prima del SAF puede ser significativa«.

«En función del modelo financiero de cada empresa y de su propuesta de valor para el inversor, pueden surgir otros obstáculos a la formación de capital y a la obtención de rendimientos atractivos. Los inversores en servicios públicos, como la energía, suelen buscar poco riesgo y una rentabilidad comparativamente más baja, un modelo de negocio similar al de un banco que financia hipotecas. Por el contrario, los inversores en petróleo y gas entienden que las acciones de su sector están sujetas a grandes oscilaciones en los rendimientos según se muevan los precios de la energía. Se sienten cómodos con ese riesgo añadido porque les merece la pena perseguir mayores rendimientos», se desprende del informe.

El informe sentencia: «Un inversor de una empresa de servicios públicos probablemente se sentiría incómodo si se le pidiera que financiara un proyecto perfectamente económico, pero arriesgado. Lo mismo ocurriría si se pidiera a un inversor en petróleo y gas que financiara proyectos de energías renovables con menor riesgo y menor rendimiento».

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