El Gobierno gasta 45 millones en un cohete 'espacial' que nunca atravesará la atmósfera
Una rectificación en el contrato del Ministerio de Ciencia e Innovación excluye el lanzamiento de satélites al espacio
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press
El Gobierno presentó un plan estrella dotado con 45 millones de euros para lanzar pequeños satélites al espacio. Fue uno de los anuncios que más sorprendieron entre los ciudadanos ya que España, por primera vez, iba a alcanzar un lugar hasta ahora exclusivo para unas pocas potencias en el mundo. Sin embargo, ese lanzador, como ha podido comprobar este periódico, no permitirá enviar satélites al espacio y se limitará solo a pruebas dentro de la Tierra.
El 30 de enero de 2023, Moncloa anunció que el Ministerio de Ciencia e Innovación iba a destinar 45 millones de euros para el desarrollo de un lanzador de pequeños satélites a través de un proceso de compra pública precomercial. La ministra, Diana Morant, aseguró en su momento que «gracias a esta apuesta por la ciencia y la innovación se iba a capacitar a España para situarse en el podio de los países capaces de cerrar el círculo virtuoso de diseño, fabricación y lanzamiento de satélites al espacio».
Pese a ello, una rectificación del pliego del contrato, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, rebaja las ambiciosas pretensiones del Gobierno. «El objetivo del presente contrato es el diseño y el desarrollo de la solución tecnológica innovadora para un prototipo de lanzador de pequeños satélites, sin incluir su validación operacional en entorno real (lanzamiento al espacio o prueba operacional)».
De esta forma, las principales funciones del contrato se reducen al diseño y desarrollo de tecnologías espaciales necesarias «para un sistema completo de prototipo de lanzador de pequeños satélites» y a «proporcionar un diseño, desarrollo tecnológico y una demostración o verificación de prestaciones a nivel de ensayos en tierra de la solución tecnológica».
Una pequeña parte del contrato de 45 millones de euros fue adjudicada y resuelta el 5 de julio de 2023. Así, el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), repartió a la catalana Pangea Aerospace y la alicantina Payload Aerospace (PLD Space) tres millones de euros (1,5 millones de euros cada compañía) para la primera fase de diseño de un prototipo de lanzador para pequeños satélites. Más tarde, el organismo licitador deberá evaluar las propuestas presentadas y el diseño más competitivo de cada una de las dos empresas, y comenzará así una segunda fase en 2024, que está valorada con 40,5 millones de euros restantes.
Fuentes conocedoras del sector aseguran que «el Ministerio de Ciencia e Innovación va a financiar el diseño y la construcción de un cohete que es un modelo, un prototipo del que se espera que se hagan unas pruebas en tierra, simule un vuelo (test de combustión de tiempo de vuelo completo), pero que no cubre el lanzamiento. Es decir, se montará el cohete, se probará el motor sin volar y luego se guardará en un almacén». La empresa privada que parece estar en mejor posición para conseguir el contrato es la alicantina PLD Space, que lanzó hace pocas semanas el cohete Miura I.
«Esta colaboración público privada no proporciona ningún servicio a la sociedad, simplemente una propiedad intelectual a la empresa que no se revierte en la sociedad, sino a costa de otra colaboración público privada de la cual PLD Space sería la única empresa beneficiaria posible. Cuando se planteó a la comunidad espacial que el Perte iba a incluir un prototipo de lanzador, todo el mundo pensaba que se iba a lanzar con cargas (satélites españoles), por lo que suponía una gran oportunidad para la industria y la academia dada la crónica falta de oportunidades en España para validar tecnología en el espacio. Algo que se puede observar en el contrato no ocurre», sentencian fuentes expertas.
Miura I: le faltaron 55 kilómetros para llegar espacio
PLD Space fue la empresa encargada de lanzar el Miura I el pasado 7 de octubre, que se rebautizó como el primer cohete español que se envía al espacio. Sin embargo, este voló hasta los 45 kilómetros de altitud para caer luego al mar. Pese a este aparente éxito, el plan -como así reconoció la empresa adjudicataria del contrato hace unos años- era llegar a los 100 kilómetros de altitud. Una cifra, esta última, que no es casual ya que coincide con la ‘Linea de Karman‘, que marca el límite del espacio y la atmósfera.
De esta forma, si una aeronave o un cohete traspasan esta altitud, se lograría llegar al espacio. PLD Space ahora prepara la puesta del Miura V, que será más grande y requerirá mucha mayor inversión. Fuentes técnicas sostienen que el Miura I no podía poner satélites en órbita, pero teóricamente sí lo podrá hacer Miura V. No obstante, subrayan que «está lejos de ese objetivo».
Pese al recorrido mediático que supuso el Miura I hace unas semanas, algunos expertos señalan a este periódico que en los años setenta y ochenta el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) desarrolló cohetes de sondeo (el nombre que recibían por entonces porque no se les consideraba en la categoría de cohete espacial al no poder entrar en órbita) capaces de llegar hasta los 200 y 300 kilómetros de altura (el INTA-200 y el INTA-300).
El contrato forma parte del ambicioso Perte Aeroespacial, que espera movilizar más de 4.500 millones de euros (una contribución del sector público de alrededor de 2.193 millones de euros y una inversión privada de cerca de 2.340 millones) y que «persigue posicionar al sector aeroespacial como actor relevante en los nuevos retos y oportunidades de las políticas nacionales y europeas, y entre otros objetivos concretos, se encuentra el de generar capacidades para el acceso al espacio en España y posicionar al sector espacial en el mapa europeo del uso comercial del espacio».
