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Economía

Tendencias pasadas y futuras del cripto-mercado

En cada fase alcista han aparecido nuevos nichos y narrativas que han eclipsado el interés de los inversores

Tendencias pasadas y futuras del cripto-mercado

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El mercado de las criptomonedas se ha regido, al menos hasta el momento, en ciclos de cuatro años orquestados por el funcionamiento de Bitcoin que incluso hoy sigue valiendo la mitad de todo el mercado cripto. Cada una de estas etapas ha traído una serie de narrativas propias, que aunando tecnología, tendencias sociales y un nuevo ecosistema de proyectos, se ha traducido en grandes cantidades de fondos que se han movido a lo largo y ancho del mercado.

Como es propio en este tipo de comportamientos, el optimismo lleva a una burbuja de expectativas y valoraciones, y cuando esta se desinfla, a medio y largo plazo, reluce el auténtico valor que hay tras cada ciclo. El reto para los usuarios e inversores recae en saber analizar y entender qué hay detrás de cada tendencia, de cada criptomoneda, para capturar así el valor que esconde.

Las ICO, los NFT y el ‘play-to-earn’ fueron tendencias de ciclos anteriores

En cada mercado alcista de criptomonedas han aparecido nuevos nichos y narrativas que han eclipsado el interés de los inversores. Esto es algo especialmente lógico en una industria en un estado todavía muy incipiente, en el que nuevos desarrollos y aplicaciones tecnológicas, mezclados con tendencias económicas y sociales, dan pie al nacimiento de incontables proyectos e ideas de emprendimiento.

Por ejemplo, entre 2017 y especialmente 2018, explotó el número de initial coin offerings o ICO, por sus siglas en inglés, que salían al mercado. Esto no son más que las tradicionales ofertas públicas iniciales o IPO que se suceden en bolsa cuando una empresa sale a cotizar, pero en este caso, lo que emerge al mercado es una nueva criptomoneda. La diferencia clave es que es un mercado sin apenas regulación y con barreras de entrada muy bajas, lo cual dio pie al nacimiento de grandes proyectos, pero también a una burbuja de proyectos sin pies ni cabeza que recaudaron ingentes cantidades de dinero de inversores particulares e institucionales embriagados por el despunte de Bitcoin y Ethereum de aquel entonces.

Por su parte, durante el mercado alcista de 2021 una de las tendencias que llevó la batuta fue la de los NFT. Durante muchos meses salían al mercado día sí día también nuevas colecciones de tokens no fungibles o NFT, que en este caso, no eran más que un mero coleccionable en formato digital sin una utilidad detrás y con un precio aupado únicamente por el mercado alcista. Algo similar sucedió con los play-to-earn, proyectos basados en criptomonedas cuyo incentivo era jugar para ganar más unidades de moneda.

Las tendencias pasan, pero el valor se mantiene

Hoy tan sólo lo mejor de las tendencias pasadas se mantiene en pie. Los inversores en ICO han aprendido la lección, y actualmente el nivel de desarrollo e información que comparten los proyectos que se financian de este modo, en general, se ha profesionalizado mucho. Atrás quedaron los centenares de proyectos que, con apenas una página web y una campaña publicitaria, captaban millones de dólares sin un proyecto sólido detrás y lanzaban al mercado una criptomoneda cuyo precio se desplomaba. 

Actualmente existe un número mucho menor de ICO, y además, la mayoría se gestiona bajo el paraguas de intercambios de criptomonedas bajo la etiqueta de Launchpad o IDO, y este nuevo formato ayuda a filtrar la calidad de los proyectos y otorga cierto nivel de confianza a los inversores. De este modo, mientras el número de ICO se ha reducido considerablemente, hoy multitud de proyectos siguen financiando sus primeros pasos mediante esta forma de crowdfunding

Por su parte, los NFT siguen siendo una forma brillante de representar un activo, real o digital, en la blockchain. La diferencia es que, de nuevo, la burbuja de las colecciones formadas meramente por una serie de cromos animados se ha evaporado para dar pie a tokens no fungibles que representan verdaderas obras de arte, o en terreno digital, activos con un determinado uso o valor dentro de un ecosistema concreto, como un videojuego.

En los próximos meses se intensificarán los ‘airdrops’

Los airdrops no son algo nuevo de este año. De hecho, tampoco lo eran años atrás cuando Uniswap, el principal intercambio de criptomonedas descentralizado lanzó en 2021 un airdrop que supuso centenares de euros ganados en la criptomoneda Uniswap (UNI) repartidos entre los miles de afortunados. Aquel hito supuso, en cierta medida, no el comienzo de los airdrops pero sí un punto de inflexión en su popularidad en la industria. 

Un airdrop no es más que una campaña de marketing en la que el desarrollador de un proyecto reparte de forma gratuita monedas entre la comunidad. Estas pueden ser otorgadas a partir de varios criterios, como premio a la fidelización de los usuarios, bonificar a los desarrolladores del proyecto o incentivar la atracción de fondos y actividad en la red.

Mientras que durante 2022 este tipo de recompensas estuvo prácticamente pausado, al son del propio mercado, en los últimos meses algunos proyectos, como Arbitrum o Celestia, ha repartido de nuevo centenares de euros en sus respectivas criptomonedas. Además, otros proyectos con su propia blockchain como StarkNet y LayerZero recientemente han confirmado el lanzamiento próximo de sus tokens, y se espera que ambos ocurran en el primer trimestre de 2024 mediante unos más que esperados airdrops. La nueva explosión de los airdrops también traerá de la mano estafas que se colarán entre campañas y proyectos legítimos, por lo que, de nuevo, una gran tendencia traerá consigo riesgo para los usuarios e inversores menos experimentados.

Tendencias pasadas no determinan tendencias futuras

Bien es conocido el mantra de la inversión «rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros», lo cual es perfectamente aplicable a las tendencias cripto. Es prácticamente imposible adivinar cuáles serán las tendencias y narrativas que llevarán el mercado en los próximos meses, pero sí existen ciertas pautas y pistas a seguir.

Por ejemplo, mientras el play-to-earn de años pasados determinó que se puede compensar a los jugadores con criptomonedas por participar, la tendencia se esfumó porque los juegos de aquel entonces, sencillamente, no eran suficientemente entretenidos. Pero sí demostró que hay un mercado para ello, y que con más de 3.000 millones de jugadores o gamers en el mundo, es una tendencia que seguramente volverá evolucionada. Y es que los mercados son cíclicos, y las oportunidades, para los que sepan identificarlas, también.

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