El capital privado echa el freno en España por la incertidumbre política y económica
El ‘venture capital’ y el ‘private equity’ pierden fuelle en sectores clave como la tecnología y los productos de consumo
La inversión del capital privado en España ha experimentado un importante parón durante el año 2023. Los datos aportados por la asociación Spaincap y a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE no solo hablan de un retroceso global del 34% y 3.227 millones de euros menos en comparación a 2022, sino que advierten de un importante desplome en los dos principales motores del venture capital y private equity: la tecnología, que ha perdido un 78%; y productos de consumo, que se ha dejado un 81%.
Fuentes del sector y asesores de grandes fondos consultados por este diario indican que este frenazo podría extenderse a este año que comienza mientras se mantengan en España las condiciones que han dejado en el aire sus inversiones. Los expertos consultados indican que estas compañías están a la espera de la evolución de los acontecimientos políticos y económicos y que la incertidumbre ha frenado que muchos inversores activaran sus proyectos hasta ver cómo evolucionará el año.
Otros inversores consultados por este diario culpan a la actualidad política de este frenazo y a la serie de incertidumbres que se han producido en este periodo, con dos elecciones durante 2023 y los problemas para formar Gobierno. Tampoco ha ayudado -indican- que el actual Ejecutivo realice anuncios contrarios a la empresa y que modifique regularmente la legislación tributaria y laboral. En el sector también se apunta a trabas burocráticas que siguen ejerciendo un efecto disuasorio.
Carácter del capital privado
Sin embargo, desde la propia Spaincap -que agrupa a más de 170 firmas nacionales e internacionales de venture capital y private equity– se matizan estos datos indicando que se producen por la «incertidumbre macroeconómica global» y confían en que «en 2024 habrá un punto de inflexión» en el que estas cifras volverán a repuntar.
El capital privado o también conocido como venture capital y private equity es una actividad desarrollada por entidades especializadas que consiste en la aportación de capital y la participación activa a empresas no cotizadas y con alto potencial de crecimiento. Mientras que los inversores de private equity prefieren empresas estables, los venture capitalist suelen acudir durante la fase de inicio, generalmente startups.
Para que nos hagamos una idea de la importancia de este sector, en 2022 atrajo 9.238 millones, el mismo año en el que la inversión extranjera directa que llegó a España fue de 34.479 millones. De esta manera, la correlación entre estos datos es directa y si en 2022 los dos registros marcaron récords, la caída en la inversión del capital privado en 2023 anticipa un retroceso en la inversión extranjera directa (IED).
Desinversión de activos
La inversión extranjera bruta llegó a los 18.303,8 millones entre enero y septiembre, un 23,3% menos que los 23.875,2 millones registrados un año antes. En total, se han dejado de ingresar más de 5.500 millones en este periodo y aunque las cifras anuales no se conocerán hasta finales de marzo en el sector se espera una caída anual.
En la inversión en capital privado (en España el 77% proviene del extranjero y el resto es capital local), los datos a los que ha accedido este diario indican que la preocupación en el sector no es solo por la llegada de nuevas inversiones, que ha caído a su peor nivel desde el año 2018, sino además por las que están todavía en España. Las cifras de Spaincap (a través de la plataforma europea EDC) señalan que la desinversión (a precio de coste) en 2023 superó los 796 millones de euros (un 59% menos que en 2022) en un total de 304 operaciones (un 31% menos).
Spaincap explica este fenómeno como una ralentización temporal en los procesos de compraventa por el desajuste de expectativas en las valoraciones. Indican que los inversores «han puesto especial foco en preservar la continuidad de las empresas en cartera y las diferencias en valoraciones están alargando los periodos de inversión». Que un venture capital no venda su participación en una compañía, a priori es una buena noticia porque se mantiene en el capital, aunque tratándose de fondos lo normal es que cumplan sus periodos de maduración en la inversión.
Capital privado en TIC
En este sentido, las fuentes consultadas por este diario indican que este dato es otro síntoma de la incertidumbre. Los fondos prefieren alargar la vida de sus inversiones a la espera de cerrar un buen negocio o una salida en condiciones de rentabilidad importante, algo que no han conseguido en 2023 y que, indican las fuentes, tendrán difícil conseguir este año en curso si es que se mantienen los frenos regulatorios y las incertidumbre del mercado laboral.
Respecto de los sectores afectados, el bajón más importante se ha producido en el sector de tecnología (TIC), hasta el año 2022 el líder de la inversión. La caída ha sido del 78% pasando desde los 2.263 millones de euros hasta los 501 millones, dejándose nada menos que 1.700 millones en el camino. La particularidad es que las TIC experimentaron un abrupto crecimiento desde el año 2020 y siempre por encima de los 1.500 millones y del 25% del total de todo el dinero que se invirtió en España.
Energía y salud
Mientras que en 2023 solo representaron el 8,2% del total, pese a los esfuerzos del Gobierno por fomentar la inversión en digitalización de la mano de los fondos europeos Next Generation y el Plan de Recuperación y Resiliencia. Algo similar ha pasado con la inversión en productos de consumo, que han pasado de 1.970 a los 367 millones, desde el 21 al 6% en solo un año.
Por otro lado, los únicos sectores que han tirado del carro han sido salud y energía. El primero pasó de los 862 a los 1.682 millones en un solo año, un crecimiento del 95%; mientras que el segundo casi se quintuplicó desde los 258 a los 1.549 millones. Salud ha pasado a ser el primer destino de la inversión en capital privado con un 27,5%, seguido de energía con un 25,3%. Un cambio de tornas que no ha logrado frenar la caída de un tercio del volumen total de la inversión.