El campo, asfixiado: sus impagos a la banca son un 30% mayores que en el resto de sectores
La tasa de insolvencias de la agricultura se sitúa en el 5,2% frente al 4% del conjunto de las actividades productivas
Las dificultades por las que atraviesa el campo han llevado a una situación de hartazgo, que se está poniendo de manifiesto en las sucesivas protestas que están llevando a cabo en los últimos días los agricultores para intentar recabar el apoyo de las autoridades y así poder mejorar su situación.
En muchos casos, el estado del sector es asfixiante, como demuestran algunos datos. Uno de los más relevantes es su capacidad para hacer frente a los préstamos que tienen adquiridos con la banca. Las últimas cifras, recabadas por THE OBJECTIVE, reflejan que sus impagos son un 30% superiores a la media de los sectores productivos de nuestro país. En concreto, la tasa de insolvencias de la agricultura, la ganadería y la pesca alcanza el 5,2%, un porcentaje que contrasta con el 4% del conjunto de las industrias.
La ratio, eso sí, no es la más elevada si se analizada de manera individualizada, ya que hay segmentos en los que los préstamos morosos son mayores, como es el caso de la hostelería, que no puede afrontar las cuotas del 7% de los créditos, o la construcción, donde los impagos están incluso por encima: alcanzan un 7,8%.
Sin embargo, la evolución de las insolvencias en el campo, que ahora se moviliza con cortes en las carreteras y tractoradas masivas, es peor que en todos los demás sectores. Aunque el importe de la financiación que presenta retrasos de más de tres meses no ha subido y se mantiene contenida, en el resto baja. Y en algunos, de manera significativa.
A cierre de septiembre de 2023, según el último registro del Banco de España, los créditos de la agricultura, ganadería y pesca se situaban en 1.110 millones, un euro menos que en diciembre de 2022. En el conjunto de las actividades productivas, en cambio, los impagos descendieron en el mismo periodo un 8%. En suma, todas los segmentos empresariales acumulan deudas con los bancos sin pagar por 21.855 millones de euros.
En la hostelería, uno de los colectivos más castigados durante la pandemia, la caída de los impagos es significativa. Bares y restaurantes han reducido las insolvencias en un 16,4% desde diciembre. Por su parte, en el inmobiliario la disminución ha sido más elevada, alcanzando un 21%.
Estos comportamientos tan dispares se producen en un momento de subidas de los tipos de interés, que han provocado un aumento de las cargas financieras. Pero en todos los sectores su incidencia no ha sido la misma. Además, hay que tener en cuenta otros factores, como las alzas en algunas materias primas, los minerales y de los carburantes debido a la inflación derivada de la invasión de Ucrania, que en el caso del campo ha tenido una incidencia mayor.
Hay que resaltar que los tipos de interés han pasado de estar en negativo al 4,5% y que, por ende, el euríbor se ha desbocado. No obstante, en los dos últimos meses el indicador ha dado síntomas de debilidad y ha experimentado una fuerte bajada ante la esperanza de que el BCE reduzca pronto las tasas oficiales. Sin embargo, el organismo monetario ha dejado claro que el primer descenso no será hasta, al menos, el verano, cuando haya comprobado que la inflación está bajo control y sin peligro de que vuelva por sus fueros.
El campo ha dicho ‘basta’ y se ha lanzado a la calle para lanzar un SOS. Muchos de sus integrantes no están dispuestos a cesar en la campaña lanzada ahora hasta que sus reivindicaciones sean atendidas por Bruselas y por el Gobierno español. La Plataforma 6-F, una de las convocantes, ha cambiado su estrategia para mantener con fuerza las protestas y ha decidido promover la suelta de animales, como ovejas, por diferentes lugares de España para evitar el acoso policial y pretende centrar las movilizaciones en Madrid para tener una mayor visibilidad.
Aunque el campo está atravesando complejidades económicas y una parte importante señala que produce a pérdidas, algunos grandes bancos han apostado decididamente por este sector con oficinas especializadas. Estos son los casos de Caixabank y el Santander, que tienen un modelo específico para atender a estos clientes. Con ello intentan hacerse un hueco en el mundo rural y hacer frente a la competencia de las cajas provinciales, que están arañando cuota de mercado en los últimos tiempos, aprovechando los ajustes llevados a cabo por las entidades de mayor tamaño.