Bután, el reino budista pro-Bitcoin
El país asiático ha convertido su energía hidroeléctrica excedente en una mina de criptodivisas sostenible
Mientras el mundo debate sobre la adopción de Bitcoin y su impacto ambiental, un pequeño reino budista escondido en el Himalaya está dando una lección magistral sobre cómo integrar la minería de criptomonedas con la sostenibilidad medioambiental y el desarrollo económico. Bután, con solo 800.000 habitantes, ha acumulado silenciosamente más de 12.200 Bitcoin, valorados actualmente en cerca de 1.300 millones de dólares al precio actual (en torno a los 105.000 dólares), convirtiéndose en el quinto mayor tenedor gubernamental de la criptomoneda a nivel mundial.
Una modelo de minería sostenible
El éxito de Bután se basa en una estrategia innovadora que aprovecha su abundante energía hidroeléctrica, en un movimiento similar al adoptado por algunas empresas privadas. El país, con un potencial hidroeléctrico de 23.760 megavatios, suficiente para abastecer dos veces la ciudad de Nueva York, ha transformado su excedente energético en un activo digital de alto valor. A través de su fondo soberano Druk Holding & Investments (DHI), el reino comenzó sus operaciones mineras en 2021, lo cual genera actualmente entre 55 y 75 BTC semanales, y representa ingresos de hasta 7,9 millones de dólares por semana a los precios actuales.
La operación minera, desarrollada en asociación con Bitdeer Technologies y respaldada por una inversión de 500 millones de dólares, ha demostrado que la minería de Bitcoin puede ser ambientalmente sostenible. El país utiliza exclusivamente el exceso de energía hidroeléctrica, manteniendo la prioridad en el abastecimiento doméstico, pero sacando una enorme rentabilidad a electricidad sobrante.
Gestión discreta y eficiente
A diferencia de otros países que han adoptado Bitcoin públicamente, como El Salvador, que lo ha promovido y comunicado activamente de forma internacional, Bután ha mantenido un perfil bajo en su estrategia cripto. Esta discreción no solo ha permitido al país operar sin presiones externas, sino que también ha demostrado ser más eficiente. Mientras El Salvador posee 5.944 BTC, Bután ha logrado acumular más del doble, y lo ha hecho de manera sostenible y rentable, menos centrada en la compra de criptomoneda y más en la creación de esta.
Además, el país ha diversificado su cartera cripto, manteniendo también posiciones en Ethereum y otros activos digitales, aunque Bitcoin representa claramente su principal apuesta. A través de su asociación con empresas de minería líderes como Foundry USA, que controla más del 24,6% del hashrate conocido, o lo que es lo mismo, el total de la potencia de minado, Bután ha optimizado sus operaciones mineras para maximizar los beneficios.
Impacto económico y social
El éxito de la estrategia Bitcoin de Bután ha tenido un impacto directo en la economía del país. El gobierno ha utilizado parte de las ganancias para financiar un aumento del 50% en los salarios de los funcionarios públicos y fortalecer sus reservas de divisas. Con un valor que representa más del 35% de su PIB, estimado actualmente en 3.020 millones de dólares, las tenencias de Bitcoin se han convertido en un pilar fundamental de la economía butanesa.
La expansión continúa, con planes para aumentar la capacidad minera a 600 megavatios para 2025. El primer proyecto, una mina de Bitcoin de 100MW en Gedu, ya está operativo, y se espera que un proyecto adicional de 500MW en el Parque Industrial de Jigmeling esté funcionando a mediados de 2025.
Lecciones para el mundo
El modelo butanés ofrece importantes lecciones para otros países que consideran integrar Bitcoin en sus estrategias económicas. La combinación de recursos naturales renovables, gestión prudente y desarrollo tecnológico demuestra que es posible adoptar Bitcoin de manera sostenible y beneficiosa para la economía nacional.
Este enfoque contrasta marcadamente con las críticas habituales a la minería de Bitcoin por su consumo energético, en muchos casos centrados en tachar de contaminantes las instalaciones que consumen energía no renovable, las cuales actualmente suponen un porcentaje ínfimo del total actual de minería debido a su baja rentabilidad. Por el contrario, Bután ha demostrado que, con la infraestructura adecuada y una planificación eficiente, la minería de Bitcoin puede no solo ser ambientalmente sostenible, sino también económicamente transformadora para una nación entera.
El éxito de Bután en la integración de Bitcoin con sus recursos naturales y objetivos de desarrollo nacional podría servir como modelo para otros países, especialmente aquellos con abundantes recursos energéticos renovables. Su experiencia demuestra que es posible combinar la innovación tecnológica con la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico, estableciendo un nuevo paradigma para la adopción gubernamental de Bitcoin en el siglo XXI.