Carlos Torres, obligado a lanzar una opa hostil al Sabadell para salvar su puesto en BBVA
Si fracasa en su segundo intento para llevar a cabo esta integración, recibirá la oposición de grandes inversores
El presidente de BBVA, Carlos Torres, se juega el cargo con la absorción de Banco Sabadell. No puede fracasar en esta segunda intentona de integrar la entidad catalana, aseguran a THE OBJETIVE fuentes financieras de primer orden, ya que supondría un nuevo varapalo para la estrategia del grupo vasco y su mandato ha estado sometido a mucha tensión por distintos factores.
Torres accedió en 2018 a lo más alto de BBVA, cuando Francisco González tuvo que abandonar de manera anticipada por el caso Villarejo. Una causa que en los últimos años ha colocado al máximo responsable del banco en el disparadero por su posible imputación, aunque finalmente la ha eludido.
Ahora, una vez despejado el camino judicial, ha decidido retomar su ofensiva por el Sabadell. Un órdago de tal magnitud que podría suponer su pronta salida. Las mismas fuentes sostienen, por ello, que a BBVA no le queda más remedio que poner sobre la mesa una oferta de compra (opa) hostil después de que las negociaciones para alcanzar un acuerdo se hayan truncado como ocurrió a finales de 2020. «No puede fallar, de lo contrario los fondos y los grandes inversores pedirán su cabeza», señalan.
En una semana, desde que el grupo desveló sus intenciones para hacerse con el banco catalán, su valor bursátil se ha reducido en 6.350 millones de euros. La capitalización de BBVA ha disminuido desde los 63.650 millones a los 57.300 millones. Una pérdidas que pueden provocar un frente común de accionistas para destituir a Torres de la presidencia.
Hay que tener en cuenta que Torres es el único gran banquero español ‘independiente’, es decir, que no está colocado por un socio de control o tiene una arraigada vinculación a la entidad. El Santander está ligado a la familia Botín desde sus inicios; Caixabank depende de La Caixa; Bankinter está dominado por Jaime Botín; y Unicaja, por la Fundación del mismo nombre. Por su parte, el Sabadell tiene un lazo estrecho con los Oliu en las últimas décadas. El padre del actual presidente del banco vallesano que pretende adquirir BBVA fue director general y consejero honorífico de la entidad.
La oferta de compra presentada contiene una prima del 30% y algunos guiños para que los inversores la acepten. Y, por tanto, que Torres no se vea entre la espada y la pared. Su reelección en el cargo está previsto, a falta de lo que suceda con la operación ahora en marcha, para la junta general del próximo año. Cita en la que su número dos, Onur Genç, también tendrá que ser renovado como consejero delegado para tres años más.
El presidente de BBVA tendrá que convencer ahora al órgano rector para lanzar una opa hostil que, a priori, podría salir adelante debido a que el banco catalán no cuenta con un núcleo duro de accionistas para torpedearla. Tan solo dispone de un socio individual de referencia significativo, el mexicano David Martínez, que ostenta un 3,5% del capital según la CNMV y que ha rentabilizado su inversión.
Un traspiés sería un golpe a la carrera de Torres. Además de los nubarrones generados por el caso Villarejo, su mandato ha estado bajo tensión por las numerosas luchas de poder internas que apuntaban a un distanciamiento con su número dos y a la apuesta decidida por Turquía, a pesar de que a día de hoy podría vender Garanti con ganancias, y que apenas aportará al grupo una cuarta parte de lo estimado en dos o tres años. En dos años, la filial otomana ha ‘perdido’ unos 3.400 millones de euros debido a la hiperinflación del país. Este es el dinero que el conglomerado vasco ha dejado de anotarse a sus resultados.
Por el momento, el consejo del Sabadell se ha rechazado el planteamiento de BBVA al considerar que infravalora su proyecto y supone un varapalo a su estrategia de mantenerse en solitario. En los últimos meses, el banco catalán se había mostrado, incluso, dispuesto a analizar una operación de compra para crecer. El año pasado ya tanteó sin éxito las posibilidades para abordar una absorción de Unicaja. Por lo que la oferta actual del grupo vasco le ha pillado por sorpresa y con el pie cambiado. Una propuesta que es de 12.200 millones de euros a través de un canje de títulos, frente a los 2.500 millones ofrecidos en 2020.