THE OBJECTIVE
Leopoldo Abadia

Ahí lo tenemos, para siempre

Estoy seguro de que, aparte de Kim Jong-un y de los señores, con gorra y sin gorra, que toman notas, en Corea del Norte hay gente normal, que discurre con la cabeza y que puede preguntarse cuánto nos habrá costado ese misil que hemos tirado al agua para asustar y cuánta gente podía haber comido medianamente bien con ese dinero.

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Ahí lo tenemos, para siempre

Estoy seguro de que, aparte de Kim Jong-un y de los señores, con gorra y sin gorra, que toman notas, en Corea del Norte hay gente normal, que discurre con la cabeza y que puede preguntarse cuánto nos habrá costado ese misil que hemos tirado al agua para asustar y cuánta gente podía haber comido medianamente bien con ese dinero.

Si no fuera por las cosas que hace, este chiquito sería cómico.

Si no fuera porque todos los que le rodean se ponen de uniforme para tomar nota de todo lo que dice, su sabiduría desaparecería como humo por la chimenea.

Pero ahí lo tienen. En la foto está callado, pero todos preparados con su papelico, para cuando al mozo le venga la inspiración. En cuanto hable, escribirán, después cotejarán lo que cada uno ha escrito y prepararán el material para sacar un día las obras completas de los pensamientos del Amado Líder.

El problema es que el Amado Líder tiene misiles y, de vez en cuando, los tira. No sé cuál es el proceso mental que sigue para decir “hoy voy a tirar un misil”,  pero, con proceso o sin proceso,  lo tira.

El tema preocupa a sus vecinos del sur, porque misil que tiren los del norte, misil que les cae a ellos.

Estoy seguro de que, aparte de Kim Jong-un y de los señores, con gorra y sin gorra, que toman notas, en Corea del Norte hay gente normal, que discurre con la cabeza  y que puede preguntarse cuánto nos habrá costado ese misil que hemos tirado al agua para asustar y cuánta gente podía haber comido medianamente bien con ese dinero.

¡Qué cosas! Siempre me estoy quejando de que algunos de nuestros gobernantes se  equivocan gravemente al determinar sus prioridades y resulta que en Corea del Norte pasa lo mismo. Como si unos (no sé cuáles) copiaran a los otros.

Este chico heredó el puesto de su padre, Kim Jong-il, que muró de “fatiga física y mental”, según la versión oficial.

A  juzgar por lo redondo que está, pienso que su hijo no se cansa demasiado. Y además, me da la impresión de que discurre poco.

Tenemos Amado Líder para siglos.

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