THE OBJECTIVE
Carmen Guitian

Negociar con la vida

Rafael Belvedere, personaje protagonista de la magnífica película “El hijo de la novia”, despierta en la habitación del hospital tras sufrir un infarto.

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Rafael Belvedere, personaje protagonista de la magnífica película “El hijo de la novia”, despierta en la habitación del hospital tras sufrir un infarto.

Rafael Belvedere, personaje protagonista de la magnífica película “El hijo de la novia”, despierta en la habitación del hospital tras sufrir un infarto. Rafael abre los ojos y ve a Nati, que tras pasar la noche velándolo, se ha quedado dormida junto a su cama.

“¡Nati!”“¡Nati!”, exclama Rafael, ella despierta al momento y le mira con ternura.

“¡Hola!” – saluda Rafael a Nati.

Tras una breve pausa, Rafael, clavando su mirada en los ojos de Nati, dice: “¿Sabes cuál es mi sueño?”

“No”, responde Nati, esperando ser su sueño.

Rafael tras una pausa, comienza a hablar:

“Uno solo tengo, hace veinte años tenía montones…ahora tengo uno solo”.

“¿Qué, Belvedere?” –  Pregunta Nati con la ilusión reflejada en sus ojos.

“Pues mira, yo tengo cuarenta y dos, aunque se me dé un sueño por año no llego, no me salen los números. Así que no me queda más remedio que negociar, abandonar todos mis sueños anteriores y quedarme con uno solo. Lo único que pido es que, mínimamente, se me conceda”.

Nati, sonriendo, pasa a Rafael un vaso de agua, y convencida de que Rafael  va a proponerle compartir sus vidas, pregunta: “¿Cuál es tu sueño?”

Rafael bebe despacio y confiesa:”Irme a la mierda. No puedo más, hice todo mal, tanto preocuparme por todo el mundo, tanto laboro, para…ser alguien, al final solo tengo un restaurante que no le interesa a nadie, tiene razón mi vieja, me quiero ir a la mierda”.

Poco a poco la mirada de Nati va empañándose, vemos como lucha para contener sus lágrimas. Rafael continúa su relato.

“No sé a dónde, lejos, que sé yo a Méjico, siempre soñé con ir a Méjico, desde…no sé porqué, estar allí, yo y mi alma, tirado todo el día, sin proveedores, sin cuentas, sin bancos, sin preocupaciones, nada…tener tiempo para leer… Irme a la mierda, sin que nadie me joda. Ese es mi sueño”.

No sé el motivo, pero, siempre relaciono esta escena en la que Rafael negocia con la vida, con ese otro pacto, que Edith Piaf, dos años antes de morir, narra en su canción “Je ne regrette rien” (No me arrepiento de nada).

Son muchísimas las canciones que “La Môme Piaf” nos regaló, jamás olvidaremos “La Vie en Rose”, ni “Milord”, ni “Padam…Padam…”, innecesario nombrarlas todas.

Pero yo me quedo con esta, “Je ne regrette rien”, en ella Edith, salda cuentas con la vida, con el bien y el mal, que ha hecho y recibido. Todo está pagado, canta Piaf, barrido, olvidado.        

El pasado… ya no importa.

Edith prende fuego a sus tristezas, termina con sus historias de amor pasadas, en ese momento, vuelve a partir de cero. Un nuevo amor aparece y Edith decide, que su vida, sus alegrías, comiencen hoy, con él.

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