Bruselas como ejemplo
Está claro que ni a Sánchez ni a Salvini les va a hacer ninguna gracia la vigilancia acrecentada a la que pueden esperar enfrentarse a partir de ahora.
Tardó y tardó, llegó a parecer un parto con fórceps, pero al final la elección de altos cargos de la Unión Europea se ha traducido en un éxito total del europeísmo clásico, con personajes respetables y respetados que pretenden avanzar en la construcción de una unión más equilibrada y solidaria. En tiempos de extremistas y populistas saliendo por todas partes de sus escondrijos y poniendo en jaque la idea misma de la Unión, sobre todo en varios países del Este, era importante esta recuperación.
Naturalmente, de los nombramientos hay que pasar a la acción y los resultados, y veremos cómo se resuelven –en pleno caos del Brexit[contexto id=»381725″] quizá guiado por Boris Johnson, además- los enfrentamientos previsibles entre la Comisión y esos políticos díscolos.
Dos mujeres van a desempeñar un papel fundamental, y en ellas reposan muchas de las esperanzas de estabilización y relanzamiento de la UE: Ursula von der Leyen y Christine Lagarde. Con ellas la seriedad económica está garantizada, y eso es particularmente trascendental para esta Europa del sur enfrascada en unas políticas de gasto y deuda que llegan a causar pavor. Está claro que ni a Sánchez ni a Salvini les va a hacer ninguna gracia la vigilancia acrecentada a la que pueden esperar enfrentarse a partir de ahora. Por otra parte, se puede esperar una corrección de la pura política de austeridad de la anterior etapa –Jean-Claude Juncker ya ha reconocido su error- y, sin abandonar la disciplina fiscal, se incentivará más el crecimiento.
Para los intereses de España, este panorama es posiblemente el más positivo que se podía, y el ejemplo de un ejecutivo europeo responsable y vigilante también es el mejor. Ahora bien, para los intereses de Pedro Sánchez, que está pergeñando una política de gasto de corte zapaterista, es justo lo que más podía temer. Y ya veremos qué efecto ejerce todo ello sobre las fuerzas, encabezadas por el populismo de izquierdas podemita, con las que cuenta o contaba para esa enrevesada investidura de este mes.
Pero ahí está el fiel Tezanos, que nos acaba de revelar el nirvana electoral que le espera a Sánchez si hay que regresar a las urnas: los tres partidos de derechas pierden un montón de votos, un 8% entre los tres, ¿y quién los gana? Pues el PSOE, naturalmente. Incluida la mitad del voto de Vox[contexto id=»381728″].
En fin: creamos en Von der Leyen un poco más que en Tezanos…