Gana la izquierda, pierde el PSOE
«Podemos fabular que la foto de la izquierda madrileña no está lejos de lo que podría haber sido la izquierda nacional en ausencia del golpe de mano de Sánchez en la primavera de 2018»
Hace unos pocos días apunté aquí las tendencias principales de campaña y no parece a esta hora de la noche que haya que desmentir gran cosa. Al margen de la holgadísima victoria del PP de Isabel Díaz Ayuso y la retirada, esperada, de Iglesias, quiero señalar dos hechos: el crecimiento de Más Madrid por encima del Partido Socialista y el extraordinario fracaso de este, que ha sido incapaz de pescar en el arrasado caladero de Ciudadanos.
Dijimos en su momento que, contra el tópico, esta elección se libraba en lo material no menos, sino más, de lo que se acostumbra últimamente. A falta de datos definitivos podemos aventurar que Ayuso ha concitado el apoyo de amplias capas de la población madrileña, a derecha pero también entre antiguos votantes de la izquierda, por su ejecutoria de estos dos años atípicos y broncos. Evaluar cuánto de esta ejecutoria se debía a la aportación en el gobierno de Ciudadanos es a estas alturas un ejercicio fútil y, por lo tanto, melancólico. Bonus track: ahogar cualquier opción de crecimiento signifcativo de Vox, ya fuera en electorados de clase media o trabajadora.
Es sin duda injusto atribuir al candidato Gabilondo, sometido a una campaña errática y a las ocurrencias de la factoría de chatarra Iglesias-Redondo, el fracaso estrepitoso del PSM; pero el fracaso está ahí. El candidato soso, serio y formal ha sido incapaz de atraer al votante desanimado de Ciudadanos, primera hipótesis de la campaña, y se ha hundido hasta dar paso a la izquierda verde urbanita y postmaterial de Más Madrid. Podemos fabular que la foto de la izquierda madrileña no está lejos de lo que podría haber sido la izquierda nacional en ausencia del golpe de mano de Sánchez en la primavera de 2018.
¿En qué gana entonces la izquierda? Pues en esto en primer lugar: frente al esclerótico mecanicismo electoral del PSOE y sus fantasías de marketing antifascista, presenta una plataforma, la de Mónica García, anclada en una concepción dogmática y corporativa, pero reconocible, y sólida, de lo público. Y segundo, y quizás más importante: demuestra una vez más su invencible potencia para crear liderazgos femeninos en la derecha madrileña.