THE OBJECTIVE
Jose Manuel Yanez

Blanco y negro

Lo peor de todo es que si el Sistema sigue abusando de nosotros, teñiremos de negro su arcadia blanca. Los ¿ciudadanos? estamos funcionando con código negro de presente hostil. Para nosotros su blanco es alucinógeno

Opinión
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Lo peor de todo es que si el Sistema sigue abusando de nosotros, teñiremos de negro su arcadia blanca. Los ¿ciudadanos? estamos funcionando con código negro de presente hostil. Para nosotros su blanco es alucinógeno

Blanco: color de la esperanza, de la salida, de la luz al final del túnel y de la pureza, entre otras cosas. El color blanco tiene múltiples significados según la cultura de que se trate. En el caso que nos ocupa, los tripulantes atrapados en el hielo, este color simboliza el obstáculo y la esperanza de una salida que, quizás a estas horas amigo lector, ya se haya producido. Pese al obstáculo y a causa de la esperanza, los atrapados en la Antártida, nos lo han contado al mundo entero.
 
Negro: color que simboliza los peores temores, la oscuridad de la mentira, la muerte en todas sus variantes que se sintetizan en el final, la falta de esperanza en encontrar la salida y quizás, también, los peores presagios sobre un futuro que te escriben otros y que pinta mal.
 
Del blanco al negro está toda la escala de colores y cada uno elige con cual se queda a la hora de definir de un trazo su presente y su futuro. En este mal llamado primer mundo, azotado por los peores pecados del hombre, nos movemos entre los dos extremos.
 
El poder funciona con código blanco, sea este financiero –el auténtico poder– económico-industrial al servicio del primero, político y por último burocrático, este al servicio de todos ellos. Nos atizan de lo lindo por nuestro bien y nos quieren hacer ver luces blancas al final del camino. Es blanco porque para el poder la paz de los bolsillos llenos, a costa de lo que sea y de quien sea, es el color de su esperanza. Para nosotros su blanco es alucinógeno. 
 
Los ¿ciudadanos? estamos funcionando con código negro de presente hostil y código oscuro de futuro incierto. Hemos llegado a tal hartazgo que, usamos el negro para asimilar las dosis diarias de oprobio y empleamos el blanco, el bueno, para crear un espacio de intimidad que nos proteja de la oscuridad. Lo peor de todo es que si el Sistema sigue abusando de nosotros, teñiremos de negro su arcadia blanca.

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