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Pedro Sánchez en concierto. Tour 22/23

«Sánchez se echa a las calles porque confía ciegamente —el amor es ciego, especialmente el propio— en sus poderes encantatorios en las distancias cortas»

Opinión

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Uno puede ser crítico con un político por motivos ideológicos, como es mi caso con Pedro Sánchez. Razón de más para estar muy atento a reconocerle meticulosamente sus virtudes. Sánchez hace gala de un valor espeluznante, que, en estos tiempos de apocados y calculadores, merece una reverencia. ¿No se lanzó a unas primarias en contra de todo el aparato del todopoderoso PSOE? Lo derrotó.

Crecido por su resiliencia, ahora quiere hacer lo mismo, pero con las encuestas de opinión, que se le has puesto cuesta arriba. El arrojo es clónico; pero las circunstancias, no. Partía entonces con una empatía del afiliado de base, hastiado de los mandos del partido. Ahora se echa a una calle que echa pestes de un Gobierno que es el suyo y que está a un tris de echarse a la calle en un otoño que se avecina —cambio climático— caliente. No hay más que ver cuánto se le abuchea en cada fugaz aparición pública. Pero antes de hacer un pronóstico de la eficacia electoral del tour, que ya hizo este lunes aquí César Calderón brillantemente, quisiera señalar lo que ese propósito implica, que tiene tela que cortar.

«Las encuestas han vampirizado el papel de las actas del Congreso y de las crónicas parlamentarias»

Demuestra hasta qué punto la política se ha electoralizado. El Parlamento ha dejado de ser el centro del debate. Los mítines y las performances fueron un peaje que el candidato tenía que pagar cada cuatro años para renovar su puesto. Hoy las encuestas han vampirizado el papel de las actas del Congreso y de las crónicas parlamentarias. Sánchez que tiene sus tiempos libres de intervención en el Congreso, necesita, obsérvese, mucho más y muy distinto.

El mismo mal aqueja al Ejecutivo. Con los reales decretos en su mano (y vaya si los ha usado Sánchez como le ha dado la gana) parece mentira que se sienta compelido a echarse a la carretera de mitin en mitin. Algún clásico de pueblo le puede recordar que «Obras son amores/ y no buenas razones», que es un refrán que encaja como un guante cuando el ministerio de Fomento (entre otros veintitantos) depende de ti. Todavía tendría un pase tanto paseo en el líder político de la oposición, que no puede dejar que hablen por él sus actos de gobierno. A Sánchez se le puede espetar aquello de Álvar Fáñez Minaya: «Lengua sin manos, ¿cómo osas hablar?».

«La gira Sánchez todavía evidencia otro fracaso. El del Cuarto Poder. Con tanta prensa afín, amén de las televisiones, ¿a qué responde esa necesidad de Sánchez de ir de la Ceca a la Meca, distrayéndose de su trabajo de gobierno?»

La gira Sánchez todavía evidencia otro fracaso. El del Cuarto Poder. Con tanta prensa afín, amén de las televisiones, ¿a qué responde esa necesidad de Sánchez de ir de la Ceca a la Meca, distrayéndose de su trabajo de gobierno? Está fallando la correa de transmisión o/y la credibilidad de los grandes medios cuando al presidente, que maneja muchos hilos —telefónicos y de los otros—, no le basta con colar un argumentario en la redacción adecuada ni dar un canutazo en el pasillo del Congreso ni tan siquera, ojo, marcarse ad libitum uno de esos Aló presidente que practicó tanto en la pandemia y ya no le sirven.

Ninguno de estos efectos colaterales se le habrá pasado por alto a Sánchez o a alguno de sus múltiples colaboradores. ¿Por qué se lanza al ruedo de todas las maneras? Porque, admirable osadía suya aparte, no tiene otro remedio; y porque confía ciegamente —el amor es ciego, especialmente el propio— en sus poderes encantatorios en las distancias cortas. «Piel con piel» han dicho en el PSOE que va a ir.

También porque no tiene un gran concepto de la opinión pública. Calcula que las imágenes de gentes aplaudiéndole (militantes, naturalmente) tendrán un efecto contagio en el electorado y en el encuestorado. Piénsese. La idea es que gente a la que no convencen ni sus medidas de gobierno ni la gestión económica ni sus explicaciones parlamentarias ni los argumentos de la prensa partidaria va a caer subyugada por veinte segundos en las noticias con la musiquilla verbenera de fondo, los eslóganes enlatados y los aplausos enfervorecidos de un puñado de cargos orgánicos del lugar. Por ejemplo, de Sevilla, donde el PSOE acaba de perder la mayoría en unas elecciones, y donde empieza la gira.

La conclusión, como adelantábamos, es fácil y poco original: no va a funcionar. Pero el valor a Sánchez, al menos, se lo reconocemos con una admiración rayana en el asombro.

6 comentarios
  1. Gallipato

    Este es valiente como el torero con el toro drogado y afeitado.
    ¿Alguien se cree el paseíllo anunciado?
    Imposible, el egotismo de Sánchez, por ser enorme, no cabe en las calles ni en las plazas, al primer abucheo se achanta y no sale más.
    De cumplir el periplo, lo veremos en salas reducidas llenas de afines bien escogidos que den bien en televisión.
    Al tiempo.

  2. misantropo

    En mi casa desde hace 70 años siempre entraba el periódico, se oía el Noticíarío obligatorio en su tiempo y tiempo después, sin falta, se veía algún telediario. El País deje de comprarlo en 1984 por su conversión en la hoja de propaganda parroquial del PSOE, El Mundo cuando se fue Gistau y regrese con él hasta su fallecimiento y la deriva del periódico hacia el pijo progresismo completada con la defenestración de Rosell. Por supuesto ya ni oigo la radio (ni siquiera a Herrera) ni veo un solo telediario. Intento mantenerme informado por medio de Digitales e Internet; tambien cuando quiero reírme un poco con el enfoque canónigo woke y queer le echo un vistazo al NYT.
    Resumiendo: por mucho dinero que Sanchez distribuya entre los ‘mas media’ y entre su infinidad de ‘palmeros’ da igual, están tan desprestigiados como él.

  3. Asurbanipal

    (Para ser tan literato qué mal pone las comas)

    «Valor espeluznante» (sin comentarios) • Si la calle echa pestes del Gobierno ya lo veremos cuando hablemos todos • ¿La calle se echa a la calle? Qué mareo  • Los abucheos son siempre de los mismos, allí están, sin tregua • ¿»Tiempos»? • Los guantes encajan si son de la talla adecuada, si son pequeños no hay manera • El Ministerio de Fomento ya no existe • ¿Prensa afín? ¡Y televisiones! ¿Dónde están, que no se ven? • Si Sánchez gobierna tan mal, ¿no será lo mejor que se distraiga todo lo posible? • Que Sánchez quiera contactar directamente con los ciudadanos puede deberse a que la mayoría de los medios tergiversan la obra del Gobierno y trabajan a destajo para erosionar su imagen • El amor es ciego para lo que le aprovecha.

    ¿Valiente? Desde luego.

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