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¿Qué es una mujer?

«No se trata de defender mejoras en la vida de las personas transexuales, sino de imponer una ideología sexista y reaccionaria mediante una ley mordaza»

Opinión

Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

  • Doctora en Filología Española, Máster en Literatura y posgrado en la enseñanza de lenguas extranjeras. Concejal del Ayuntamiento de Barcelona (2015-16). Diputada del Parlament de Cataluña (2015-21). Colaboradora en varios programas de televisión.

De un tiempo a esta parte, esta parece haberse convertido en la pregunta del millón y, pese a la aparente facilidad de la respuesta, en el exitoso documental de Matt Walsh con el mismo nombre, la mayoría de las personas a las que se les plantea la pregunta son incapaces de contestarla si no es repitiendo absurdas tautologías como «una mujer es quien se siente mujer» o «una mujer es la que se identifica como mujer». La verdad es que me llama poderosamente la atención que siempre se cuestione qué es una mujer, pero nunca qué es un hombre. 

Antes, la mayoría de personas no tenían ningún problema en contestar la pregunta, es más, podía resultar incluso absurda por lo obvio de la respuesta, pero ahora es difícil contestar sin miedo a ser acusado de transfobia. Ese supuesto odio a las personas ‘trans’ es la excusa para cancelar charlas, congresos y presentaciones de libros e, incluso, para quemarlos o destrozarlos, como ha pasado con ejemplares de Nadie nace en un cuerpo equivocado, de José Errati y Marino Pérez, y El laberinto del género, de Pablo de Lora, cuyas hojas han servido para escribir amenazas de muerte a profesores en la Universidad Complutense. ¿En qué lado está el odio? Yo lo veo claramente en «la furia trans» que defiende Irene Montero.

«Ser hombre o mujer no solo tiene que ver con los genitales: es algo que está impreso en todas las células de nuestro cuerpo y comporta diferencias corporales presentes desde antes del nacimiento»

Hace unos días, Pablo Iglesias le preguntaba a Carmen Calvo insistentemente si Carla Antonelli era una mujer y ella se negaba a responder por razones evidentes: han sido compañeras de filas durante años y, estoy segura, siempre la ha tratado como una mujer, por lo que negarlo ahora la pondría en una situación realmente incómoda. Yo misma, desde que conocí por primera vez a una persona transexual a mediados de los 90, siempre me dirijo con el nombre y los pronombres que quieren y he llegado a proclamar públicamente que una ‘mujer trans’ es una mujer. El problema es que esta afirmación colisiona con la realidad.

Ser hombre o mujer no solo tiene que ver con los genitales: es algo que está impreso en todas las células de nuestro cuerpo y comporta diferencias corporales presentes desde antes del nacimiento y hasta después de la muerte, de tal manera que, al descubrir un cadáver, es fácil dictaminar el sexo del mismo. A pesar de esto, hay personas que no aceptan el sexo con el cual han nacido y, por supuesto, tienen derecho a vivir como se sienten y por eso la legislación vigente les permite el cambio registral, pero no podemos obviar que se trata de una ficción, porque su biología sigue inmutable.

«Desde 2018 hay una ola de contagio social que ha supuesto un incremento tan significativo que cada vez se ponen más de manifiesto los conflictos que acarrea esta ficción pactada»

Entiendo que un comentario así me puede acarrear el adjetivo de moda, pero antes de que suceda, permítanme que les transcriba las palabras de Álex -que nació mujer- cuando reivindica su derecho a seguir participando en la categoría femenina: «Creo que el [fútbol] masculino es aún un deporte muy machista, es un deporte que le cuesta aceptar cambios y que ahí tienes que ser un hombre de verdad para poder jugar a fútbol». Pese al cambio de nombre y a las inyecciones de testosterona, Álex no se considera un hombre de ‘verdad‘ y por eso prefiere seguir jugando en la categoría femenina. Y no es el único fallo que se produce en Matrix: si una mujer ‘trans’ es una mujer y un hombre ‘trans’ es un hombre y esto es indudable e indiscutible, ¿cómo es posible que la ‘ley trans’ contemple cambios en el DNI tantas veces como se desee

Hasta hace pocos años, el tema no había ocasionado demasiados problemas porque afectaba tan solo al 0,01% de la población, pero desde 2018 hay una ola de contagio social que ha supuesto un incremento tan significativo que cada vez se ponen más de manifiesto los conflictos que acarrea esta ficción pactada. Y si la la ‘ley trans’ sale adelante con el redactado actual, estos se van a multiplicar ya que bastará solicitar el cambio en el DNI para pasar a ser hombre o mujer a todos los efectos. Un hombre con apariencia de hombre, con todos sus atributos intactos y sin necesidad ni de cambiar su nombre podrá a partir de ese momento, por ejemplo, entrar en los vestuarios femeninos con toda la incomodidad y el riesgo que supone para las mujeres.

«¿Cuántos niveles de ‘mujeridad’ hay y cómo se miden? Pues ni idea, la verdad, y suena bastante a los rancios estereotipos sexistas»

¿Por qué el feminismo fue el primero en alzar la voz contra la ideología queer y la ‘ley trans’? Pues por el evidente tufo misógino que desprenden y porque las mujeres somos las grandes perjudicadas. ¿Han visto a algún hombre protestando porque una mujer le arrebata un podio deportivo o un puesto en la lista electoral o porque ha sufrido alguna situación desagradable en un lavabo? No, porque somos las mujeres las que vivimos estas situaciones, las que somos borradas y a las que se nos deja en tal indefinición y de ahí que se cuestione machaconamente qué es ser mujer y la ministra de Igualdad sea incapaz de contestar esa pregunta. Excepto, claro está, de si se trata de una mujer ‘trans’, porque entonces no hay ninguna duda: es una mujer. De hecho, según la periodista Isabel Morillo, muchas mujeres ‘trans’ son más mujeres que ella. No sabía yo que había grados en esto de ser mujer. ¿Cuántos niveles de ‘mujeridad’ hay y cómo se miden? Pues ni idea, la verdad, y suena bastante a los rancios estereotipos sexistas.

Y es que oímos hasta la saciedad eso de «una mujer ‘trans’ es una mujer», pero no «un hombre ‘trans’ es un hombre», porque aquí no se trata de defender mejoras en la vida de las personas transexuales, sino de imponer una ideología sexista y reaccionaria mediante una ley mordaza: se invierte la carga de la prueba y la persona acusada de transfobia no sería juzgada por un juez sino por algún chiringuito transgenerista, es decir, elimina de un plumazo algunas de las bases del Estado de derecho y es por eso que tenemos que seguir luchando para que no se llegue a aprobar.

Coda: ¿Qué es una mujer? Una hembra humana adulta.

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19 comentarios
  1. 23xtc

    Sonia ha leído a Guadalupe, Sonia prefiere no escribir sobre este pobre padre que ha visto que a su hija la ha matado.

    Sonia prefiere ir al 8 M.

  2. Baudelio

    Biologicamente, el sexo no es algo tan fijo, sino un programa de desarrollo embrionario, controlado por numerosos genes e influido por circunstancias ambientales.
    Dentro de la biología hay personas con variantes genéticas que, aun siendo XY en sus cromosomas, se desarrollan como mujeres (busquen sindrome AIS, sindrome de Swayer y «huevedoces» en google), tambien hY casos al reves. Esto sin entrar en la biología del cerebro -es controvertido si hay diferencias entre los cerebros masculino y femenino – y como se desarrolla la percepción del propio género y la influencia ambiental y social que haya en ello.
    No quiero decir que se pueda decidir frívolamente el género según modas o por influencias de Internet, en todo caso es un proceso muy serio; solo quiero poner de relieve que el sexo, y no digamos el género, no es algo tan fijo como creemos.

  3. Pinton

    Dos cosas. Respecto a la pregunta del título y la definición. No entiendo la necesidad de dar tantos rodeos.
    ¿Que es una mujer? Cuatro acepciones tiene en el Drae. Elijan el que mas les guste o el que venga al caso. Una de ellas, se parece a la suya, por cierto. Pero ya. Punto.

    La biología, ciencia humana, distingue a los mamíferos según sexo ¿por qué el ser humano, mamífero y mamifera, va a abandonar esa cienca?, ¿porque ahora a un clan cavernario se le ha ocurrido que ya no, que ahora la nueva religión va de géneros (y palabros inventados)? Venga ya. Si quieren volver a la cueva, que vayan ellos y ellas, de la manita, donde les diga el clan. A los demás, déjennos en paz.

    Y segunda, respecto a la raíz del problema. Si «igualdad» no fuera hoy una degeneración legislativa creada en su día por unas feministas que se creyeron muy listas pero que creyendo suficiente abrir una puerta y se olvidaron el cerrarla, tendría hoy un sentido común a toda la ciudadanía. Pero no lo tiene, principalmente porque nació sectaria y evoluciona hacia un radicalismo todavía más sectario. Hoy, los hombres tenemos la inquisición encima, las mujeres, incluso las que presumen de su feminismo, están también amenazadas con la nueva censura progre, y quienes quieren adueñarse de las plazas públicas son unos seres radicales, insensatos y llenos de odio.

    Asi que no, desengalese porque no son ustedes, las mujeres, las únicas ni las mayores perjudicadas en la actualidad. Sólo si devolvemos el sentido común y la legislación (artículo 14 de la constitución) a la palabra *igualdad», saldremos todos, iguales, de esto. En otros países ya han empezado a volver a sus cabales. ¿Que necesidad tenemos nosotros de perder los nuestros?

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