MyTO

Izquierda en descomposición

«La perspectiva es bananera, mientras el Gobierno despacha petulancia para sostener que el problema de España es un poder judicial facha y machista»

Opinión

La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene durante el VIII Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, en el Senado. | Europa Press

  • Málaga, 1966. Ha sido columnista en El País, El Mundo, Vocento y escribe para Joly; es comentarista político en Herrera en Cope y director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA). Libros: El artículo de opinión, El periodismo débil…

Después de morir más de cien mil almas con una de las peores cifras planetarias de la pandemia, de dos estados de alarma inconstitucionales, después de servir en bandeja el Sáhara a Marruecos renunciando a una de sus últimas fronteras morales, después de meses con las mayores facturas de electricidad en los hogares españoles sin estrategia para las familias vulnerables, después de la mayor matanza de inmigrantes en la frontera de España con imágenes que avergüenzan al mundo, después de sumarse a una guerra y aumentar el gasto militar, después de contribuir a que etarras vuelvan a las calles vascas a cambio de un presupuesto y además mercadear con el Código Penal poniendo muy barato que se repita el 1-O al redefinir los tipos penales a la medida de los intereses delictivos, después de provocar la rebaja de condenas a agresores sexuales… La mayor protesta en España la ha promovido un sindicato médico en Madrid contra la política sanitaria entre gritos de asesina a la presidenta madrileña. Ayuso es el No a la guerra de esta generación. Tal vez dé para una gala de los Goya, pero este suerte de autorretrato de la izquierda delata un desmoronamiento irreparable. Detrás de la devaluada etiqueta progresista queda una maquinaria de poder capaz de disfrazarse con cualquiera de las máscaras morales que retrata Edu Galán en su último ensayo, pero es una izquierda en descomposición.

Y hay y habrá más.

En una democracia no ya sobresaliente sino incluso defectuosa –retroceso experimentado por España en el ranking de referencia de The Economist bajo el Gobierno Sánchez– difícilmente no dimitiría una ministra que, después de haber desoído numerosos informes al hacer una ley fallida, promoviera una norma que rebajase condenas de agresores sexuales tras haber negado que pudiera suceder lo que sí ha sucedido. Sí es sí. Irene Montero garantizó a los ciudadanos que «no se conoce ni una sola reducción de pena, y no se van a conocer» para concluir que eso era «propaganda machista». Mintió o demostró una negligencia palmaria anteponiendo el impacto del eslogan epatante al rigor la técnica jurídica. Pero, con toda seguridad, en ninguna democracia se tragarían ataques al poder Judicial desde el poder Ejecutivo para justificar su fracaso: «Hay jueces que no están cumpliendo la ley» y la explicación una vez más es «machismo». La continuidad de Irene Montero en el cargo es imposible –repetir mil veces ¡machista! no conlleva un bonus de contador a cero– aunque se trate de un disparate inevitable porque Sánchez asume que no tiene funciones sobre los ministros de Iglesias después de subarrendarle un 25% del Gabinete.

«La podemización del sanchismo no tiene enmienda con Sánchez ahí»

El Gobierno, muy consciente del esperpento corrosivo, ha salido a afear esto a Irene Montero –tal cual, ¡a afear!, como si se tratara de recordarle las reglas de etiqueta en un club de golf– pero en el Gobierno no pueden soslayar que esas críticas gravísimas a los jueces han salido del propio Gobierno, por boca de una ministra y su secretaria de Estado asilvestrada clamando «¡es una vergüenza! Fórmense, señores jueces, fórmense». No se trata de un tuit montonero de Pablo Echenique sino una ministra y una secretaria de Estado, y por tanto sus palabras también representan a la parte socialista, porque el Gobierno es un órgano colegiado dirigido por el presidente, aunque ellos simulen ser hemisferios autónomos. Por demás, es un espejismo que en el Gobierno haya unos ministros zarrapastrosos bajo la etiqueta de Unidas Podemos a los que tienen que soportar  los socialistas con malestar apesadumbrado. De hecho, los ataques al poder Judicial se han sucedido también con las siglas del PSOE,  en particular después de declarar la inconstitucionalidad del estado de alarma, y esta misma semana han vuelto a calificar de «honrados y honestos» a los condenados a prisión por el escándalo de los ERES atribuyendo a «una cacería política» las condenas certificadas del Tribunal Supremo. Como sostiene Pablo Iglesias, y ahí sí con razón, en el PSOE se ponen estupendos con los jueces sólo hasta que efectivamente les toca. En ese punto se les acaban los escrúpulos.

La podemización del sanchismo no tiene enmienda con Sánchez ahí. Su mandato, entre otras señas de identidad, se reconocerá por legislar bárbaramente. No ya abusando del decreto ley o de las normas ómnibus de cajón de sastre para jugar a las muñecas rusas ocultando reformas vergonzantes, sino con proposiciones de ley obviando a los órganos consultivos bajo una ansiedad exprés cortoplacista, despreciando el apoyo de expertos… La perspectiva general es bananera, mientras el Gobierno despacha petulancia envenenando al sistema con la sombra constante del lawfare para sostener que el problema de España es un poder judicial facha, machista y, si se tercia, antidemocrático.

Este Gobierno, por supuesto, no se va a deshacer: PSOE y Unidas Podemos exprimirán el poder hasta el final, por más que entre los socios haya un desprecio mayúsculo y en la extrema izquierda se libre una guerra cada vez menos soterrada, y cada vez más descarnada, más allá de Iglesias y Yolanda Díaz. Pero no se están destruyendo… no es eso. Se están descomponiendo.

13 comentarios
  1. ficomp2c

    Exposición bien clara y deprimente de nuestro momento político, Y uno se pregunta ¿cómo hemos llegado a esto que da tanta vergüenza ajena?
    Creo que no se nos pude achacar todo a los ciudadanos, por más blandengues y acomodaticios que nos hayamos vuelto con el ·bienestar» sino a una rara concepción de lo que una Constitución permite en nuestro país
    Nunca entenderé por qué todavía existe el partido comunista (con sus podemitas asociados) y por tanto la exaltación y participación social de esta ideología tan dañina
    Por qué nuestra constitución ampara a partidos y movimientos secesionistas si no permite la ruptura de la unidad de España, que es lo que estos independentistas defienden como su nombre indica
    Por qué no se aplica la ley en cualquier territorio del Estado, o se sanciona como dicen los códigos correspondientes
    Por qué se permite que nos mientan los dirigentes y las instituciones gubernamentales sin consecuencia ninguna, cuando una vulgar sopa de sobre puede ser sancionada si miente en su composición
    Por qué ante taños pufos y fracasos no dimite nadie. A estas alturas el Gobierno en masa…
    …. Aquí lo dejo por extenuación mental racional
    A veces la política española parece sacada del guion de la película «Luz de gas»

  2. andoniakis

    Hay que añadir un deficid publico escandaloso que a pesar de la subida de impuestos a la clase media via no modificar tramos y la inflacion no para de subir.

    La herencia de este gobierno que recordemos esta apoyado por el Psoe, Podemos, ERC, y los nacionalistas vascos (bilcu y PNV comprando parcelas de poder) sera un estado quebrado y sin estructura politica para poder gobernarlo.

    Filibusteros de la politica tomaron al asalto el poder con una mocion de censura trucha y siguen desguazandolo todo y contratando amiguetes como asesores.

    Ni los medios de comunicacion, ni las empresas publicas, ni la judicatura, ni la administracion territorial, ni el tribunal de cuentas, nada se salva del destrozo.

    El daño es tan grande que es posible que la reforma de todo esto sea ahora mismo una quimera, perdida la ultima oportunidad de regeneracion que fue Ciudadanos aliado con alguien como en Andalucia.

    Es posible que ahora nos abramos sin quererlo a un periodo constituyente nuevo para empezar de cero otra vez.

  3. Libe_Aldecoa

    El poblema radica en no querer ver lo que está a la vista de todos desde el minuto uno.
    Ayudándome de la cobardía del ejemplo me explico: si uno se hace miembro de una banda de foragidos, en este caso foragidos de los más sanguinarios y fanáticos enemigos de la ley,… es un forajido.

    Se le trata como a un presidente más. No lo es. Y todo pasa porque él quiere.

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