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Tadeu

Sánchez y Puigdemont, predestinados

«El próximo gobierno será Progrestein o no será. Pero será. Y si no ahora, después de unas nuevas elecciones provocadas por Puigdemont»

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Sánchez y Puigdemont, predestinados

Sánchez y Puigdemont predestinados.

Vamos a contar verdades sobre el resultado electoral. Y a recontar, una por una, alguna mentira…

No es que el pueblo no sepa votar, como algunos dan a entender. Es que el pueblo no existe:  cada hombre es un voto (premisa discutible, sin duda, algunos merecerían varios y otros ninguno, pero no se ha encontrado nada menos malo, de momento, a la espera de que las máquinas pensantes entren en esa parcela), y hace, como es natural, lo que le da real la gana. La superioridad de la democracia… (No se pondera lo bastante por qué los votantes no querrían votar a un gobierno antidemocrático: muchos no sólo no desean íntimamente, sino que hasta lo declaran éxtimamente. En Francia, hay estudios que así lo sugieren).

Tal vez el personal actúa como en el experimento de la habitación china (parece que  entiende y sabe lo que hace, pero solo lo simula), o se comporta como un grupo encerrado en una habitación en llamas que, al precipitarse sin orden y en pánico a la salida de emergencia, acaba pereciendo achicharrado. La suma de los votos puede dar situaciones aberrantes, forma parte del juego electoral. Pero repito: el pueblo no existe. Solo hay una mera suma de la papeletas de los que han ido a votar, ni siquiera se lo puede tachar de conjura de los necios. Por lo de la conjura. Porque la necedad electoral es consustancial a la naturaleza del ser humano votante. Las pocos veces sabe lo que le conviene y acierta suele ser por carambola.

Como cuando Gad 3 y otras casas de apuestas (llamémoslas por su verdadero nombre) aciertan, ahora sabemos que puede ser equivocándose, igual que el CIS, que acierta a veces, como el reloj parado acierta dos veces al día la hora.

El mejor sistema (o el menos malo) sería a doble vuelta. Y no me refiero al francés, bastante sensato, en el que el reporte de votos de los candidatos eliminados en la primera vuelta prefigura ya posibles coaliciones o bien mayorías suficientes. Sino a uno inédito en el que, conocidos los resultados de la noche electoral, se vuelve a votar al día o a la semana siguiente: así el ciudadano (¡qué gusto poder volver a usar el vocablo genérico sin connotación política!) puede medir el alcance de su primer voto, y reajustar el tiro en función de lo que los demás hayan votado. Siempre se vota en contra de algo o de alguien. ¡Y  hasta el abstencionista podría redimirse y volverse útil…!

Veamos ahora las crudas verdades del barquero: el PP, aun con un excelente resultado, ha fracasado, igual que las encuestas, y en gran parte por culpa de éstas.  Vox ha fracasado igualmente, con un resultado mediocre (acertando las encuestas), pues lo obtenido no le sirve para entrar en la coalición que esperaba condicionar.

El PSOE, con un bastante buen resultado (fallando las encuestas menos la del CIS, la propaganda a veces da en el clavo) ha más que triunfado: está en condiciones de seguir dirigiendo el Gobierno, con más votos, más escaños, y, sobre todo, con la cara bien alta, sin que sus votantes le afeen sus alianzas pasadas, presentes y, sobre todo, futuras. Ya pueden todos dormir tranquilos.

Sumar, con un mediocre resultado (acertando las encuestas) también ha triunfado, a su manera, porque puede reeditar coalición, vicepresidencia, ministerios, y agenda wokista.  Y con una lideresa para rato.

En el País Vasco, Bildu, con un buen resultado, ha triunfado también, e incluso se coloca en tesitura de alcanzar la lehendakaritza con ayuda de los socialistas: sería el triunfo póstumo de los que se supone que fueron derrotados.

El PNV, con un resultado mediocre, también ha ganado; sí, siempre gana aunque pierda. Y con Bildu tiene la llave de la gobernabilidad del Estado.  Dos bolsillos abiertos para que se los llenen: con dinero y con concesiones políticas.

En Cataluña, ERC, con su mal resultado, y Puigdemont con su resultado mediano, han hecho algo más que resistir: además de tener también la misma llave que los nacionalistas vascos, habrán de acabar entendiéndose y seguramente reeditarán, a la fuerza ahorcan, el antiguo frente común Juntos por el Sí (Sí a Sánchez) para pararle los pies a San Salvador Illa. Estas elecciones pueden ser la antesala del resurgimiento del independentismo sistémico y orgánico, desembarazados de la Cup antisistema. Al PSC, pues, solo le quedaría intentar ocupar la Generalitat con el PP y Vox: a Illa ya le viene a visitar Arrimadas en sus pesadillas.

Resumiendo: el próximo gobierno será Progrestein (© Teresa Giménez Barbat) o no será. Pero será. Y si no ahora, después de unas nuevas elecciones provocadas por Puigdemont: con un Sánchez reforzado, constitucionalista y recentrado. Y mientras exista Vox, éxito garantizado.

El PP ha perdido su oportunidad de oro, después de las elecciones de mayo. Ni Felipe (silente en campaña) ni  siquiera Guerra le echan el cable de «dejar gobernar al partido ganador». La travesía del desierto puede ser entretenida para el PP y para el respetable, pero a Sánchez solo puede echarlo en el futuro vislumbrable «Ella»: y todos lo saben. Y ella la primera.

Coda 1) (E la nave va) El rey emérito vuelve a navegar en Galicia, aprovechando el patio postelectoral, y a la espera de que le dicten un nuevo régimen de visitas. Hasta Puigdemont podrá dar su opinión al respecto. 

Coda 2) (El dilema real) El rey en ejercicio ha de volver a hacer el paripé de las audiencias de investidura, en vez de convocar a Sánchez y Feijóo a la vez y amenazarlos con tragarse la llave del despacho si no pactan como estadistas.

Coda 3) (El corazón de las tinieblas) Putin se hace valer gracias a sus donativos a África. Su última y abyecta villanía. Occidente vuelve a quedar como un pazguato. Mientras dura la guerra, tan cercana y tan lejana.

Cuestionario maldito a Carles Puigdemont:

  • ¿Contento con tener la llave? – Jo vull la clau i el duro.
  • ¿Se entregará antes de que Llarena intente echarle el lazo de nuevo? – Todavía hay jueces en Bruselas.
  • ¿Cuándo le caducan el DNI y el pasaporte? – No lo he mirado: está en trámite mi nacionalidad flamenca, por aclamación.
  • ¿Qué les dirá a los europarlamentarios en la rentrée? – Que quito y pongo primeros ministros.
  • ¿Qué opina de Sánchez? – ¿Quién coños es Sánchez?
  • ¿Y de Junqueras?:  – No es mi culpa si no cupo en el maletero.
  • ¿Algún día volverá, como en la novela de Marsé? – Sí, pero libre, como el viento.
  • ¿Qué le diría a Feijóo si le habla en gallego? – Que mejor aprenda catalán en la intimidad.
  • ¿Se siente traicionado por el pueblo catalán? – No, vivo de él.
  • ¿Volvería a convocar el referéndum? Tantas veces como hiciera falta.
  • ¿Y si lo perdiera? – Le acabo de decir que lo convocaría tantas veces como hiciera falta.
  • ¿Waterloo o Perpiñán? -En verano Waterloo, en invierno Perpiñán. En Navidad en casita.
  • ¿Le gustaría volver a ser alcalde de Gerona? – No conozco esa ciudad de la que me habla.
  • ¿Qué les dirá a los catalanes desde el balcón de la Generalitat cuando regrese? – Ja sóc per aquí.
  • ¿Qué libro recomendaría? –Dietari sentimental, de Júlia Bacardit, otra exiliada patriota. Y como yo, una sentimental. 
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