THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Una canción desesperada

«Sánchez ha sacado menos votos que Feijóo y si acaba gobernando se deberá a su ausencia de escrúpulos, de ética pública y de respeto a la Constitución»

Opinión
96 comentarios
Una canción desesperada

Pedro Sánchez.

Fue Pablo Neruda el que utilizó estas tres palabras para, unidas a sus Veinte poemas de amor, conformar el título de su inolvidable pieza. Pocos poemas de amor colectivos pueden encontrarse hoy en la sociedad española, pero sí una canción que rezuma desespero, la de todos aquellos que confiaban en que el 23-J España saliera del tenebroso túnel en el que llevamos varios años inmersos. No ha sido así o, por decirlo con mayor precisión, no parece que vaya a ser así. Y eso a pesar de ser más, bastantes más, los españoles que votaron por la salida de Sánchez que aquellos que lo apoyaron con su voto. Pero hete aquí que a éstos se suman los que, sin votarle, votaron a otras opciones dispuestas a mantenerle en el poder a cambio de la hipoteca económica e institucional que aquél está dispuesto a suscribir en nombre de España. De ahí la desesperación. Sánchez no ha ganado, pero es más que probable que siga gobernando por su innombrable disposición a comprometernos ante los que exclusivamente buscan un canon que obtendrán por arrendar sus votos en el Congreso de los Diputados. 

La situación expuesta pone a la vista de Núñez Feijóo varias tentaciones de las que debe huir. La primera consiste en renunciar a la ética que hasta ahora le ha caracterizado y mostrarse dispuesto a competir con Sánchez en la subasta por el voto de las huestes del prófugo Puigdemont. Es posible, aunque no probable, que ganara la subasta logrando así su investidura como presidente del Gobierno. Lo consiguiera o no, habría renunciado al impoluto constitucionalismo que ilumina su desempeño político y perdería uno de los atributos que le diferencian de Sánchez. No debe hacerlo y debe quedar absolutamente claro que no lo va siquiera a intentar. Por eso se precisa una rotunda descalificación de lo inconcebiblemente manifestado por el tal Rollán.  

Otra tentación que debe evitar Núñez Feijóo es culpar de los resultados electorales a los votantes de Vox. Éstos son necesarios para articular la mayoría social -y parlamentaria- que permita a España salir del tenebroso túnel en el que nos ha introducido la política sanchista. Sin ellos nada es posible y no es ni sensato ni eficaz culpabilizar a los que han de ayudarte para lograr el necesario cambio político. Otra cuestión es que, en un combate limpio, intentes atraértelos a ti redil, pero culpabilizarles es la mejor manera de dificultar el ganártelos. 

«Cuando no se logra el objetivo perseguido, cualquier buen entrenador de fútbol cambia la alineación»

Debe también evitar Núñez Feijóo la tentación de enrocarse en su actual castillo de invierno con sus actuales lugartenientes. Cuando no se logra el objetivo perseguido, cualquier buen entrenador de fútbol cambia la alineación intentando ser más eficaz en la próxima contienda. No será necesario sustituir a todos, pero no todos pueden ser mantenidos. Analícense bien las áreas que han fallado y búsquense los adecuados repuestos. Si en algo tiene superávit el PP es en cuadros profesionales y políticos, por lo que a su líder no le resultará difícil conformar la nueva alineación.

Tampoco ha de caer el líder del Partido Popular en la tentación de mantener la cierta ambigüedad que ha cultivado en la reciente campaña electoral. Si se quiere ofrecer a la sociedad española una oferta política diferente, carece de sentido intentar cautivar a los que desean mantener la situación que se aspira a cambiar. Pedir el voto a los votantes de Podemos no es la mejor manera de escenificar el cambio real que se aspira a lograr. 

Finalmente, Feijóo no debe ser tentado por la idea de sentirse acomplejado ante Sánchez. Éste ha sacado menos votos que él, bastantes menos, y si acaba gobernando se deberá exclusivamente a su ausencia de escrúpulos, de ética pública y de respeto a la Constitución. De manera que cualquier debate, cara a cara o confrontación futura, debe abordarla con la cabeza bien alta y consciente de haberle superado en voto popular. El parlamentarismo puede tener requiebros amargos y Feijóo puede estar en trance de ser víctima de uno de ellos, pero esto no resta un ápice a la realidad de lo comprobado el 23-J: fueron más los españoles que optaron por él que los que prefirieron a Sánchez. Esta realidad no deja de serlo porque el segundo llegue a gobernar. Fuera complejos, fuera ambigüedades, y manos a la obra para lograr que la mayoría social se convierta en mayoría parlamentaria.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D