Rechazo
«Resulta insoportable ir desgranando las ruindades de este presidente y de sus empleados, pero ante los enfermos de ELA han superado su propia miseria»
No es sólo Sánchez quien se ha convertido en el enemigo público número uno por su engreimiento e insensatez, el otro día, creo que fue el martes 20, cayeron en esa exhibición de egotismo brutal todos los que, como diputados, cobran de nuestros impuestos unos sueldos escandalosos y abusivos. Sin diferencia alguna, ni derechas ni izquierdas, ni progresistas ni conservadores, ni ultras ni liberales, sólo un diputado acudió a la visita que hizo a la Cámara el representante de los enfermos de ELA con un numeroso grupo de afectados.
Esa enfermedad es una de las peores que pueda uno imaginar y más que una enfermedad parece una tortura malaya, pero en términos materiales, que son los únicos que entienden nuestros diputados, un enfermo de ELA necesita cien mil euros al año para mantenerse con vida. Sigue en espera una ley de ayuda a estas desdichadas personas, pero lleva dos años detenida en las covachuelas de aquellos a quienes Pablo Iglesias llamaba «la casta». Desde que la proposición de ley se aprobó por unanimidad en 2022, Sánchez la ha bloqueado 50 veces, según ha informado Juan Carlos Unzué, representante de los enfermos.
Había que ver la Cámara llena de gente destrozada que había llegado hasta allí con enorme esfuerzo físico, pero vacía de políticos. Unos enfermos que están luchando por su vida contra unos parásitos encargados de amargársela. No son los patos del Retiro que tanto le preocupaban a esa farsante, Rita Maestre, capaz de reprochar al Ayuntamiento la muerte de un palmípedo que luego resultó falsa, no, los del Congreso no son animales, son humanos cuyas vidas importan algo más que la de las bestezuelas.
«Pero ¿qué tienen estas criaturas socialistas en el corazón?»
Ya sabemos qué clase de personas son, pero es incomprensible la dejadez con la que se comportan estos individuos sin la menor responsabilidad. Unos días más tarde se detenía a un socialista, estrecho colaborador del inolvidable Ábalos, por haberse enriquecido con el asunto de las mascarillas durante la epidemia de covid. Otro más que se hace rico traficando con el dolor y la enfermedad de los contribuyentes. Este es un crimen sobre el que los socialistas han arrojado todo el barro posible porque infecta a otro inefable sujeto, Salvador Illa, perfecto representante de la identidad catalana. Acorralado por las preguntas, el irritado Sánchez sólo supo decir que también habían acusado de lo mismo a un hermano de Isabel Ayuso. Era su modo habitual de reconocer la culpa, echársela a otro. Sólo que al hermano le acusaron, le juzgaron y le absolvieron. Dos veces.
Vayan ustedes sumando vilezas: los guardias civiles asesinados en Barbate para los que el gobierno impidió guardar un minuto de silencio, la negativa de los socialistas catalanes para que se les dedicara un recuerdo en la Cámara de aquel paraje, el disparate del ministro del Interior cuando dijo que después de suprimir la unidad de lucha contra los narcos había mejorado la cifra de capturas. Pero ¿qué tienen estas criaturas socialistas en el corazón?
En fin, lo cierto es que resulta insoportable ir desgranando las ruindades de este presidente y de sus empleados, pero en la última actuación ante los enfermos de ELA han superado su propia miseria, y no sólo los socialistas sino la totalidad de la mafia legal. Van a conseguir que la democracia española se derrumbe como un castillo de naipes. Trucados.