Sanidad, la necesaria colaboración público-privada
«Las farmacias comunitarias son indispensables para la sostenibilidad futura del Sistema Nacional de Salud y un activo para los pacientes por su eficiencia»
Según la Organización Mundial de la Salud, «ésta es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo ausencia de afecciones o enfermedades».
Cuanto mayor sea el desarrollo de la sociedad, más se incrementa la importancia de la salud, y se promueve como un mecanismo que permite al individuo una vida social y económicamente productiva; alargando la esperanza de vida y mejorando sus condiciones. La ciencia está reduciendo las muertes por enfermedades agudas; que paulatinamente se están haciendo crónicas y sumándose a las propias del envejecimiento. Cada vez más la salud tiene no solo un valor personal, sino también un valor social y económico.
España, tras Japón, es el país de la OCDE con mayor esperanza de vida. La sanidad ha pasado de atender enfermedades agudas a hacerlo con las crónicas. Ello ha dado lugar a un envejecimiento de la población, lo que eleva el gasto sanitario. Consideraciones económicas aparte, se necesita cada vez más, un contacto directo y permanente en el tiempo con el paciente.
Para responder a este reto humano y garantizar la sostenibilidad de nuestro Sistema Nacional de Salud, es imprescindible una creciente colaboración con la sanidad privada. La demanda de estos servicios es creciente, sostenida en el tiempo y los recursos públicos escasos. Ante este cambio de paradigma, la farmacia comunitaria representa la cercanía y conocimiento directo del paciente. Ésta dispensa medicamentos; lo que la convierte en un centro de salud fundamental para el sistema, puesto que esta función implica una gran responsabilidad y genera un gran valor. Los medicamentos para uso humano tan solo pueden y deben ser dispensados por un farmacéutico titulado para evitar los problemas vinculados a la automedicación, incluso con fármacos que no necesitan receta. Asimismo, la farmacia comunitaria juega un papel fundamental en la difusión de las campañas de salud y presta un importante asesoramiento en diferentes aspectos sanitarios. Resulta un pilar imprescindible de cara a garantizar la sostenibilidad del SNS y el bienestar de los pacientes.
Su actividad está regulada para garantizar la calidad del servicio de salud. La legislación española, establece que el propietario de la farmacia comunitaria tiene que ser necesariamente un farmacéutico. Esta fórmula garantiza una enorme implicación en la actividad entre el propietario y el director del centro de salud, por ser la misma persona. La apertura de la propiedad a otras personas no incrementa el valor y actividad de las farmacias y puede generar conflictos de interés, entre el farmacéutico titular y el resto de los socios, que generaría distorsiones en el sistema. Asimismo, permite mantener farmacias en lugares marginales, con grandes problemas de viabilidad económica. No obstante, esta fórmula sí permite colaboraciones entre diferentes farmacéuticos propietarios, al objeto de poder mejorar las compras, prestar servicios muy especializados, como elaboración de fórmulas magistrales, etc.
«El nivel de cualificación del licenciado en Farmacia en España es uno de los más altos de Europa»
El nivel de cualificación del licenciado en Farmacia en España es uno de los más altos de Europa. Ello garantiza su capacidad tanto para dispensar eficazmente y con rigor medicamentos, como para realizar diferentes actividades vinculadas a la sanidad y salud en general. Esta cualificación tan alta, junto con una cercanía al paciente, provoca una gran confianza en el profesional de farmacia por parte de la mayoría de los ciudadanos.
El farmacéutico es el agente sanitario más adecuado para seguir la adherencia, especialmente, de los polimedicados que son la mayoría, puesto que, con más de 75 años, se padece una media de tres enfermedades crónicas. Asimismo, estos centros de salud pueden colaborar muy eficientemente en las campañas de vacunación y en el seguimiento de los calendarios, tanto en niños, como en adultos; estos últimos se controlan muy poco.
La farmacia comunitaria permite la prestación gratuita de consejos de salud y sanitarios. Se estima que al año se resuelven más de 100 millones de consultas, lo que significa un ahorro muy importante para el ciudadano y también para el SNS. Estos servicios se prestan en su mayoría sin la necesidad de cita previa y durante una gran cantidad de horas al día y en la mayoría o la totalidad de días al año.
Mediante las tecnologías de información y comunicación, se puede acercar el paciente al médico; al que se le puede transmitir diferentes datos, para su diagnóstico y por tanto también para la posible prescripción inmediata de los medicamentos. Este servicio es especialmente relevante en la España despoblada.
«Actualmente, operan en España algo más de 22.200 farmacias comunitarias»
Estas tecnologías también permiten la dispensación de fármacos a través de internet, con la garantía que ofrece el farmacéutico, frente a otras ventas internacionales, con alto riesgo respecto a la calidad del fármaco.
Hay que destacar la gran penetración y capilaridad en el territorio español de la farmacia comunitaria. Actualmente operan en España algo más de 22.200 farmacias comunitarias, lo que garantiza un acceso fácil al 98% de la población.
Esta gran accesibilidad ahorra al ciudadano gastos de transporte, costes de oportunidad y la pérdida de horas de trabajo.
La concesión de nuevas farmacias se realiza mediante un concurso transparente de adjudicación, dentro absolutamente del modelo de competencia por el mercado. Además, sobre todo en los núcleos urbanos la competencia se realiza en el propio mercado.
«La competencia es enorme en las horas de apertura de la farmacia»
No hay competencia en los precios de referencia de las recetas SNS que están regulados, pero sí en los medicamentos que no requieren de receta y sobre todo en los productos de autocuidado. Asimismo, la competencia es enorme en las horas de apertura de la farmacia.
El precio en una economía de libre mercado debe incluir la totalidad de los costes y el margen de beneficio. La dispensación de un medicamento a través de la farmacia comunitaria responde perfectamente a este principio. Se incluye los costes de abastecimiento del medicamento, los de custodia y conservación, los de dispensación personal, de suministros, amortizaciones y financieros; así como la remuneración del farmacéutico-propietario. Por tanto, absolutamente todos los costes de estos procesos son soportados por la farmacia comunitaria y sólo obtendrá beneficio si el margen de las ventas lo permite.
La dispensación exclusiva de algunos nuevos fármacos en hospitales públicos genera una competencia desleal al farmacéutico comunitario, puesto que no repercuten la totalidad de los costes que corresponden, y sobre todo limita y encarece el acceso del paciente al mismo. Cualquier fármaco cuya administración no requiera de hospitalización debe ser dispensado en las oficinas de farmacia.
Las farmacias comunitarias son indispensables para la sostenibilidad futura del SNS y un activo para los pacientes-consumidor por su eficiencia, beneficiándose de unas medicinas baratas y de una gran cantidad de servicios, pudiendo en la mayoría de los casos elegir libremente la oficina de farmacia que utilizan, por las posibilidades de competencia, que ofrece el modelo.