Pocos niños y muchos viejos
«En 2021 se destinaron en España 18.900 millones de euros a ayudas a familias con hijos, mientras que el gasto en pensiones creció 15.000 millones en 2023»
A estas alturas del siglo pocos dudan de que Europa (y en especial España) ha entrado demográficamente en barrena. Desde que uno tiene memoria, Europa es considerada como el Viejo Continente, pero ahora se ha convertido en un apodo despectivo del cual nadie puede sentirse orgulloso.
Las proyecciones de Eurostat pronostican que para 2050 la población mayor de 65 años en la UE habrá aumentado más de un 25% respecto a 2019. La proporción entre las personas de 65 años y más y las que están en edad de trabajar estará en 2050 por debajo de 2 en la mayoría de los países que constituyen la UE. Las proyecciones realizadas por la ONU para todo el mundo y hasta finales de este siglo no son más optimistas: una fecundidad por debajo de 2 hijos por mujer y una esperanza de vida superior a 85 años. A este respecto, el demógrafo español Juan Antonio Fernández Cordón ha escrito lo siguiente:
«Es una incoherencia tratar la mortalidad y la fecundidad como dos variables prácticamente independientes. En realidad, las dos forman un sistema en el que la fecundidad se ha ido adaptando al aumento de la esperanza de vida a través de mecanismos sociales protagonizados sobre todo por las mujeres, que han accedido, en el mundo desarrollado, a mayores cuotas de igualdad y derechos. Ahora que la mortalidad se ha prácticamente estabilizado, la muy baja fecundidad en los países de mayor desarrollo capitalista necesita ser explicada de forma autónoma. Conviene recordar que la muy baja fecundidad actual en España, y en otros países de capitalismo avanzado, está asociada, por una parte, a la precariedad laboral de los jóvenes y a su dificultad o casi imposibilidad de acceso a la vivienda y, por otra parte, a la dificultad que tienen las familias para conciliar trabajo y cuidado de los hijos».
Mas, sea como sea, la demografía, al menos en Europa –y también en España- ha vuelto a interesar a las élites y también a los medios de comunicación. Oigamos, por ejemplo, a Concepción Patxot (El cada vez más ‘Viejo’ Continente: cómo abordar el gran reto demográfico de Europa, en el confidencial.com), experta en estudios sobre demografía, economía y políticas públicas: «Estamos intentando definir un estado de bienestar que tenga en cuenta todo el ciclo vital, para lo que trabajamos con especialistas en política educativa, del mercado laboral, familiar y la jubilación».
Durante el periodo anterior a la crisis de 2008, concretamente en 2007, se creó en España bajo la presidencia de Rodríguez Zapatero el cheque bebé (2.500 euros por cada nacimiento), pero con la llegada de la crisis desapareció. El cheque bebé apenas duró tres años.
«En España, las ayudas por hijo no alcanzan los 450 euros anuales, cuando en el conjunto de la eurozona superan los 2.000»
Según los expertos, el gran agujero de ayudas a familias en España tiene que ver con prestaciones directas para el cuidado de los hijos, incluyendo también los beneficios fiscales. En España, las ayudas por hijo no alcanzan los 450 euros anuales, cuando en el conjunto de la eurozona superan los 2.000 euros.
En el año 2021 se destinaron en España 18.900 millones de euros a ayudas a familias con hijos, una minucia si se comparan esas ayudas con el gasto en pensiones, que durante el año 2023 creció 15.000 millones.
Irene Lebrusán es una experta que trabaja en el Centro Internacional sobre Envejecimiento (Cenie), y, como todos los demógrafos, coincide en la necesidad imperiosa de que la fecundidad no disminuya:
«La reducción en el Estado del bienestar y del bienestar psicosocial es lo que produce la disminución tan acusada de la fecundidad».
En efecto, en la baja fecundidad influyen factores que van desde la situación de la vivienda hasta la precariedad laboral.