El año que viviremos peligrosamente
«Sánchez está rodeado y tocado y su respuesta será intentar tener todo atado y bien atado, especialmente a la justicia independiente y a la prensa critica»
Salimos con prisas y molestias de un año que nos ha salpicado a todos por la decadencia moral de un Gobierno carcomido por unos sueños de grandeza de una mayoría que no tiene y de una imagen de transparencia arrasada por la realidad de los diversos frentes judiciales abiertos. Terminamos un año que ha sido la confirmación de la degradación ética y democrática de nuestra vida política a manos de un Gobierno atado con cuerdas a sus sillones con tal de no asumir responsabilidades ni éticas, ni matemáticas. Un Gobierno incapaz y hasta despectivo a la hora de plantearse la posibilidad de buscar la más mínima propuesta de consenso mayoritario o búsqueda del bien común.
Entramos en un año en el que todo apunta a que viviremos peligrosamente todos los cánceres de esa degradación que intenta arrasar con todo como forma de supervivencia política. Vamos a ver de nuevo como Pedro Sánchez es capaz de humillar las instituciones ante prófugos de la justicia para seguir en el poder. Pese a la propaganda ‘monclovita’, Junts nunca ha sido progresista. Tampoco el Gobierno ha demostrado tener como prioridad ser socialista y solidario. Su prioridad fundamental ha sido la de gestionar las competencias y demandas que en cada momento le han venido exigiendo sus múltiples y contradictorios socios. Por eso pronto veremos, si es que hacemos caso a la palabra de Sánchez, a un presidente democrático español haciéndose una foto con un prófugo de la justicia. Esa foto sería una infamia de tal calibre que incluso nos podría hacer olvidar que se ha aprobado una ley de amnistía a base de martillazos jurídicos con un resultado tan chapuza que el Gobierno solo conseguirá que triunfe a costa de socavar aún más la esencia del Tribunal Constitucional.
Una foto por unos Presupuestos Generales. Lo malo es que además de la foto habrá un pacto de financiación insolidario con las regiones más pobres de España. Alardean Sánchez y los suyos de que su política ha traído la calma a Cataluña y de paso los peores resultados de los independentistas. Es la paradoja total de que con el menor apoyo electoral estén ahora consiguiendo más que nunca. Votos a Sánchez y votos a Illa. Se pagan y caros. Y no se molesta o en el fondo se piensa igual. Por eso ni una palabra en castellano tuvo Salvador Illa en su discurso de Navidad para esa población catalana castellanoparlante que sigue esperando algún gesto, aunque solo sea uno, de respeto a ellos y a esa lengua tan oficial como el catalán. Y por supuesto la bandera española, fuera.
«Murió Franco un 20 de noviembre, pero el presidente no quiere esperar y empieza en enero. Eso de celebrar los aniversarios en la fecha debe ser también cosa de fachas»
No será el 2025 un año en el que veamos un camino de rosas tampoco para Sánchez en sus relaciones con el PNV. Cada vez serán más caros los votos. Y más filtrados. No les gustan las acrobacias fiscales con las grandes empresas energéticas ni con la gran banca con las que Sánchez juega con Sumar y Podemos. Ya se sabe que a los seguidores de Sabino Arana lo que más le importa es el bolsillo de los que considera suyos. Para ellos nada es inmortal excepto sus derechos forales, ni nada es tan solidario como los beneficios que exigen, mantienen y multiplican con el concierto y los siempre poco trasparentes cupos. Al final, los más leales a Sánchez volverán a ser los chicos de Bildu. Los hijos políticos de ETA a los que tanto mima el Gobierno y que seguro que disfrutarán este año que entra con las cien celebraciones de la muerte de Franco con las que Pedro Sánchez amenaza.
El líder socialista, ese que ya dijo de sí mismo muy orgulloso que pasará a la historia como el hombre que venció a Franco al exhumar su cadáver del Valle de los Caídos. Se avecinan unos eventos que más allá de la calidad moral de celebrar una muerte que por cierto fue en la cama, aparece en el horizonte como una amenaza de fakes, bulos y manipulaciones. Murió Franco un 20 de noviembre, pero el presidente no quiere esperar y empieza en enero. Eso de celebrar los aniversarios en la fecha debe ser también cosa de fachas. Qué más da que las libertades no afloraran de verdad hasta 1977, ni que oficialmente se consolidaran con la Constitución de 1978. Ese es Sánchez. Por un lado, se inventa cincuenta años solo de una muerte y por el otro permite a Bildu extender el periodo de la dictadura franquista, en la ley de Memoria Democrática, hasta 1982 con Felipe González ya presidente. Necesita estos actos para venderse como el Pedro el liberador. Se ha publicado que está dispuesto incluso a poner en un brete a los reyes de España, invitándoles a asistir a estos actos más ideológicos de partido que de estado. Pareciera que quisiera castigarlos por sus viajes en solitario a Valencia a donde Sánchez sigue sin atreverse a volver.
Sánchez está rodeado por los escándalos de corrupción que cada día manchan a más nombres de su Gobierno, de su partido, más los de su familia. Eso en el frente judicial. En el político no tiene los votos necesarios para aprobar ni una ley en el Congreso. Se dedica a engañar a la vida pública aprobando decretos leyes a sabiendas de que no saldrán adelante. Incumplirá de nuevo con el deber constitucional, y será el segundo año consecutivo, de presentar unos Presupuestos Generales antes del 31 de diciembre. Está dispuesto a dar todo a sus socios por sus votos, pero si no los consigue intentará gobernar otro año sin presupuestos y llegar así hasta al final. Llevan meses los técnicos de la Moncloa diseñando y ajustando modelos para poder gestionar y manejar con fluidez los dineros a pesar de no tener nuevos presupuestos.
Alardea de resultados macroeconómicos buenos. Muchos, es verdad, no son malos. Pero siempre como buen censor de la memoria olvida citar que seguimos siendo el país europeo con más paro y de los peores en la OCDE en paro juvenil. Nunca nos dice que este crecimiento económico está totalmente dopado por el gasto y la contratación pública y que la relajación presupuestaria que trajo el COVID en Europa se acaba ya. Para ser progresista tampoco recuerda que sus años de Gobierno han llevado a España a ser ya los terceros en riesgo de pobreza y de exclusión social. Las viviendas son el principal problema para los españoles, especialmente para los jóvenes, pero no ha construido nada de los centenares de miles de viviendas prometidas durante años. Y con la inmigración no solo no ha conseguido frenarla, ni integrarla, sino que ha convertido a España ya en la principal puerta de entrada a la UE. Mientras Europa reducía la inmigración ilegal a la mitad en España se multiplicaba por tres. La situación de Canarias es insostenible, pero para el Gobierno la culpa es de la oposición.
Este es el año que se avecina. No pinta bien y además la tormenta de los escándalos seguirá creciendo. El Gobierno no gobierna, solo sigue en el poder incapaz de sacar adelante ningún proyecto. La oposición no actúa, atada también por los votos. Los riesgos de parálisis institucional son evidentes. Sánchez cree que con el cadáver de Franco y con los ataques a Díaz Ayuso puede mantener aglutinadas al electorado de izquierda y a sus socios. Este Gobierno defensor del muro nunca ha buscado el bien común, no ha tenido nunca responsabilidad moral y política e incluso renuncia ya a la solidaridad en su financiación autonómica. Ahora buscará su supervivencia, a costa de todo y de todos. La decadencia moral y política de nuestra democracia es evidente. Sánchez está rodeado y tocado y su respuesta será intentar tener «todo atado y bien atado», especialmente a la justicia independiente y a la prensa critica. Nos espera un año peligroso.