THE OBJECTIVE
Manuel Aguilera

Todos somos comemierdas

Pero uno cuando va McDonalds, Burguer King, Kentucky Fried Chicken, Starbucks o Pizza Hut piensa que va a degustar una sabrosa comida de calidad. A estas alturas, el lector gourmet pensará que el comemierda soy yo por acudir a estos lugares en compañía de mis hijos incluso, educándoles en la “comemierdez” alimenticia.

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Todos somos comemierdas

Pero uno cuando va McDonalds, Burguer King, Kentucky Fried Chicken, Starbucks o Pizza Hut piensa que va a degustar una sabrosa comida de calidad. A estas alturas, el lector gourmet pensará que el comemierda soy yo por acudir a estos lugares en compañía de mis hijos incluso, educándoles en la “comemierdez” alimenticia.

Cualquiera que trabaje o tenga amigos cubanos escucha a diario el adjetivo ‘comemierda’. Acabo de pedirle a Iliana, reportera nacida en La Habana con más de 10 años en Miami, que me hiciera una definición para ajustar más el término. Ella le llama ‘comemierda’ a cualquiera que pueda parecer un poco tonto o lo que llamamos los españoles gilipollas. También lo utiliza con aquellos que van de sobrados, chulos o fantasmas. Tremendos comemierdas.

Nada me ha dicho sin embargo de los miles o  -millones vaya usted a saber- de chinos que han saboreado la carne podrida vendida por la firma Husi a establecimientos de comida rápida. Entiendo que los comemierda según la acepción cubana los son un poco a sabiendas. La mayoría somos conscientes de nuestras limitaciones y a los que les gusta aparentar cuando están en la soledad de su habitación deben reconocer que si pasaron todo el día comiendo mierda fue por algún complejo o mediocridad que querían esconder.

Pero uno cuando va McDonalds, Burguer King, Kentucky Fried Chicken, Starbucks o Pizza Hut piensa que va a degustar una sabrosa comida de calidad. A estas alturas, el lector gourmet pensará que el comemierda soy yo por acudir a estos lugares en compañía de mis hijos incluso, educándoles en la “comemierdez” alimenticia.

Todos estos establecimientos han acordado tirar a la basura todo el género comprado a Husi y dejar de trabajar con este proveedor tan descuidado que es capaz de vender carne podrida a restaurantes de tan alta cocina.  Marielos –una editora de origen nicaragüense- escuchaba a Iliana definir el comemierda referente a este asunto y me ha recordado que hace unos 10 años apareció el dedo de una empleada en un ración de alitas de pollo de uno de estos restaurantes. Ese día decidió dejar de ser una comemierda. Yo no puedo comprometerme. Ser un comemierda te hace la vida más fácil y en cualquier caso gracias a Yumi “todos somos comemierdas”.

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