82 años después de la llegada de Franco a Meirás, sus nietos han entregado las llaves de la propiedad y ya no podrán volver a utilizarla para su uso personal. El acto simbólico de entrega de llaves se ha realizado este jueves en uno de los lugares más cargados de significado de la propiedad, la Torre de la Quimera, la más alta del edificio y lugar que la escritora Emilia Pardo Bazán, que lo mandó construir, eligió para instalar biblioteca.
Lo más relevante: el pasado septiembre el Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña condenó a los herederos del dictador a devolver el inmueble al Estado, al que designó depositario de todos los bienes que alberga, por lo que los Franco solo podrán retirar aquellos objetos «de estricto uso personal o que, por sus características, nada aporten a la significación del Pazo como bien de interés cultural».
La titular del Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña, Marta Canales, sentenció que el inmueble fue un regalo que se hizo en su momento al jefe del Estado y no a Francisco Franco a título personal, y que la compraventa de 1941 con la que el dictador logró inscribir la finca a su nombre en el Registro de la Propiedad fue una simulación, por lo que es nula.
Tras las medidas cautelares que estableció y sobre las que se celebró una vista la semana pasada, los herederos de Franco consideraron que «no es razonable» que les priven de los bienes que alberga el Pazo y por ello plantearon que estarían dispuestos a dejarlos en el inmueble «a partir de un acuerdo mínimamente razonable», incluso «mediante un precio razonable aunque sea simbólico».
La magistrada también ordenó realizar un inventario en Meirás, del que se encargó un equipo de técnicos que, tras unos veinte días de trabajo, contabilizó un total de 697 bienes, entre ellos, varios de las Colecciones Reales Españolas.