Sánchez coincidirá en París con los ministros de Exteriores de Marruecos y Argelia, pero no se reunirá con ellos
En plena crisis entre Argel y Rabat y con la crisis del suministro de gas hacia España por el conflicto entre ambos estados, Pedro Sánchez coincidirá en París con los ministros de Exteriores de ambos estados. Será durante la conferencia internacional sobre Libia que se celebra en la capital francesa. Aunque las agendas de los tres mandatarios confirman las invitaciones al evento, no se espera que Sánchez mantenga encuentros bilaterales con ninguno de los mandatarios. También acudirá la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, con quien tampoco está previsto ningún encuentro en privado, aunque no hay que descartar saludos o corrillos para intercambiar impresiones antes de las reuniones.
El ministro marroquí, Nasser Bourita, y su homólogo argelino, Ramtane Lamamra, coincidirán en un momento de fuerte tensión entre Marruecos y Argelia después de que Argel acusara la semana pasada a Rabat de la muerte en un bombardeo de tres camioneros argelinos que viajaban desde Mauritania y que se encontraban en los territorios del Sáhara Occidental. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, expresó entonces la «preocupación» del Gobierno, que dijo que estaba recabando información sobre lo sucedido, y aseguró que trabajaría para evitar «una escalada» entre los dos países, que desde agosto no mantienen relaciones bilaterales por decisión de Argelia.
La sombra de Ghali planea sobre las relaciones hispano-marroquíes
También tiene España intereses en estos encuentros, y no solo relacionados con el gas. La coincidencia de Sánchez con Bourita se produce cuando la crisis con Marruecos sigue abierta por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y la negativa del Gobierno a reconocer como marroquí el Sáhara. Albares ha hablado recientemente de «señales positivas» que llegan desde Rabat, donde Mohamed VI expresó en agosto su deseo de «inaugurar una nueva etapa» en las relaciones basadas en «la confianza, la transparencia, el respeto mutuo y la honra de los compromisos». Sin embargo, aún no se ha producido el regreso de la embajadora marroquí a Madrid después de que fuera llamada a consultas el 18 de mayo, en plena entrada masiva de inmigrantes a Ceuta facilitada por las fuerzas de seguridad marroquíes. Tampoco hay fecha aún para la postergada cumbre bilateral, que tenía que haberse celebrado en diciembre pasado y se aplazó por la pandemia.
Mohamed VI volvió a lanzar un duro mensaje el pasado fin de semana con motivo del aniversario de la Marcha Verde. El monarca alauí advirtió «a quienes mantienen posiciones vagas o ambivalentes» sobre la soberanía territorial del país de que Marruecos «no se comprometerá con ellos en ningún planteamiento económico o comercial que excluya al Sáhara marroquí». Con ello, se refirió veladamente a las sentencias de septiembre del Tribunal General de la UE (TUE) que anularon el acuerdo pesquero entre la UE y Marruecos por incluir el Sáhara Occidental y las ventajas arancelarias que el bloque concede a la importación de los productos agrícolas y pesqueros de la antigua colonia española.
El gas como segundo problema de la cita
Por lo que se refiere a la relación con Argelia, sus diferencias con Marruecos han terminado por afectar a España. Tras romper relaciones a finales de agosto, Argel anunció que procedería a cerrar el gasoducto Magreb-Europa, por el que suministraba gas a España y Portugal vía Marruecos, el 31 de octubre, algo que ha cumplido. El Gobierno argelino se ha comprometido a que ahora el suministro se hará a través del gasoducto Medgaz, que une al país norteafricano con España, completandolo con cargamentos de gas natural licuado en barco. Argelia suministraba a España a través de los dos gasoductos aproximadamente el 49% del gas que consume el país.
Tanto Albares, que viajó a Argel a finales de septiembre, como la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que lo hizo a finales de octubre, recibieron «garantías» de las autoridades argelinas de que el suministro a España se mantendría sin problemas. «No hay ninguna posibilidad de que el suministro de gas argelino no llegue a España porque está totalmente garantizado por los suministradores, Sonatrach y el Gobierno de Argelia», reiteró hace unos días el titular de Exteriores.