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El giro de Vox en sus relaciones con el PP: de la «derechita cobarde» a la neutralidad

La formación verde, a la que sonríen las encuestas, adquiere una pose institucional durante la crisis que se ha llevado por delante a Pablo Casado

El giro de Vox en sus relaciones con el PP: de la «derechita cobarde» a la neutralidad

El líder de Vox, el lunes durante una rueda de prensa. | Óscar J. Barroso (Europa Press)

La relación entre Vox y PP estos años ha pasado por «situaciones cambiantes». Así lo reconoció el miércoles Iván Espinosa de los Monteros durante una entrevista en TVE. El portavoz de la formación verde en el Congreso mostró una «enorme prudencia» y un «respeto máximo» por la crisis de los populares. Contrasta con los tiempos en los que Santiago Abascal acusaba al PP de «deslealtades y traiciones». Les llegó a bautizar como «la derechita cobarde». Ahora ha dado un paso hacia la neutralidad.

Noche electoral de abril de 2019. Vox irrumpe en el Congreso con 24 escaños mientras que los populares obtienen los peores resultados de su historia. Abascal toma la palabra y manda un mensaje al PP. «Ya están intentando culparnos de sus deslealtades, de sus traiciones y de sus miedos. Les decimos a los de la derechita cobarde que la única responsabilidad la tienen quienes obtuvieron 186 escaños y no fueron capaces de oponerse a la izquierda», afirmó el líder nacional.

El auge de Vox

Suponía toda una declaración de intenciones para marcar distancias con los de Pablo Casado. Los resultados llegaron pronto. Los comicios se repitieron en noviembre y Vox obtuvo 54 escaños, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país. Desde la formación aseguran que no han virado su discurso, pero los expertos concuerdan en que se han afanado en ocupar el espacio que han abandonado otros partidos de derecha: el de las reivindicaciones ideológicas

«Vox no tiene complejos. Tiene un mensaje nítido que pone en el centro los problemas de la gente», explica a THE OBJECTIVE un dirigente de la formación verde. Aunque en esta etapa se han centrado en lo que llaman «las cosas del comer», mantienen las demandas ideológicas. El último ejemplo, Castilla y León, donde solicitan derogar las leyes de Violencia de Género y de Memoria Histórica para apoyar la investidura de Alfonso Fernández Mañueco.

Los representantes de Vox durante la reunión con Mañueco. | Foto: Claudia Alba (Europa Press)

Los miembros de Vox no han dejado de minar la moral de los populares a través de sus declaraciones. Ni de recortar distancias. Espinosa de los Monteros reconoció hace unos días en la televisión pública que los errores de Casado han causado «una pérdida de confianza y una desazón» entre los votantes, lo que ha motivado que su formación haya logrado el sorpasso al PP y se haya convertido en la segunda fuerza en intención de voto, tal y como apuntan algunas encuestas. 

Lo anunció a principios de semana Abascal, que hasta entonces recelaba de las casas demoscópicas: «Se han dedicado más a influir en el voto que a predecirlo». El boom de su formación coincidía con la crisis interna del PP. Solo la diputada Macarena Olona y la portavoz en Madrid, Rocío Monasterio, aludieron a ella en público. Los dirigentes han mantenido un calculado silencio, roto solo por un críptico mensaje de su líder en Twitter: «Todo lo que es malo para España es malo para Vox»

Un hombre de Estado

Abascal emergió el lunes, en plena batalla en Génova, 13, como un hombre de Estado. El presidente de la formación verde trató de demostrar neutralidad en la crisis de los populares y, de paso, sumar algunos votantes del adversario a su proyecto. Por eso el tono amable y la pose institucional. «El único sorpasso que nos interesa es al PSOE, que se ha aliado con todos los enemigos de España. Observamos con preocupación la debilidad conjunta de la alternativa», repitió de forma tajante.

«¿Mano tendida? Simplemente es una estrategia para pescar en río revuelto», señala un dirigente del PP. En su opinión, las relaciones de los partidos tienen altibajos, lo que refuta la tesis de Espinosa de los Monteros. La relación entre PP y Vox comenzó siendo fructífera. En 2019, los de Abascal apoyaron a los populares en cientos de Ayuntamientos y varias regiones. «Cuando advirtieron que éramos una amenaza, trataron de distanciarse», les reprocha un miembro de la formación verde.

https://twitter.com/Santi_ABASCAL/status/1494707359960154113

El portavoz de Vox en el Congreso sostiene que el punto de inflexión fue la moción de censura que defendió su partido en octubre de 2020 y que no secundó el PP. Aquella postura supuso una traición para Abascal, que rompió incluso las relaciones personales con Casado. Este prohibió entonces alcanzar acuerdos con la formación verde. Para Espinosa de los Monteros, la negativa del PP en la moción supuso «un error» porque motivó desazón en las filas populares. «Ambos partidos no son rivales. A lo que más se parece un votante del PP es a uno de Vox, pero un político de Vox a lo que más se parece es a uno del PSOE», señaló.

La relación entre ambos partidos se enfrió después de que el PP votara en contra de la moción de censura. Pero no fue el único escollo. Unas semanas más tarde, Vox anunció que llevaría al Tribunal Constitucional el segundo decreto de Estado de alarma del Gobierno porque el toque de queda impuesto en toda España fue «ilegal». Los populares volvieron a desmarcarse. «Ya no les llamaremos derechita cobarde, les llamaremos solo cobardes», indicó Abascal.

Persona non grata

La tensión llegó a su punto álgido en julio del año pasado, cuando la Asamblea de Ceuta, con la abstención del PP, decidió declarar persona non grata al líder de Vox tras su visita a la ciudad autónoma en plena avalancha migratoria. Los populares interpretaron que Abascal les había acusado de servir a los intereses de Marruecos. La formación verde pidió a la dirección nacional que interviniera, pero esta hizo caso omiso.

«Consideramos que el PP ha roto relaciones con Vox, tomamos nota. Para nosotros están rotas», afirmó entonces el vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé. «No a los cordones sanitarios. Pero tampoco sí a los que establece Vox para poner en riesgo la convivencia de Ceuta», señaló su alcalde-presidente, Juan Jesús Vivas, en una entrevista en la Cadena COPE.

Abascal durante su visita a Ceuta. | Foto: Vox

La implosión del PP y la caída de Casado puede cambiar de nuevo las relaciones entre ambos partidos. Todo depende de quién sea el nuevo líder de los populares. Las quinielas señalan al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. «No diría que es de los más proclives a pactar con Vox», lamenta Espinosa de los Monteros. Antes tendrán que resolver la negociación para formar gobierno en Castilla y León.

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