Podemos se pliega a Sánchez: no estorbará su apuesta por liderar un cargo internacional
Conversaciones entre dirigentes de Podemos y miembros de la Moncloa revelan el ‘plan b’ de Sánchez. Los morados evitan generar ruido con la OTAN y Melilla
Los dirigentes de Podemos debaten internamente sobre el futuro de Pedro Sánchez. Conversaciones entre miembros del partido morado y otros cargos de la Moncloa revelan que el plan b del socialista de liderar un organismo internacional si no le salen los números de aquí al próximo año es «una realidad». El escenario que barajan en Podemos es el siguiente: «Sánchez está pensando en dejar el Gobierno poco antes de que se acabe la legislatura. Mira a la Unión Europea y también a la OTAN. Por eso Podemos no puede generar ruido durante la cumbre, aunque haya ocurrido lo de Melilla», explica un cargo del partido de Ione Belarra e Irene Montero.
El silencio de la ministra de Igualdad el pasado lunes, tan solo cuatro días después de la tragedia en la valla de Melilla que provocó la muerte de más de 30 inmigrantes, fue atronador. Casi todos en Podemos sostienen que el mensaje fue muy duro para la cúpula morada. La prueba de ello es que Pablo Iglesias intervino por la noche en la tertulia de la Cadena SER con un tono más duro de lo habitual. Hasta habló de «indecencia» con respecto a lo ocurrido. Solo unas pocas fuentes creen que el silencio de Montero sirvió para demostrar que Podemos no comparte la misma línea marcada por la Moncloa, de la que, cabe señalarlo, los morados se han desmarcado solo con el envío de armas a Ucrania.
La cuestión es que la cúpula morada asume la «importancia» de la cumbre de la OTAN para Sánchez, como adelantó este diario. Así lo explicaron los pocos emisarios que quedan entre los dos sectores, cuyos mensajes llegan a veces a la corte de Yolanda Díaz, y otras a la de Belarra. Desde hace semanas, Podemos sabe que no puede dar pasos en falso. Aunque promovió la marcha anti-OTAN del domingo, ningún ministro ni alto cargo acudió a ella, como adelantó THE OBJECTIVE. El único que sí lo hizo fue Enrique Santiago, pero en nombre del Partido Comunista de España, que afronta un tenso congreso dentro de pocos días.
Realpolitik en Podemos
La cuestión es que Podemos no tiene ninguna intención de salir del Ejecutivo. «Fuera hace mucho frío», ironizan los compañeros de Izquierda Unida. Y para que la legislatura no salte por los aires, tienen constantemente que hacer un ejercicio de realpolitik. Este se concreta en tener paciencia y evitar romper la baraja. Aunque la dirección de Podemos sabe perfectamente que Sánchez está planeando su salida si recibe una oferta tentadora de alguna institución europea o atlántica. La clave es que ya percibe que la aritmética parlamentaria no le permitirá revalidar el Ejecutivo.
La hoja de ruta que en Podemos manejan sobre el futuro del presidente es la siguiente: «Las elecciones en Andalucía han sido un punto de inflexión. Pero Sánchez no se puede permitir convocar un superdomingo electoral con las autonómicas de mayo. Quiere esperar; dejar que los pocos barones críticos que quedan pierdan sus feudos, y promover a los suyos. Así dejará el partido controlado y podrá irse tranquilamente», vaticinan los morados. La obsesión de Sánchez al respecto es «cargarse» a figuras como los presidentes Lambán y Page.
La diplomacia y el «amigo» americano
La información que maneja Podemos no se limita a la intuición de sus altos cargos, sino que las fuentes consultadas revelan conversaciones con miembros activos en la Moncloa. En estas conversaciones trasciende el interés del presidente del Gobierno por ganarse la «amistad» del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Todas las cesiones de estas semanas confluyen, según las fuentes de Podemos, en la apuesta de Sánchez por salir de España sin sufrir una derrota electoral, si así lo detectan todas las encuestas.
Cabe señalar que incluso en ambientes diplomáticos está circulando la información. Podemos tiene buenas relaciones con algunas embajadas, incluso con la rusa a pesar del conflicto con Ucrania. Y en los encuentros que algunos dirigentes mantienen con los representantes diplomáticos también se menciona el plan del presidente del Gobierno de buscar un paradero si la suma electoral no sale adelante.
En esos círculos se menciona más la Comisión Europea que la OTAN, donde otros mandatarios europeos también han sonado como relevos del actual presidente Jens Stoltenberg, que termina su mandato a finales del próximo año. El encaje sería perfecto para Sánchez, porque además de llegar hasta los últimos meses de la legislatura, confiando en una recuperación económica que podría cambiar todas las cartas sobre la mesa, también se permitiría cerrar el semestre europeo que liderará España y que ofrecerá a Sánchez un importantísimo escaparate internacional, además de enormes oportunidades para negociar con otros países su futuro a cambio de otros favores. Todo, en definitiva, encaja.
Un plan de diciembre
Además del giro diplomático con Marruecos por el Sáhara Occidental, el Gobierno ha convertido a Estados Unidos en su principal partner comercial de gas. Los ministros de Sánchez también han tenido que asumir un acuerdo con EEUU para la llegada de inmigrantes de América Latina, y durante la cumbre de la OTAN se ha concretado el acuerdo por el que EEUU sube a seis los destructores desplegados en la base de Rota. Podemos ha callado ante todas estas decisiones, aunque el silencio más doloroso fue quizás el del pasado lunes ante la tragedia de Melilla, y el rechazo de los socialistas de exigir a Marruecos una investigación sobre lo ocurrido.
Algunas fuentes sostienen que Sánchez piensa en su futuro fuera del Gobierno de España ya desde «el pasado diciembre». El esquema que estaría barajando el líder socialista pasa por ofrecer el «relato» de que deja el país siendo gobernante, para ofrecer «una imagen de compromiso con la UE o la OTAN». «Un presidente europeísta que deja el Ejecutivo y no está pegado al sillón», detallan. La única diferencia, admiten en Podemos, es que en un primer momento Sánchez planificaba su salida para la siguiente legislatura. Pero que después de la caída de Pablo Casado y la «luna de miel» de Alberto Núñez Feijóo este proyecto podría adelantarse.
En el trasfondo se halla la capacidad electoral de Yolanda Díaz. En parte, todo depende de ella. Si Díaz no puede revalidar los 35 escaños de Pablo Iglesias en 2019, será casi imposible sumar con los nacionalistas para investir otro gobierno rojo-morado. Y tanto en el cuartel morado como en la Moncloa, y hasta en los ministerios socialistas, son cada vez más las voces que apuntan a ese «bluf» de la gallega. El último en pronunciarse al respecto fue el histórico dirigente Alfonso Guerra. Pero como él ya muchos piensan lo mismo en el partido de Sánchez.