La líder del sindicato decano de la Policía: «La reforma de la sedición anula nuestro trabajo»
La secretaria general del SUP concede una entrevista a TO horas antes de la protesta policial en la que exigirán equiparar sus pensiones con los mossos
A las puertas de que miles de policías y guardias civiles se manifiesten este sábado en las calles de Madrid por la consecución de una jubilación justa, equiparada con la de los cuerpos autonómicos, cuyos agentes cobran hasta 600 euros más en sus pensiones que los estatales, la líder del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Mónica Gracia, organización decana en el Cuerpo y convocante de la protesta junto a la Agrupación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), concede una entrevista a THE OBJECTIVE.
Pero no solo hablará a lo largo de esta conversación de lo que el sindicato que dirige desde hace nueve años quiere conseguir este fin de semana. Esta subinspectora, que ha desarrollado gran parte de su carrera en Cataluña, recuerda la situación «insostenible» que viven sus compañeros en esta comunidad autónoma desde la escalada independentista; y cómo la reforma del delito de sedición del Gobierno ha echado por tierra, cinco años después, todo el trabajo policial. «¿Para qué pusieron en riesgo sus vidas miles de agentes, si luego les damos lo que piden? Sánchez ha reconocido que no pasó nada en Cataluña», critica Gracia.
También se refiere a la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, mas conocida como ley mordaza. No dudarán en salir de nuevo a la calle si el Ejecutivo logra sacarla adelante, pese a que lleva meses estancada en el Congreso de los Diputados. Menos reformas y más medios humanos, insiste la secretaria general. Así lo ha evidenciado la tragedia en la valla de Melilla: «Es urgente crear una plantilla exclusiva de agentes en las fronteras de las ciudades autónomas. No podemos hacer frente a esa violencia».
A nivel interno, en el terreno sindical, Gracia también muestra preocupación por la deriva de odio que se ha gestado entre algunas formaciones. Tanto que incluso, según afirma, hay delegados en comisarías que no se hablan por pertenecer a organizaciones policiales distintas. «Es importante que nos volvamos a unir. Las discrepancias entre nosotros no llevan a ningún sitio. El objetivo es ir en contra de la Administración para que reconozca nuestros derechos», asegura.
«La callada por respuesta»
P. Apenas faltan unas horas para la manifestación en Madrid por una jubilación justa. ¿Cuál es la sensación? ¿Tendrá una gran acogida?
R. Por ahora, tenemos buenas vibraciones. Se están apuntado compañeros de toda la geografía española. El termómetro está alto. Sabemos que es un esfuerzo grande. Nos gustaría pedir a la sociedad que venga, porque esto no solo nos afecta a nosotros, también a los ciudadanos si quieren tener una España segura. Lo que no puede ser es que quien debe garantizarla no la tenga. Queremos trabajar en las mismas condiciones que el resto de operadores de la seguridad pública.
P. ¿Ha habido algún acercamiento por parte del Ministerio del Interior?
R. La callada por respuesta. No nos sorprende. No respondieron a las cartas ni el presidente del Gobierno, ni el ministro, ni los directores de Policía y Guardia Civil. Es una falta grave hacia las dos organizaciones que aglutinan al mayor numero de afiliados de Policía y Guardia Civil.
P. ¿Esperaban que se sumasen más sindicatos policiales a la protesta?
R. Por ahora, participarán también el Sindicato Profesional de Policía (SPP), Equiparación Ya (EYA) y la Unión de Guardias Civiles. Esto nos afecta a todos, a todos los efectivos. Nosotros queremos sumar, y ya lo demostramos con el acuerdo de la equiparación salarial. Nos sorprende que ante un tema tan importante como es la jubilación de todo el colectivo no se sumen más organizaciones, la convocatoria esta abierta. No pedimos dinero. Todo lo sufragamos nosotros. Están a tiempo. Ojalá se sumen. Tendrán que dar explicaciones a sus afiliados de por qué no lo hacen. No sé si es porque no quieren ganar beneficios para los policías, porque tienen algún otro interés o porque lo convocamos nosotros.
P. ¿Cuánto supondría para las arcas esta equiparación en las jubilaciones?
R. Es complicado saberlo. Depende de la situación de cada compañero. Pero estamos trabajando en ello por si llegamos a esa mesa de negociación. Ya no es cuestión de montante económico, sino de voluntad política, porque a los Mossos d’Esquadra se lo incluyeron en los Presupuestos Generales del Estado de 2022. Dinero hay, otra cosa es si este gobierno quiere que seamos policías de tercera o no. Es un derecho que nos merecemos como el resto de los policías.
P. ¿Están dispuestos a llegar a un acuerdo intermedio con el Gobierno para la equiparación? La situación económica actual es complicada…
R. La jubilación no se puede disgregar. Podríamos acordar que se haga en varios años, eso sí. Es sencillo, o nos dan la jubilación anticipada con los índices correctores o no nos la dan. Es imposible de partir. Sí estamos abiertos a trabajar y valorar lo que se pueda hacer, por ejemplo, en 2023. No vivimos ajenos a la sociedad. Hay una situación económica compleja, una guerra… Lo que queremos es que el Gobierno reconozca nuestro derecho por tener una profesión de riesgo, y eso conlleva esos índices. Queremos que haya un compromiso con la Policía y la Guardia Civil.
«La reforma pone en duda nuestro trabajo»
P. Ha pasado casi un año desde que salieron a las calles por los cambios que se querían hacer en la Ley de Seguridad Ciudadana. ¿Se reformará finalmente?
R. Lo que sabemos a través de algún diputado es que hay algún artículo con el que no se ponen de acuerdo. En cualquier caso, la posición del sindicato es la misma. Pedimos que se paralice. No sé si las presiones con las movilizaciones han tenido su efecto, o trabajan en la trastienda y nos sorprenderán. La reforma supone una indefensión jurídica total para los agentes. Traslados en dos horas, grabaciones a los agentes, prohibición de usar material antidisturbios… La ley solo pone en tela de juicio el trabajo de la Policía. No vamos a permitir que seamos una moneda de cambio para que nadie siga gobernando
P. El uso de pelotas de goma es una cuestión delicada. Según han publicado algunos medios, el PSOE se ha quedado solo defendiendo su uso. ¿Podrían emplearse medios menos lesivos?
R. El policía no usa las pelotas de forma indiscriminada. Siempre hay una progresión de medios en relación con la amenaza. Las Unidades de Intervención Policial (UIP) están super preparadas, y se demuestra en los partidos de futbol. En los eventos deportivos los compañeros han realizado intervenciones magistrales, y se saldan con muy pocos incidentes. Se pone en duda nuestra labor, pero hay que tener claro que la Policía Nacional es una de las mejor valoradas. No somos unos descerebrados.
P. Es su tercera legislatura como secretaria general del SUP. Usted fue la primera mujer que lideró un sindicato policial. Y en el caso de la Policía, sigue siendo así. ¿Eran necesarias las medidas que ha puesto en marcha el Ministerio para facilitar el acceso de la mujer a la Policía?
R. La eliminación de la estatura mínima ha sido controvertida. Nosotros diferenciamos dos cosas. Por un lado, la actuación de grupos especializados y, por otro, el día a día. Siempre hemos defendido que había una discriminación con la mujer. Elaboramos un estudio de la estatura media de las mujeres y de los hombres. Y para nuestra sorpresa, la media de la estatura de la mujer había bajado de 1,60 metros. Si pides una estatura por encima de la media nacional, genera un agravio. Pedíamos que disminuyese, no que se eliminase. Se ha dado un paso más y se ha eliminado. Lo vemos bien, siempre y cuando ciertas unidades como la UIP o el GEO mantengan una estatura mínima.
P. En el GEO se intentaron flexibilizar los requisitos, pero finalmente se echaron atrás. ¿Creen que es necesaria la incorporación de la mujer a esta unidad de élite?
R. Nosotros creemos que se tienen que flexibilizar. Si los requisitos que ponemos son inalcanzables, estamos prohibiendo que pueda entrar una mujer. Hay que reformular las condiciones de acceso. Pruebas objetivas que no solo puedan realizar mujeres, sino también hombres.
P. Usted ha desarrollado gran parte de su carrera en Cataluña. Imagino que conocerá de cerca cómo es su día a día. ¿Ha mejorado la situación de los agentes tras la deriva secesionista?
R. La situación de los policías en Cataluña es insostenible. El peor momento social de la Policía en Cataluña. El Gobierno no se entera. Si no se ha roto España, ha sido por la actuación de la Policía. Es necesario que se reconozca como Zona de Especial Singularidad. Allí somos rechazados por llevar un uniforme, somos represores. O el Gobierno toma medidas, a nivel económico, o las plantillas se vaciarán. Ahora es un destino de castigo. Van todos obligados. O buscamos fórmulas en las que los compañeros puedan compensar estos agravios o seguirá así.
Con este escenario es complicado trabajar. Nosotros -la Policía- estamos en Información, Extranjería… Unidades donde necesitas tiempo para conocer la gente, para infiltrarte en grupos… y eso solo te lo dan los años y la confianza. Ahora los grupos son desmantelados continuamente. Cuando los agentes conocen la dinámica del trabajo se marchan. Estamos viviendo la misma situación que en el País Vasco hace unos años. Los agentes no pueden tender el uniforme en el tendedero, tienen que ocultar a sus hijos que son policías…
«El Gobierno ha reconocido que no pasó nada en Cataluña»
P. El Gobierno ha pactado con ERC reformar el delito de sedición a raíz de todo lo que ocurrió en Cataluña. ¿Cómo ha sentado esto en la Policía?
R. Los agentes están perplejos, atónitos. Para nosotros es reconocer que no pasa nada en Cataluña. Anula todo nuestro trabajo en 2017. Los policías piensan: ¿Para qué pusimos en riesgo nuestra vida esos días? Tenemos a un compañero jubilado, le destruyeron la vida con 30 años, y no va a poder ser nunca más lo que era: policía. ¿Ahora les damos estas licencias? Hombre, por favor. Para nosotros es muy ingrato. Te cuestionas incluso tu labor policial. Tenemos claro que estamos para velar por la seguridad, pero si ponen la tuya en peligro…
P. ¿Quién miente y quien dice la verdad en la tragedia de Melilla?
R. No lo sé. Si lo supiera, le aseguro que lo contaría en una rueda de prensa. Pero lo que no debemos olvidar es que la inmigración es un problema europeo, y Ceuta y Melilla son la frontera sur. Por lo que nos trasladan, los inmigrantes venían con tuercas, clavos… preparados para que hubiera violencia. Lo primero que se debe hacer es poner la alarma en toda Europa porque no somos capaces de crear una convivencia social.
Por otro lado, lo que nos preocupan son las condiciones de los compañeros. En el Congreso del SUP en Melilla vimos cómo los agentes vigilan la valla en condiciones ínfimas, sin apenas medios. Y que la mayor parte de la jefatura está en la frontera y muchas veces no está pendiente de lo que ocurre en la ciudad. ¿Qué pasa si hay una reyerta? Se sacan los vehículos porque pueden estar en dos partes. Urge más que nunca crear un catálogo exclusivo de puestos en la frontera, al margen de las jefaturas de las ciudades autónomas.
P. ¿Debería haber dimitido el ministro después de haber sido desmentido incluso por el Defensor del Pueblo?
R. Si algo he aprendido en todos estos años, es que aquí no dimite nadie.
P. ¿Cómo valora la gestión del ministro al frente de Interior?
R. Lo peor de su gestión es que no hay gestión. Una época de inmobilismo total. Cuando hay voluntad, puedes estar de acuerdo o no. Pero eso no ocurre cuando no tienes ni opción de buscar esa negociación. En los cinco años que lleva en el Ministerio se ha reunido con nosotros en una ocasión. Del secretario de estado de Seguridad, Rafael Pérez, sabemos lo mismo. Normalmente es el que está más cerca de los cuerpos, pero no se le ve, ni se le conoce.
P. Los resultados en las últimas elecciones al Consejo de la Policía supusieron un duro varapalo para el SUP. ¿Creen en la remontada?
R. Lo que esperamos es que el compañero se dé cuenta de quién hace un trabajo serio y riguroso. Sabemos que lo que ocurrió en los últimos comicios fue un castigo por el tema de la equiparación, pero me gustaría recalcar que si no hubiésemos firmado ese acuerdo, no tendríamos hoy los 600 euros que tenemos en el bolsillo. Hubo quien, de manera muy triste, intentó hacernos responsables de que no se consiguieran ciertos logros.
Nuestro objetivo es ir en contra de la Administración para que reconozcan nuestros derechos. El colectivo debe analizar qué objetivos se han conseguido… Es importante reflexionar para que se se terminen las discrepancias entre los sindicatos porque no conducen nada. En la plataforma por la España Insegura, para la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, estábamos todos, menos uno. Hacemos todos una cosa, y al rato, le cambian el título y ellos hacen otra.
«Me han llamado puta»
P. Desde fuera, se percibe una guerra abierta entre los sindicatos policiales. ¿Es así?
R. Sí, pero es importante que nos volvamos a unir. Es muy triste. En las propias comisarías hay delegados que no se hablan entre ellos por ser de distintos sindicatos. Eso no ha ocurrido nunca. Hay que valorar si los nuevos actores que han llegado han sido un foco de ruptura. Nosotros hemos tendido la mano siempre. Eso sí, cuando no se nos engaña.
Se han hecho descalificaciones muy graves. Aquí todos tenemos familia. Me han llamado puta, se han cagado en mi madre, han quemado fotos mías, se me han hecho escraches en la entrada del recinto policial, se me ha puesto una polla en un cartel electoral en una comisaría. Lo he denunciado todo, pero no ha pasado nada. Hay lineas rojas que se pasaron hace cuatro años, en las últimas elecciones. Nosotros hemos aprendido que hicimos cosas mal, pero jamás pasaremos por ahí.
P. ¿Se han radicalizado algunos sindicatos con el auge de la extrema derecha?
R. Yo solo puedo hablar del SUP. En mi vida he dicho ni diré a quien voto. Aquí hay de todo. En el SUP, ni escribimos al dictado de políticos, ni nos van a comprar. Cada uno puede tener la ideología que quiera, pero si te encuentras ante un gobierno que no te escucha, pues hay descontento. La Policía es profesional y le da igual quién gobierne. Ha habido descontento con gobiernos de derechas y de izquierdas. El sindicado está por encima de la política. Lo que sean los otros sindicatos no lo sé. Con mi casa tengo bastante. Hay rumores sobre ciertas tendencias políticas en algunos sindicatos, pero yo no debo pronunciarme sobre eso.